Este sustantivo de origen francés ha ganado terreno en la prensa peruana.

Por Shirley Cortez González. 18 octubre, 2012.

Una mala cara, una espalda, una incomodidad evidente… Los periodistas no perdieron la oportunidad de registrar el hecho y de preguntarle: “Presidente, ¿qué nos puede decir del impasse que tuvo con su esposa?” A lo que este respondió, riéndose: “¿Impasse? ¿Cuál impasse? “

Este sustantivo de origen francés ha ganado terreno en la prensa peruana, y en la “noticia” en cuestión no fueron pocos los diarios que hicieron eco de esa palabra para señalar lo que había sucedido. Sin embargo, el significado que se le atribuye a este sustantivo, en esta situación (y en otras), no coincide con el que los diccionarios consignan. Así, el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD) lo define como ‘situación de difícil o imposible resolución, o en la que no se produce ningún avance’. Añade, además, que en ocasiones se emplea equivocadamente por “compás de espera”, que significa ‘detención temporal de un asunto’, o sea, una pausa, interrupción, tregua. Por último, la Academia recomienda prescindir de esta palabra por existir en español equivalentes como “punto muerto” o “callejón sin salida”.

¿Podrían aplicarse estas dos acepciones o los términos castellanos equivalentes a lo que ocurrió entre el Presidente y su esposa? La respuesta es, a todas luces, no. Otros titulares nacionales tampoco lo usan correctamente: “Piden calma tras impasse con Chile por minas antipersonales”, “Galliquio podría ser sancionado por impasse en Costa Rica”; “Esposo de Angie Jibaja molesto por impase”. Aunque al ser extranjerismo su uso debería marcarse con comillas, suele escribirse sin ellas y muchas veces con una sola ese, es decir, la palabra está tratando de camuflarse en la lengua española, por lo que no sería raro que dentro de un tiempo aparezca ya en los diccionarios.

Esta innovación periodística se debe, quizá, al desconocimiento de la traducción correcta al español, o quizá al afán de sonar más culto, refinado o, inclusive, eufemístico, es decir, tratando de atenuar la fuerza que podría tener una palabra. Lo cierto es que este uso muestra una ampliación del significado de esta palabra, generalizándolo a cualquier problema u obstáculo, despojándola de su característica principal: su difícil o imposible resolución.

En el caso del “impasse” presidencial, que seguramente se resolvió sin tanta dificultad, podría haberse preguntado directamente: ¿qué nos puede decir del “inconveniente”/ del “problema(-ita)”/ del “roce”/ del “momento incómodo” que tuvo con su esposa?

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