09

Dic

2011

Karent Urízar González

Por Julio Talledo. 09 diciembre, 2011.

“Adviento” proviene del latín “ad- venio”, ‘llegar’, término de donde se forma “adventus Redemptoris”, la ‘venida del Redentor’, celebración que empieza cuatro semanas antes de Navidad.

En el Breviario encontramos exhortaciones a adorar “al Rey que viene, al Señor que se acerca”, por lo que la Iglesia y los fieles nos preparamos en “vela” (del latín “vigilare”), “vigilantes”  para su llegada. Esta espera se concreta en el Tiempo de Adviento. El Catecismo explica: “al celebrarlo la Iglesia actualiza esta espera del Mesías: participando en la larga preparación de la primera venida del Salvador, los fieles renuevan el ardiente deseo de su segunda venida”.

El inicio del Adviento coincide con el del año litúrgico y, por tradición, en las iglesias y en muchas casas se enciende, cada domingo, una vela de la corona de adviento y se reza en familia.

Esta corona tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para representar el fuego del dios sol, a fin de que regrese con su luz y calor. Para enseñar la fe católica a los paganos, los primeros misioneros aprovecharon esta tradición, simbolizando que, después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo, como las velas de la corona.

La corona de adviento tiene muchos símbolos: es circular, ya que representa la eternidad del amor de Dios, sin principio ni fin; es de ramas verdes (originalmente de hojas de árbol perenne) que simbolizaban la persistencia y esperanza de la vida; tres velas que suelen ser moradas como el color de las vestiduras del sacerdote a lo largo del periodo de adviento, símbolo de la profundización espiritual y preparación en este tiempo, y la cuarta de color rosado para indicar la cercanía de la Navidad. Esta última se enciende en la misa del Domingo Gaudete (domingo de “regocijo” que es el tercer domingo de adviento), llamado así por la primera palabra del canto introductorio de la Misa, celebrado en el Vaticano como el más importante y alegre porque “el Señor está ahora aquí y al alcance de la mano”.

Algunos ponen una quinta vela, más grande y blanca, que encienden en Navidad. Otra tradición es hacer un calendario de adviento, con un dulce para cada día, ayudando a los más pequeños a saber cuándo es Navidad.

Docente.

Facultad de Humanidades.

Universidad de Piura.

Artículo publicado en el diario Correo (edición Piura), domingo 4 de diciembre de 2011.

 

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