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Jun

2018

Hoy en día, nuestros hijos saben o han escuchado de casi todo, gracias a la Internet. Entonces, “¿de qué sirven hoy los profesores?, pregunta Umberto Eco. Él dice que esto es una verdad a medias.

Por Jaime Ancajima. 05 junio, 2018.

La tarea de los docentes hoy en día es muy grande. Deben lidiar con alumnos que desean ver, oír, sentir y ser motivados con imágenes, sonidos, colores y todo lo que encuentran en la Internet; de no ser así, se aburren, no atienden o no les llama la atención.

El profesor italiano de semiótica, Umberto Eco, declaró en una entrevista, al diario La Nación de Argentina, que un estudiante en una clase le preguntó a su profesor: “Disculpe, pero en la época de la Internet, ¿para qué sirven los profesores?”.

Hace treinta años, cuando no existía la Internet, los profesores transmitían básicamente más información que formación. Luego, con la aparición de la TV, del cine y de la radio, esa información era absorbida por los niños en la esfera de la vida extraescolar.

Hoy en día, nuestros hijos saben o han escuchado de casi todo, gracias a la Internet. Entonces, “¿de qué sirven hoy los profesores?, pregunta Umberto Eco. Él dice que esto es una verdad a medias. Sostiene que lo que hace una buena clase no es trasmitir datos, sino hacer que se establezca un diálogo constante, una confrontación de opiniones, una discusión sobre lo que se aprende en la escuela y lo que viene de afuera.

Si bien los medios de difusión masiva nos permiten enterarnos sobre huelgas, conflictos y demás sucesos en tiempo real, es tarea primordial de los profesores en las escuelas discutir sobre lo que estos difunden, la manera en que lo transmiten y, asimismo, evaluar el tono y la argumentación de lo que es publicado.

Finalmente, Eco explica que este alumno no le estaba diciendo al profesor que su rol era cuestionado, sino que la información que Internet pone a su disposición es inmensamente más amplia y profunda que aquella de la que dispone el profesor, pero que no le dice cómo buscar, filtrar, seleccionar, aceptar o rechazar toda esta información.

Nuestro rol como profesores no es desarrollar la memoria de nuestros alumnos almacenando solo información. Debemos enseñarles lo que vale la pena recordar; a reflexionar y evaluar lo leído y a discernir sobre la veracidad de la información.

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