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- 2003 | P. Gastón Garatea Yori ss.cc.
Discurso
Discurso de bienvenida pronunciado por el Dr. Antonio Abruña, rector de la Universidad de Piura
Dr. Ralph Coti, director de la Fundación Clover y presidente del Consejo Directivo de los Premios Campodónico.
Dr. Pablo Ferreiro, representante del Consejo Consultivo, distinguidos ganadores de la Convocatoria 2003, distintos señores asistentes a esta ceremonia.
Es la primera vez que participo como rector de la Universidad de Piura y como integrante del Consejo Directivo de los Premios Esteban Campodónico en esta ceremonia de premiación, por lo que con mucho gusto hago mías las palabras de bienvenida y agradecimiento que se acaban de expresar. Quisiera también ofrecerles mis disculpas pues, hemos de reconocer que la organización se ha visto sobrepasada, nuestros cálculos de asistentes se han visto sobrepasados y ha sido la primera vez que hemos tenido que limitar la asistencia pues por diferentes razones no hemos podido cambiar de lugar.
Como saben, se acaba de señalar la invitación de la Fundación Clover, la Universidad de Piura asumió en 1994 la responsabilidad de organizar y conducir los Premios en el país. Desde entonces, se ha cumplido sin interrupciones un proceso que nos proporciona la satisfacción de reconocer a personas e instituciones que trabajan en beneficio de la sociedad peruana, como es el caso de nuestros galardonados aquí presentes: Padre Garetea, Fundación ANAR y Radio Onda Azul de Puno.
Doña Rocío Cánepa Campodónico, sobrina del Dr. Campodónico fallecida hace un año, relata en su memoria que su tío era modesto en su trabajo, acertado en sus diagnósticos y jamás hizo sentir su superioridad por los conocimientos que poseía. Estas palabras describen parte de la generosa personalidad del médico nacido en Italia y radicado en Perú. Y también, sin lugar a dudas la de cada uno de los galardonados presentes pues, todos ellos presentan poseen las cualidades de generosidad, modestia, laborosidad, sapiencia y humildad contenida en las líneas que hemos compartido. El padre Garatea, la Fundación ANAR, y la emisora radial Onda Azul de Puno con los 18 galardonados en ediciones anteriores muestran el trabajo bien hecho realizado con afán de servicio, es capaz de lograr en la convivencia humana, mejora las condiciones de vida de los menos desfavorecidos. Hace eso a mayor educación, cultura, innovación en ayuda en sectores de riesgo. Por ello, mis felicitaciones y deseo que su ejemplo se multiplique a muchas más personas e instituciones para lograr un Perú cada vez más solidario.
Quisiera agradecer, una vez más a la Fundación Clover en la persona del Dr. Ralph Coti por la confianza depositada en nuestra casa de estudios y también en la colaboración desinteresada de los integrantes del jurado y felicitarlos por su acertada elección, nada fácil teniendo en cuenta el número y calidad de las propuestas presentadas.
Finalmente, quiero recordar como el Dr. Esteban Campodónico logró aunar su consagración al estudio y la enseñanza en una profunda y especial vocación de servicio. También, es esta la misión de quienes nos dedicamos a lo oficio universitario no es un camino fácil, pero para recorrerlo contamos con la senda trazada por quienes como el Dr. Campodónico nos precedieron mostrándonos que es posible. A ellos, debemos testimoniar nuestro agradecimiento, esforzándonos en alcanzar las metas que nos hayamos propuesto en servicio de nuestra sociedad.
Muchas gracias.
Transcripción del discurso del Dr. Antonio Abruña, rector de la Universidad de Piura año 2003.
Discurso de presentación pronunciado por el Dr. Ernesto Alayza, representante de CEAPAZ
Muy buenas tardes con todos los presentes.
Fuimos compañeros en el colegio La Recoleta y desde ahí nuestros caminos se separaron porque él optó por el sacerdocio en 1959, siendo recién egresado del Colegio Los Sagrados Corazones que en esa época estaba por la plaza Francia. Luego, se formó como religioso de la Congregación de los Sagrados Corazones en el Seminario de los Pedales en Chile, es decir, un valle que queda bastante cerca del mar Pacífico y donde también estuvieron otros noviciados de aquella época junto con él, ahí y luego en Santiago, Gastón Garatea se formó en la filosofía y en la teología para completar su formación religiosa. También, en esa época alcanzó un cierto dejo chileno que hasta ahora lo acompaña.
El carisma de la Congregación de los Sagrados Corazones es un carisma misionero primero, el padre Damián de Beister misionero en Molokai, en una de las islas de Hawai, apóstol de los leprosos es uno de los ejemplos y testimonio de esta congregación. También, esta congregación es una congregación educadora, hay muchos testimonios, pero podríamos citar el padre Luciano Metsinger, el del padre Jorge, fundador de la Universidad Católica y tantos otros. Estos son los carismas que de alguna manera están presentes en la trayectoria de Gastón, pero ¿Cuál es el centro?, ¿Cuál es la médula de estos carismas, de esta trayectoria personal, de esta dedicación? El centro es el poder de evangelización de las personas, es llevar la buena nueva a los humildes y como nos dice Puebla, la evangelización no es solamente llevar palabras. Implica también la promoción, la asistencia, en fin, todo servicio que tiene que ver con el levantamiento del ser humano.
Este servicio está dedicado, según la misma predica de Jesús al servicio de los pobres. Ellos son los predilectos del Señor y justamente una señal del Reino, de que el Reino llega es cuando se cumple con la evangelización de los más humildes. Sin embargo, este servicio que ha sido incesante y amplio y que lo ha llevado con mucho gusto, con mucha energía el padre Gastón, ha sido también destinado a otros terrenos amplios y diversos. Creo que ahí habría que resaltar lo que ha significado la animación de relaciones humanas, creativas y profundas podría decir pues ha sido profesor, pero no cualquier profesor, sino que enseñaba materias y que al mismo tiempo orientaba espiritualmente a los jóvenes en el colegio Recoleta y en muchos barrios marginales de Lima en los cuales se trabajaba con la congregación.
En el colegio fue director varios años y luego de ello o junto con ello, animador de los exalumnos, animador de los padres de familia provocándolos a todos a cooperar con las obras de la distante Prelatura de Yaravíri en Puno donde él también llegó a ser Vicario General por un lado de Diócesis y también párroco de la misma ciudad de Yaravíri.
Por todo esto no podría ser ajeno a la tarea de concentrar espíritus que se reúnen para conjurar la pobreza de nuestro país. ¿De qué se trata? De disminuir las diferencias, de disminuir las escaseces que son muchas en el momento actual. Se trata también de completar diálogos desde muchas visiones, muchos matices donde es preciso ponerse de acuerdo por encima de las diferencias. Que mejor testimonio para el que cree y sirve que construir un espacio de solución a problemas humanos urgentes, un espacio de unidad humana. Y con este espacio que importante el aporte a algo que nosotros llamamos reconciliación y que hoy día se discute tanto y de lo que se trata justamente de reunir en esa unidad de espíritu a todos los peruanos.
Creo que estas notas, son hacen ver a una persona que siempre está atenta al desarrollo de otras personas y que es el camino por el que mira una Iglesia pues nada de lo humano a esta Iglesia le es indiferente. Eso es lo que podría presentar como reflexiones y testimonio muy corto de la vida de mi amigo, el padre Gastón Garatea.
Gracias.
Transcripción del discurso de presentación al padre Gastón Garatea a cargo del Dr. Ernesto Alayza de CEAPAZ.
Discurso de agradecimiento P. Gastón Garatea Yori ss.cc. - Premio Esteban Campodónico 2003
Sr. Dr. Ralph Coti, Sr. Antonio Abruña, Sr. Pablo Ferreiro, miembros de jurado, señores congresistas.
La primera cosa que me nace es decir gracias por esta distinción que siento muy inmerecida. Me da ganas de explicarles cómo me siento, siento que se trata de un error, que lo que han querido hacer es una cosa muy buena, pero se han equivocado de persona, a lo mejor les han dado mal el nombre o la dirección equivocada, pero no me siento realmente merecedor de una distinción de este tipo. Sin embargo, tengo que reconocer que los motivos que ponen para el premio tienen algo que ver con mi vida, no por lo que haya hecho, sino porque fundamentalmente tiene que ver con mi ser de religioso, sacerdote de los Sagrados Corazones, congregación a la que pertenezco.
Como sacerdote religioso estoy llamado a servir al pueblo, desde el corazón del pueblo, a ese pueblo al que he sido enviado para cumplir una misión al estilo del Señor Jesús, no para hacer lo que yo quiero, sino para hacer lo que el Evangelio de Jesús me muestra como tarea fundamental entre mis hermanos.
Mis hermanos de congregación son una escuela de vida fundamental y en esa escuela aprendí lo que es tener como ruta el servicio en la entrega de la propia vida. Ciertamente que mis motivaciones son principalmente religiosas, pero no se quedan en las nubes, sino que en lo sencillo y en lo pobre va encontrando la verificación de su propia verdad y quien sabe lo que más me duele es no tener la calidad que debería tener.
He caminado por muchas partes, haciendo siempre lo que pensaba que era lo propio de quien quiere mostrar la verdad del Evangelio para que todos pudieran tener más vida, es verdad que la tarea me ha quedado grande, pero el gusto de haberlo intentado no me lo quita nadie.
En 44 años de religioso y 37 de sacerdote puedo decir que he tenido una existencia feliz y así como tengo que pedir perdón, también tengo que dar gracias al Dios, en quien creo, y al que quiero entregarle cada vez más mi vida y a tanta gente que me ha enseñado y me enseña, todos los días, a caminar sirviendo por este mundo en el que me ha puesto la vida.
Quiero agradecer de una manera especial a las personas de las Mesas de Concertación para la Lucha contra la Pobreza, que son quienes según me he enterado, me han propuesto para este Premio, les debo y agradezco muchísimo todo el calor humano que me brindan y que me permite caminar con paso seguro en un mundo tan lleno de pobrezas como el nuestro.
También, quiero dar las gracias a mis compañeros comisionados de la Comisión de la Verdad, con quienes me siento profundamente solidario en la tarea que aún tenemos entre manos. Hemos caminado juntos por caminos escabrosos que nos han enseñado muchísimo de lo que son los hombres, nuestros hermanos, en lo bueno, en lo generoso y en lo inhumano que hay dentro de todos nosotros, hasta límites insospechados, para ellos toda mi gratitud.
A mi familia un agradecimiento muy especial, con ellos aprendí a compartir la fe, la experiencia de vivir juntos y, sobre todo, la esperanza de un mundo nuevo y mejor para todos. Son muchos los motivos que tenemos para dudar en un futuro cercano, pero allí dentro de todos nosotros hay esa seguridad que nos llama a seguir trabajando en la transformación para lograr un mundo mejor. Creo que es lo mejor que nos dejaron nuestros padres y que también comparten con nosotros los jóvenes, quienes llenos de ilusiones se preparan para servir más y mejor.
Quiero compartir ahora unas pequeñas reflexiones cortas de lo que nos parece importante en nuestra tierra. Creo que nuestro país necesita de personas, personas bien estructuradas que quieran servirnos.
En la medida en que uno avanza en la vida siente ganas muy grandes de proclamar que nuestro país, el Perú, necesita cada día más, de gente que quiera servirlo generosamente, no de gente que quiera servirse del país.
La experiencia vivida por todos nosotros en estos últimos tiempos es ciertamente muy inhumana, pues hemos experimentado con dolor y vergüenza que son muchos los que se han servido de lo que es el país, sus bienes, sus gentes, sus ilusiones, sus proyectos y muchas de sus realizaciones que se han visto destruidas inmisericordemente.
Quien sabe, desde nuestra Lima no se sienta siempre esa necesidad, porque la selva de cemento no nos deja ver lo que realmente pasa entre los peruanos, peruanos que viven en un desvalimiento impresionante. No es que sepamos qué hacer, sino que a veces no sabemos con quién hacerlo. Gente en la que confiábamos nos muestran facetas que desconocíamos y tienden a buscar lo suyo antes que lo de los demás. Han salido a buscar fortuna fuera de su realidad, pero sin ningún deseo de integración con los que dicen que quieren servir.
Muchas veces uno tiene que callar, pero eso no significa no darse cuenta. Por otro lado, hay muchísima gente buena, digna de toda nuestra confianza que no está en condiciones de una entrega generosa, ya sea por falta de preparación o porque sencillamente este mundo no le ha mostrado esa faceta que alegra la vida.
Da la impresión de que el mismo mundo corrompe, saca lo mejor de cada uno para dejar sólo lo que es rasgos egoísmo, de individualismo, de falta de generosidad. Quien ha trabajado con jóvenes sabe perfectamente que eso se logra a base de esfuerzos y de experiencias gratificantes que lo llegan a replicar través esos sentimientos llenos de humanidad que sencillamente nos humanizan en la medida que salimos de nosotros mismos.
Amar al prójimo no es únicamente un sentimiento, sino que es también una acción que parte de lo mejor de nuestra experiencia, de esa experiencia única que es servir porque se quiere, porque se aprecia, porque se tiene en cuenta que la entrega ennoblece, que le da sentido y rumbo a la propia vida.
Vivimos en un país lleno de necesidades, de angustias y que necesita realmente de gente que quiera servir. No podemos pensar que se busque otra forma de mirar nuestra realidad. La nación peruana que está formada, no puede sostenerse si es que la gente, su gente, no quiere servir. Hablamos mucho de servicio, pero en la realidad la práctica entre nosotros es más de servirse que de servir.
La verdad es que no hemos logrado entusiasmarnos unos a otros por lo que es dar la vida por los que uno ama. Hay gente que lo vive y nos muestra que es algo posible, pero no se trata de contentarnos con lo que se puede hacer desde un punto de vista personal, que ya es bien importante, sino que tenemos que desencadenar todo un movimiento de servicio a los peruanos, por los peruanos, desde la situación que tengamos.
Lo personal no es la única dimensión que nos interesa, lo comunitario tiene una importancia inmensa. En ese sentido tenemos que reconocer que nuestros campos llenos de sabiduría nos enseñan estas dimensiones que la ciudad oscurece y esconde, pero que también son bellas.
El ser con otros es, quién sabe, una dimensión importante que aún no sabemos tomar en cuenta de verdad, es decir, peruanos con peruanos. Como miembro de la Iglesia de Cristo tengo que decir que, en estos tiempos, por los trabajos en los que estoy metido, vuelvo a descubrir ese dato precioso que nos dejó el Concilio Vaticano II en su reflexión evangélica sobre el mundo: “no estamos hechos para servirnos a nosotros mismos, sino que la propia Iglesia esté hecha para servir al mundo y servirlo en lo que necesita ser servido”.
Quien sabe, lo que el mundo necesita más es ser servido en humanidad. Nuestra Iglesia Latinoamericana, con la lucidez espléndida de los finales de la década de los 60, habló de la opción por los pobres, en una opción por la humanidad, que, en su mayoría, aquí entre nosotros son pobres.
Pero la opción por los pobres no es de ninguna manera, una opción económica. Pienso que todos estamos llamados a tener esa opción en su integralidad, en la que ciertamente lo económico ocupa un lugar importante, pero de ninguna manera lo único, lo importante lo más importante es lo humano. Técnicos para solucionar el problema económico los tenemos y saben hacer su trabajo, pero de lo humano estamos caídos.
Hoy día estamos lejos de la tentación de decir que la Iglesia es la que tiene que hacer todo, de ninguna manera, pero me parece que la Iglesia está en condiciones de dar lo suyo en este aspecto, junto a otros hermanos que también tienen ese sentido de humanidad que les impide dejar de lado a quienes tienen derecho a una vida digna y en este sentido yo le agradezco mucho a lo que me ha dado la Teología, pero de esa Teología que parte de una verdadera experiencia de Dios en medio de su pueblo, para mí personalmente esa es la verdad.
Se camina en medio de un pueblo con el Evangelio en la mano sabiendo que el mensaje de Jesús no es un documento que hay que saber, sino que se trata de una vida que hay que contagiar. Si se estudia es para vivir, en ese sentido en nuestros pueblos sencillos hay escuelas de verdadera Teología que nos llevan a pedir perdón porque muchas veces no le prestamos toda la atención a lo sencillo que de verdad tienen y tienen esa presencia de Jesús que en el mismo Evangelio nos anuncia “Tuve hambre y me diste de comer; tuve sed y me diste de beber”.
La Teología me ha enseñado a descubrir la presencia del Señor de la vida que está en nuestros pueblos, pero esa Teología que es camino, ruta de seguimiento de un Señor nos pide la vida entera, para que otros tengan vida. Poco a poco, con la lucidez de los años y la lucidez de los afectos he ido descubriendo que se trata de una consagración grande y total, es un camino consagrado entre otros caminos consagrados que también son muy valiosos y respetables como lo son el matrimonio, el celibato.
El Signo como decimos, el Sacramento que tiene que ser la Iglesia se da de muchas maneras y todas importantes, ¿cuál es el mejor?, no importa. Quiero que me ayuden a vivir este camino que entre humanos tenemos que recorrer, quiero ser un amigo de ruta que ojala pueda hacerles más sencillo y agradable el esfuerzo que todos llevamos por dentro.
Agradezco este premio a la Fundación Clover, a este jurado tan generoso, pero lo agradezco en nombre de los pobres, de los sencillos de mi tierra con los que de alguna manera quiero compartir la vida que me queda por delante.
Gracias.
Padre Gastón Garatea Yori SSCC
Lima, 12 de agosto de 2003
Discurso de despedida pronunciado por el Dr. Ralph Coti, director de la Fundación Clover
Es para mí, una nueva oportunidad de visitar el Perú para otorgar los Premios Esteban Campodónico y para participar en la reunión anual de preparación de procesos de la convocatoria, selección y premiación del año que viene.
Siempre para mí es un placer ver y conocer a los premiados quienes han prestado tanto de su labor y tiempo a Perú. Yo recuerdo muy bien mi contacto con los premiados de años anteriores, algunos que nos acompañan hoy, durante y después de la ceremonia de premiación y lo que yo he leído sobre su labor y sus logros. Yo sé que ellos reflejan lo bueno de la sociedad peruana y de la humanidad.
Todos los premiados estaban en sus propias tareas de servicio, antes de recibir el premio y ellos continuarían en ellas aún si este nunca se hubiese establecido. Es así como nos preguntamos porque no ayudamos a personas y organizaciones que ofrecen su tiempo, sus talentos y una buena parte de sus vidas para ayudar a otras personas o desarrollar a la sociedad. A los integrantes de una sociedad les gusta reconocer lo bueno de sus miembros más destacados han hecho, es una manera de decir a ellos “gracias” públicamente a quienes han dado y que siguen dando tanto a nuestra sociedad y darles algún apoyo económico para completar algunas de sus metas y objetivos. Asimismo, es un premio público otorgado a personas e instituciones anualmente y, es una forma de recordar a los miles de personas que dedican una parte o quizá toda su vida a la sociedad, manifestar que la sociedad estima sus esfuerzos. No obstante, que pocas personas pueden recibir reconocimiento público como en estos premios, esto puede animar a otras personas a darse cuenta de que dar de sí es algo que la sociedad estima y quiere fomentar.
En mi contacto con los Premios Campodónico, yo he alcanzado a conocer a más de un peruano muy distinguido y generoso. Este peruano es el Dr. Esteban Campodónico, fallecido ya hace 64 años, era médico que a través de su testamento dedicó una buena parte de lo que había ganado en su vida profesional a establecer este programa que ya ha tenido tantos buenos frutos.
Yo he leído su testamento muchas veces, lo he trabajado con las cortes de Nueva York y los comités aquí en Perú. Además, he hablado con miembros de su familia, en especial, con la Sra. Elena Raffo, sobrina del Dr. Campodónico quien hoy está honrándonos con su presencia.
Yo he ido comprendiendo con estos contactos su visión, su plan, su sueño y su carácter. De lo que yo he leído me parece que el Dr. Campodónico dedicó buena parte de su vida al desarrollo de la sociedad peruana, amo a su patria y quiso mejorar la sociedad no solo en la vida sino después de su muerte. Debido a esa generosidad, de una sola persona manifestada hace tanto tiempo tenemos ahora a un cargo que continuará dando frutos a Perú y que animará a más personas a dedicarse al servicio de la sociedad.
Mis más sinceras felicitaciones al Padre Gastón Garatea, a la Fundación Anar y a la radio Onda Azul de Puno por estos galardones que nos honran en recibir esta tarde. Gracias por lo que ustedes hacen en bien de la sociedad peruana. Les deseamos muchos éxitos en los proyectos que emprendan.
Quiero también agradecer al Dr. Antonio Abruña, rector de la Universidad de Piura. Prestigiosa entidad que hace posible la organización anual de estos premios, así como a los miembros del Consejo Consultivo y al Dr. Pablo Ferreiro del Jurado, que este año nos ha acompañado en lo que sabemos fue una selección difícil de los candidatos.
Antes de entregarse los Premios Campodónico, yo no había tenido ningún contacto con el Perú. En los últimos años, yo he venido aquí muchas veces y he conocido a muchos peruanos. Par mí, es un honor y un placer conocer a un país tan bello y tan rico en cultura, historia y personas de tan buena voluntad.
Muchas gracias.
Transcripción del discurso de despedida a cargo del Dr. Ralph Coti, secretario de la Fundación Clover.
Lectura del Acta de Premiación pronunciado por la Lic. Silvia Guerrero, Secretaria Ejecutiva
Buenas tardes a todos.
Nos complace mucho hoy compartir con todos ustedes este momento tan especial y cumplir así una vez más con la voluntad del Dr. Esteban Campodónico Figallo. Antes de cumplir el honroso encargo que nos trae hoy aquí, quisiera manifestar nuestro agradecimiento al Dr. Antonio Mabres, quien como rector de la Universidad de Piura mantuvo su apoyo permanente a los premios desde sus inicios en los años ‘94, ‘95. Paralelamente, nuestra bienvenida y mejores deseos al Dr. Abruña, quien este año asume el rectorado de la Universidad de Piura y, por tanto, la vicepresidencia del Consejo Directivo de los Premios.
En esta oportunidad como en las anteriores vimos muchas meritorias propuestas procedentes de Lima y del interior del país, lo cual constituye para nosotros motivo de gran satisfacción y de un gran compromiso. Al cierre de la convocatoria, este 16 de mayo recibimos 63 candidaturas: 19 en el área de Actividad Profesional Destacada y 42 en el área de Servicios Directos a la Sociedad. Recibir tal cantidad de propuestas sobre personas e instituciones que dedican sus mayores esfuerzos a ayudar a los demás, muchas veces sin buscar mayor reconocimiento que la sonrisa de un niño o el agradecimiento de una madre, nos descubre una faceta muy valiosa que es la de la solidaridad, la cual se abre pase en medio de la adversidad y las limitaciones de una sociedad tan compleja como la nuestra.
Agradecemos muy especialmente la decisiva labor de los miembros del jurado que aceptaron con generosidad y ejercieron con entusiasmo y gran dedicación la ardua tarea de evaluar y seleccionar las candidaturas presentadas. La doctora Liliana Mayo Ortega, ganadora del Premio Esteban Campodónico 1996, nuestra querida intérprete Susana Baca, el doctor Guillermo Velaochaga Miranda, el señor Luis Scholedish y el ingeniero Ignacio Soto. A ellos, nuestro más sincero reconocimiento por su valiosa colaboración pues, al igual que con los integrantes de los jurados que los precedieron nos otorgan el aporte decisivo para otorgar la voluntad testamentaria de Esteban Campodónico.
Pasamos entonces a leer el acta de premiación:
Acta de sesión final y proclamación de ganadores- Premios Esteban Campodónico Figallo 2003.
Siendo la mañana del lunes 7 de julio de 2003, se reunieron en la sede de la Escuela de Dirección de la Universidad de Lima, sede Lima los señores integrantes del Jurado de la novena edición de los Premios Esteban Campodónico Figallo:
- Dra. Liliana Mayo Ortega.
- Sra. Susana Baca
- Dr. Guillermo Velaochaga
- Sr. Luis Scholedish
- Ing. Ignacio Soto
Quienes procedieron a cumplir la fase final deliberativa para escoger a los ganadores en las áreas de Servicios Directos a la Sociedad y Actividad Profesional Destacada. Se acordó finalmente, designar como ganadores a los Premios Esteban Campodónico Figallo edición 2003 a los siguientes candidatos:
Área de Servicios Directos a la Sociedad:
Empate
Fundación nuestro hogar ANAR
Por su ayuda a la población infantil y adolescentes en riesgo, mediante el uso de un servicio telefónico dedicado, exclusivo y de absoluta reserva entre otros servicios innovadores.
Radio Onda Azul de Puno
Por su labor educativa y de comunicación en beneficio directo de los pueblos de la región Puno
Área de Actividad Profesional Destacada:
Padre Gastón Garatea Yori
Por su decisiva labor de concertación nacional por la lucha contra la pobreza.
Cumplido este proceso, se procede a la subscripción del acta por parte de los asistentes y la secretaría ejecutiva de los Premios Campodónico Figallo queda en facultad de proceder al acto seguido a la proclamación, en mediana comunicación a los miembros del Consejo Directivo, Consultivo y a la opinión pública.
A los premiados, nuestras más sinceras felicitaciones.
Lima, lunes 7 de julio de 2003.
Transcripción a la lectura del acta de premiación de la edición 2003.