Premio Esteban Campodónico

2001 | Hna. María Estrella del Carmen Valcárcel (†)

2001 | Hna. María Estrella del Carmen Valcárcel (†)

La hermana María Estrella del Carmen Valcárcel, conocida entre los peruanos como Madre Covadonga, nació en Campomanes (España) en 1922 y desde 1974 tiene nacionalidad peruana. Su amplia trayectoria en favor de los grupos más necesitados, especialmente en Ayacucho -que fuera zona de emergencia- le ha valido reconocimientos en el Perú y el extranjero. En esos años, fundó la primera Escuela de Alfabetización y una biblioteca que atiende a unas 800 personas, entre otros.

Entre sus publicaciones, figuran “Situación del menor y la familia en la subregión Wari” (1992) y el Libro Informe Memoria Cotadena, una recopilación de 4 años como Coordinadora de Trabajo por los Derechos del Niño en Ayacucho, uno de cuyos éxitos fue la fundación de los Demunas (Defensoría Municipal del Niño y el Adolescente), incluso a nivel internacional.

Discurso

Discurso de bienvenida pronunciado por el Dr. Antonio Mabres, rector de la Universidad de Piura

Doctor Ralph Coti, director de la Fundación Clover y presidente del Consejo Directivo de los Premios Campodónico. 

Señora Cónsul de España. 

Señor congresista de la República. 

Señores miembros del Consejo Directivo y del Consejo Consultivo, miembros del jurado de esta séptima edición de los Premios Campodónico, ex premiados en versiones anteriores del Premio Campodónico. 

Señoras y señores. 

En la Universidad de Piura, recibimos con mucha satisfacción, como les acabo de decir y, aceptamos agradecidos la invitación que se nos hizo en 1994 de encargarnos de organizar y de llevar a cabo anualmente el otorgamiento de premios para ejecutar la voluntad del doctor Esteban Campodónico Figallo. Paralizamos las circunstancias, nos pareció todo un reto y por supuesto comprendíamos que requeríamos de la colaboración de mucha gente pero que valía la pena ponernos manos a la obra. 

Entonces y ahora, lo hemos visto como una ocasión espléndida de cumplir con la misión de promoción de labores en la sociedad que tiene la Universidad de Piura. Aunque, en este caso sea con una actividad distinta a la docencia e investigación que constituyen su labor principal, una actividad, por otra parte, sumamente grata premiar a quien se lo merece y quizás no han tenido todavía un estímulo y reconocimiento por su labor. 

El papel de la Universidad de Piura, por otra parte, era solo de facilitar, convocar el premio para recibir muchas propuestas, canalizar la colaboración desinteresada de los que aceptaron ser miembros de los sucesivos jurados anuales. El Consejo Consultivo fue pieza clave para hacer realidad estos cometidos, de los que se encargó buena parte la secretaría ejecutiva. 

Cada año, cuando nos reunimos en estas ceremonias tan entrañables para entregar estos premios surge espontánea la gratitud al doctor Esteban Campodónico, de cuya generosidad proviene todo y a la Fundación Clover por aquella invitación y por el trabajo tan bien coordinado de estos años. 

Sentimos incluso, más que al principio, la responsabilidad de continuar con este proyecto para seguir premiando a mucha gente que presta servicios o levantes a la sociedad peruana, a través de su trabajo individual o a las instituciones que atienden necesidades prioritarias haciendo que estos ejemplos sirvan de estímulo a muchos otros. 

En la ceremonia del año pasado correspondiente a la sexta edición de los Premios Campodónico tuvimos la satisfacción de presentar el primer libro recopilatorio de las historias humanas que merecieron este importante galardón durante los primeros 5 años. Buscábamos con ello llevar a muchos más el ejemplo de valores encarnados en personas e instituciones que están cerca nuestro, pero frecuentemente escondidos.  

La buena administración del fondo por parte de la Fundación Clover así como la austera y eficaz gestión de los premios se debe principalmente, a la desinteresada colaboración de muchas personas como son los miembros del Consejo Consultivo y los jurados anuales. Este año, el jurado ha tenido una dificultad adicional a la que siempre tiene con la labor de analizar tan buenas propuestas y escoger solo dos premiadas. Esta dificultad adicional ha sido la falta de tiempo por esto, quiero especialmente agradecer esta vez a los que han formado parte del jurado. 

Y, ahora saludamos con especial agrado a una de las premiadas, la licenciada Cecilia Pacheco y le pedimos disculpas por haber empezado hace solo unos minutos. A todos ellos, así como a la secretaría ejecutiva por su trabajo eficiente quiero expresar el agradecimiento de la Universidad de Piura, de manera especial, vayan nuestras felicitaciones a las flamantes ganadoras de los Premios Campodónico de este año: la hermana Covadonga y la licenciada Cecilia Pacheco quienes hoy son las protagonistas de este acto. Les deseamos os mejores éxitos de hoy en adelante y con el estímulo del premio sigan dando abundantes frutos, su trabajo y las grandes obras que han emprendido. 

Y también es justo agradecer y felicitar a quienes hicieron las propuestas de los candidatos ganadores, muchas gracias por haber acertado con estas propuestas y a todos los demás que han hecho propuestas muy buenas, aunque no han podido ganar. Ellos supieron valorar los méritos de cada uno de ellos sin duda por haberlo experimentado y admirado de modo más cercano y sintieron la responsabilidad de compartir esta grata experiencia canalizándola a través de la propuesta a los Premios Campodónico. 

Finalmente queremos afirmar, en esta oportunidad, nuestra voluntad de continuar junto a la Fundación Clover cumpliendo con el honroso encargo de hacer realidad la voluntad del doctor Esteban Campodónico y lo hacemos con el deseo ilusionado de convocar a muchas más instituciones de todos los rincones de nuestra patria para que participen haciendo propuestas de modo que su generosidad fructifique en más lugares. 

Muchas gracias. 

 Discurso de agradecimiento pronunciado por la Hna. María Estrella Del Carmen Valcárcel, “Madre Covadonga” - Premio Esteban Campodónico 2001

“Ya no sé cómo expresarme, ni si tampoco me dirijo a la digna mesa y voy a decir lo que está escrito porque es mucho, las emociones laten en mi corazón.  Como siempre digo, mis queridos hermanos en Cristo Jesús, en estos momentos tan importantes y trascendentes para mí y para mi Congregación y para Ayacucho donde llevo trabajando 30 años, me siento envuelta en un mar de sentimientos y de ideas que quisiera plasmar ahora, pero comprendo que es más que imposible. Por eso, voy a dejar que hable como siempre mi corazón antes que mi mente.

 

Ante todo mi más profundo agradecimiento al director de la Fundación Clover, Ralph Coti; y al doctor Antonio Mabres, rector de la Universidad de Piura; y al  hermano que está al otro lado que me es difícil leer su nombre, por este premio que se han dignado en concederme Esteban Campodónico Figallo por Servicios Directos a la Sociedad.  Solo repetiría mil, mil, mil veces gracias.

 

Que Dios justo y  bueno les recompense, repito, mil y mil veces más. Este nuestro Dios justo y bueno sabe muy bien que este premio nunca lo hubiera recibido de no ser miembro de la Congregación de las Hermanas Misioneras Dominicas del Rosario y de no estar trabajando en Ayacucho, Perú. Por eso me siento contenta, feliz por las dos cosas que repito: ser misionera de las Dominicas del Rosario y la de sentirme ayacuchana de corazón.

 

Vivir y compartir con este pueblo ayacuchano noble, heroico y sufrido; y hoy con un gran deseo de superación y de avanzar siempre por las sendas de la verdad, de la bondad y respeto mutuo; valores que son el fundamento de la paz verdadera y auténtica y que con esta paz podemos forjar el progreso y desarrollo y bienestar de todo Ayacucho, es algo que no tengo palabras para expresarlo. Solo otra vez repetiría gracias, gracias Dios mío; gracias a mis queridos padres; gracias a don Esteban Campodónico; gracias a la Fundación Clover; gracias a la prestigiosa Universidad de Piura; gracias al doctor Raúl que nos conocemos de tiempo ¿no?, que tuvo a bien presentarme en este concurso; gracias a mis hermanas de la Congregación de Misioneras Dominicas; gracias a la Embajada de España, quienes con su presencia me hacen sentir hoy orgullosa de mi tierra Asturias de España. Gracias a todos y, como siempre, quiero invitarles a cantar porque, desde hace 1980, sé que el canto es algo que levanta al corazón.

(…)

 

Sí, queridos hermanos, solo con el apoyo de Dios, padre y madre, podremos luchar para conseguir que todos seamos felices. Ya saben que Dios quiere que seamos felices. Y no podemos desanimarnos, hay que luchar, trabajar unidos para que se cumpla la voluntad divina que en el Perú esta vida tiene que ser un verdadero paraíso, un cielo anticipado. Es difícil,  pero no imposible por eso todos unidos, a porfía, hasta conseguir un Perú feliz. Que Dios nos bendiga a todos y visiten Ayacucho que los esperamos con los brazos abiertos.

 

Que Dios los bendiga otra vez mucho y me siento orgullosa y de verdad soy ayacuchana.

Transcripción del discurso pronunciado en la Ceremonia de entrega del Premio Esteban Campodónico Figallo 2001.

Discurso de despedida pronunciado por el Dr. Ralph Coti, director de la Fundación Clover

Damas y caballeros. 

Es para mí, una nueva oportunidad de visitar a Perú para otorgar los Premios Esteban Campodónico y para participar de la reunión anual de preparación del proceso de convocatoria y selección y premiación del año que viene. 

El año pasado, tuvimos la satisfacción de presentar además el libro que recoge la meritoria vida y obra de los ganadores de los 5 primeros años de estos premios y hemos traído también hoy para quienes no han podido aún apreciarlo. Recuerdo muy bien mi contacto con ellos, algunos nos acompañan hoy, durante y después de la ceremonia de premiación y de lo que he leído de sobre su labor y sus logros. Yo sé que reflejan lo bueno de la sociedad peruana y de la humanidad, todos los premiados estaban en sus propias tareas de servicio antes de recibir el Premio Campodónico y ellos continuarían en ellas aún si este nunca se hubiera establecido. 

Es así, como nos preguntamos porque honramos a personas y organizaciones que ofrecen su tiempo, sus talentos y una buena parte de sus vidas para ayudar a otras personas o desarrollar a la sociedad. A los integrantes de una sociedad es justo reconocer lo bueno que sus miembros más destacados han hecho. Es una manera de decir gracias públicamente a quienes han dado y siguen dando tanto a la sociedad y darles algún apoyo económico para concretar algunas de sus metas y objetivos. 

Quiero agradecer también, al doctor Mabres, rector de la Universidad de Piura prestigiosa entidad que hace posible la organización anual de estos premios, así como a los miembros del Consejo Consultivo y el jurado que este año nos ha acompañado y en la que sabemos ha sido una selección difícil de los candidatos. 

 Yo he conocido a muchos peruanos y es para mí un honor y un placer conocer un país tan bello y rico en cultura, historia y personas de buena voluntad. 

Muchas gracias. 

Lectura del Acta de Premiación pronunciado por la Sra. Katia Cevasco- Secretaría Ejecutiva

En el área de Servicios Directos a la Sociedad salió elegida, con 4 votos la: 

Hna. María Estrella Del Carmen Valcárcel 

“Por su notable labor a favor de los grupos más necesitados de la zona de emergencia de Ayacucho y a sus contribuciones diversas a grupos de niños, mujeres y jóvenes de la zona andina de nuestro país”. 

En el área de Actividad Profesional Destacada fue elegida por 4 votos, la señora: 

Lic. Cecilia Pacheco Calle  

“Por su entereza y tesón para realizar un trabajo profesional a favor de las personas discapacitadas desde su particular situación de periodista y como rehabilitadora profesional en el Hospital Carlos Alcántara de ESSALUD en Lima” 

 

Los resultados fueron aprobados por unanimidad por el jurado y se procedió luego a la subscripción del acta por parte de los asistentes. La secretaría ejecutiva de los Premios Campodónico Figallo levanta la presente acta para someter el veredicto a la Fundación Clover quedando luego en facultad de comunicarlo a los miembros del Consejo Directivo, Consejo Consultivo y a la opinión pública peruana. 

 Lima, lunes 1 de octubre de 2001. 

A los premiados y a sus entusiastas proponentes nuestras más sinceras felicitaciones. 

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