Las guerras, pobreza y subdesarrollo siguen siendo las principales razones que fuerzan a las personas a huir de su país. En los últimos tiempos, los factores políticos, crisis ambientales y económicas han ampliado estas causales.

Por Susana Mosquera Monelos. 19 junio, 2020.

En el 2000, las Naciones Unidas aprobó la resolución que declaraba el 20 de junio como Día Mundial del Refugiado. En aquel momento, la crisis de refugiados era un problema fundamentalmente africano; pero, 20 años más tarde, todas las regiones del mundo pueden decir que conviven con este fenómeno.

Fuente: Acnur

Las guerras, la pobreza y el subdesarrollo siguen siendo las principales razones que fuerzan a las personas a huir de su país, aunque en los últimos tiempos los factores políticos, las crisis ambientales y económicas han ampliado las causales de refugio.

Actualmente, Acnur registra más de 70 millones de desplazados, de los que solo unos 26 millones han iniciado el proceso para alcanzar la condición de refugiados. De estos 26 millones, no todos lograrán la protección jurídica del estatus de refugiado; e incluso si lo hacen, el camino para hacerla efectiva será siempre un terreno complejo y plagado de obstáculos.

La situación de los venezolanos en Perú es buen ejemplo del tipo de problemas que enfrentan los desplazados. La autorización inicial de ingreso, bajo la aplicación de un permiso especial de permanencia temporal, pronto demostró los problemas y limitaciones que implicaban para el efectivo ejercicio de derechos básicos como la salud, educación y vivienda. El cambio posterior, reactivando la exigencia de presentar pasaportes y visados, tampoco resolvió la situación y evidenció la dificultad del Perú para aplicar, de forma sistemática, las obligaciones internacionales que asume en materia de derechos humanos.

El contexto de la pandemia que ahora vive el mundo ha servido para confirmar el dato ya conocido: la violación de los derechos humanos impacta siempre de forma mucho más dramática a los más vulnerables. La cadena de lesiones enlaza la condición de desplazado, con la situación económica, las garantías de salud, el derecho a la vivienda y con la limitación para acceder a una educación básica. Los niños de familias refugiadas tendrán que vivir un salto generacional para recuperar esos derechos humanos básicos.

Finalmente, lo más difícil es lograr el derecho esencial que marca la naturaleza de esta figura, el derecho al retorno. El refugiado no es un migrante voluntario. Vive desplazado por razones indirectas, y su interés en regresar al país de origen es una constante en todos los ejemplos históricos y recientes.

Muchos de los refugiados venezolanos desearían regresar a sus hogares, pero las últimas decisiones del presidente Maduro, en el contexto actual, suponen una directa violación de ese derecho, por lo que no deberían quedar exentas de responsabilidad internacional.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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