¡Y de dónde eres tú?
Por Isabel Martins, publicado el 22 de marzo de 2023Los gentilicios se utilizan principalmente para identificar a las personas originarias o residentes de un lugar determinado: país, región, distrito… La formación de los gentilicios puede tener una base léxica, es decir, se derivan de una palabra. Estos se forman a partir de nombres de animales, frutas, colores o cualquier otra palabra que esté asociada con el lugar. Por ejemplo, Funchal, la capital de la isla Madeira en Portugal, proviene de funcho, ‘hinojo’ en portugués. También, los gentilicios pueden tener una base etimológica: se pueden formar a partir de la raíz o nombre original del lugar, por ejemplo, español se deriva de Hispania, nombre que los romanos le dieron a la península conquistada por ellos.
Algunos gentilicios con el tiempo han caído en desuso o han sido reemplazados por otros términos. Algunos ejemplos de desuso son cartagenero para referirse a alguien originario de Cartagena (España), frisón, de Friesland (Países Bajos), o lusitano, de Portugal. Un caso emblemático de desplazamiento léxico se da con el gentilicio peruano en vez de perulero y peruviano.
Con todo, los gentilicios han sido estudiados por los lingüistas y por especialistas en el área de las ciencias sociales. Estos han explorado la diversidad lingüística y cómo los gentilicios reflejan las diferencias culturales y regionales. Por ejemplo, ponen de relevancia rasgos de identidad, ya que sirven para identificar la existencia de grupos sociales diferenciados: en el habla de los limeños, se pueden encontrar frases como Ojo, soy miraflorino, no sanisidrino, como forma de distinción (Lovón y Garay, «Las denominaciones de los lugareños de Lima Metropolitana y el Callao: gentilicios y lexicografía»).
Otros gentilicios también tienen un uso cotidiano y sirven para calificar, bien sea positiva o negativamente, a los otros. Por ejemplo, a los costarricenses se les llama ticos, y a los estadounidenses, gringos. Al respecto, es curiosa la evolución en el uso del gentilicio veneco. Inicialmente tuvo una carga negativa porque un vicepresidente de Colombia la utilizó para referirse a los venezolanos durante un acto de entrega de viviendas: «Las casas son para la población desplazada pero que viva en Tibú, no vayan a dejar meter aquí a los ‘venecos’, por nada del mundo, esto no es para los ‘venecos’» («Venezuela asegura que ‘ofensas’ de vicepresidente colombiano infringe tratados», La Vanguardia, 11/02/2017). También, este término se usa para referirse a los hijos de colombianos que nacieron en Venezuela a partir de los años 70. Curiosamente, debido al masivo flujo migratorio de los venezolanos en los últimos años, actualmente el gentilicio veneco está bastante generalizado entre los propios venezolanos y es cada vez más aceptado para referirse a su condición de desplazados. Aunque también, muchas veces, es usado de manera peyorativa por los nacionales de los países a donde llegan.
No queremos finalizar sin recordar que los gentilicios deben escribirse con minúscula, excepto cuando formen parte de un título o nombre propio. Insistimos en esta norma tan básica porque últimamente sobre todo en las redes sociales es muy frecuente encontrar los gentilicios con inicial mayúscula. Este fenómeno podría explicarse teniendo en cuenta algunos usos de tipo expresivo o estilístico propios de algunos mensajes publicitarios; sin embargo, «no deben extenderse, en ningún caso, a otro tipo de escritos» (Diccionario panhispánico de dudas, 2005).
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