03

Nov

2015

In Memoriam

La llegada y partida del Ruso

En 1993 Nikolai Ezerskii llegó al Perú, con su esposa Lyudmyla y su hija Irina. Y se quedó en Piura, sirviéndola y amándola, hasta su muerte, el 27 de octubre.

Por Elena Belletich. 03 noviembre, 2015.

“Comenzaba la década de los 90, había caído el muro de Berlín y estaba en franca desintegración la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)… cuando nos llegó una comunicación del doctor Nikolai Ezerskii, con un breve CV, ofreciendo sus servicios profesionales a la Universidad de Piura”, recuerda el doctor Ignacio Benavent.
Nikolai
Recuerda bien la llegada de Nikolai. “En aquellos días necesitábamos en el Instituto de Hidráulica un profesional con su perfil. Eran momentos de gran incertidumbre en los nuevos países que emergían recuperando su sentido de nacionalidad. Nikolai y su esposa Lyudmyla pertenecían a sendas familias de Ukrania –Ukraína, según la pronunciación local”, expresa el doctor Benavent.
Detalla que Nikolai, ingeniero de la construcción, “con amplios conocimientos en ingeniería hidráulica y sanitaria, era hijo de un excelente ingeniero civil que había trabajado en la Gran Presa de Assuán cuya construcción se inició en  1956 y supuso, por su regulación de las aguas del río Nilo y la producción hidroeléctrica implementada, el comienzo de la modernidad para Egipto. Eran todavía relaciones incipientes entre los  países de la Europa oriental y el Occidente.  Finalmente, me puse en contacto telefónico con él… llegamos a un acuerdo con bastante rapidez y en unos meses, estuvieron en Piura”.
De Ortodoxo a Católico
Fue ‘Nacho’ quien lo recogió en el aeropuerto. “Se mostró como siempre fue después: alegre, buen compañero, trabajador; sentimental, como buen ruso, interesado por las cosas de uno y de todos. En fin, un hombre bueno. Entró en contacto con el P. Vicente Pazos a quien tenía una estima especial.  Fruto de este trato sacerdotal Nikolai, Lyudmyla e Irina, pertenecientes a la Iglesia Ortodoxa de Ucrania pasaron a pertenecer a la Iglesia Católica, tras una ceremonia realizada en la capilla de la UDEP. Fue algo sencillo, emotivo, muy bonito”, recuerda el doctor Benavent.
En palabras de Nikolai (2009): “Bautizado ortodoxo. Hoy católico. Sigo siendo cristiano. Como dijo el Papa Juan Pablo II: católicos y ortodoxos son dos pulmones de una misma Iglesia” y así se mantuvo: cristiano fidelísimo a Dios y con una gran devoción a la Virgen.
Precisamente uno de los logros personales que mayor satisfacción le dio fue traer a Piura (desde Ucrania, su tierra natal), luego de tantas dificultades y contratiempos, sufridos durante siete días, un gran ícono de la Santísima Virgen “Sedes Sapientiae“, regalo del  Papa San Juan Pablo II a las universidades. Era el 18 de setiembre del 2001. Este hito convirtió a la Universidad de Piura en la primera de Latinoamérica en acoger esta imagen que debía recorrer las diócesis del mundo. Una delegación importante, presidida por el Arzobispo de Piura, la recibió en el Aeropuerto. Durante una semana, la imagen presidió las celebraciones por el Jubileo universitario, y otras académicas, realizadas en la UDEP.
Otro detalle que narra el Ignacio Benavent es la amistad que surgió entre Nikolai y el Gran Canciller de la Universidad, Mons. Javier Echevarría, cuando el Prelado visitó la UDEP (1996): “Rápidamente se consagró una bonita amistad entre ellos que dio lugar a un sentido intercambio de correspondencia”, refiere.
Un experto en Piura
Desde su llegada, en 1993, trabajó en el Instituto de Hidráulica, Hidrología e Ingeniería Sanitaria de la Universidad, como investigador y profesor de la Facultad de Ingeniería, experto en Ingeniería sanitaria y ambiental; también en Hidráulica e Hidrología.
El actual director del Instituto, Dr. Jorge Reyes, resume así los aportes del doctor Ezerskii a Piura, al país: “Participó en numerosos proyectos de abastecimiento de agua y alcantarillado para poblaciones rurales, tales como Chalaco, Vice, Lancones, etc. Incluso esas experiencias las plasmó en un libro de abastecimiento de agua para poblaciones rurales”.
Uno de sus anhelos más grandes, nos dijo el doctor Ezerskii, era: “ver que mis conocimientos sirven para el desarrollo de problemática importante de agua y saneamiento de Piura, el norte del Perú: costa y sierra”. Le preocupaban mucho las zonas de la región con mayores carencias de agua. Al respecto, el doctor Jorge Reyes dice: “Ha dejado planteamientos específicos para solucionar el problema de abastecimiento de agua de Talara, El Alto y Máncora que son poblaciones que sufren mucho este problema. Siempre tuvo la inquietud de hacer sus proyectos multidisciplinarios, por ejemplo, dirigió programas de abastecimiento de agua, utilizando energía solar, en trabajo conjunto con el Departamento de Mecánica de la UDEP”.
También dirigió proyectos de acción social con los estudiantes de Ingeniería y otras facultades, como los campamentos de trabajo desarrollados para colaborar con la comunidad de Querecotillo.
Una férrea lucha
“En agosto del año 2014, se le detectó un tumor cancerígeno que le afectaba el hígado y páncreas. Su notable espíritu de lucha se puso en pie. Aguantó un auténtico record de tratamiento Quimioterapéutico. Siempre que logré verlo el ánimo era grande y el humor también. . . hasta que el Señor le dijo basta y se lo llevó a su lado”, comenta Ignacio Benavent.
En la Universidad de Piura y en todos cuanto lo conocieron de una u otra forma (como colega, estudiantes, amigos, asesorados; y, sobre todo, para su esposa e hijos) y disfrutaron de su amistad y cariño, el ejemplo de Nikolai, la fortaleza extraordinaria con la que afrontó la enfermedad; su alegría y buen humor que lo acompañaron siempre; y esa fe inquebrantable marcarán una meta  a seguir; un ejemplo. Baste recordar su entusiasmo en las “celebraciones de cumpleaños, los chistes, la repartición de besos volados, la organización para repartir la torta, su preocupación constante por los demás… También, cómo impulsaba la confección del ‘Nacimiento’ en Hidráulica…. Las bombas, el crecimiento de los arroces… ¡Gracias Nikolai, por acrecentarnos el espíritu navideño, que vivías intensamente!”, expresa Jorge Reyes.

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