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Discurso
Discurso de bienvenida del Dr. Antonio Mabres, Rector de la Universidad de Piura
Sr. Dr. R. Coti, Director de la Fundación Clover.
Señores miembros del Consejo Consultivo del Premio Esteban Campodónico.
Señoras y señores.
Antes que nada, deseo expresar en nombre de la Universidad de Piura, mi más cordial saludo para todos ustedes a este acto de entrega de los primeros “Premio Esteban Campodónico 1995 por servicios a la Sociedad Peruana”, al Ing. José Raúl Davelouis y a los representantes de las instituciones ‘Condoray” y Asociación Familiar Educacional y de Salud (AFESA). Diócesis de Abancay.
Nos hemos reunido para acompañarlos amigos y personas allegadas a los premiados y algunos de los que han participado en el proceso de organización del premio y selección de los ganadores; concretamente miembros del Consejo Consultivo y del Jurado, a quienes agradezco muy especialmente el valioso trabajo realizado hasta este momento culminante. La Fundación Clover, entidad responsable del Premio, se ha hecho presente por medio de su Director y Secretario el Dr. Ralph Coti, a quien expreso el mayor agradecimiento.
Saludo también muy particularmente a los miembros de la familia del Dr. Esteban Campodónico que nos acompañan. Uno de ellos, la señora Elena Raffo de Velaochaga, ha integrado el Consejo Consultivo.
Ha sido un verdadero privilegio para la Universidad de Piura haber sido invitada a participar en la primera edición de los “Premios Esteban Campodónico Figallo”. Como ustedes saben, la Fundación Clover, por encargo de las Cortes de Nueva York, debió identificar una institución peruana que pudiera garantizar el cumplimiento de la voluntad del Dr. Esteban Campodónico Figallo, quien dejó un fondo ‑como reza textualmente en su testamento‑ para” estimular el progreso científico en el Perú y fomentar los auxilios humanitarios y de beneficencia”. La Fundación Clover solicitó la participación de la Universidad de Piura.
Desde el primer momento acogimos con mucho agrado esta invitación, porque vimos en ello la oportunidad de cumplir con algo que constituye parte de la misión de la Universidad: proyectarse a la sociedad difundiendo los valores que contribuyen a mejorarla y estimulando a quienes encarnan dichos valores.
La Universidad de Piura, al comprometerse con la Fundación Clover a la organización y dirección para la ejecución de los Premios enfrentó un difícil reto; pero no se encontró sola ante él: me complace enormemente destacar y agradecer la generosa respuesta que nos brindaron un selecto grupo de profesionales de distintos campos a los que invitamos a constituir el Consejo Consultivo del Premio Campodónico.
Han contribuido decisivamente al éxito de esta primera edición del Premio los miembros del jurado, propuestos por el Consejo Consultivo y la Secretaria Ejecutiva ‑la Dra. Marisa Aguirre‑, verdadera impulsora de todo el proceso, desde el anuncio y difusión de la Convocatoria del Premio, hasta este Acto de Entrega.
Desearía referirme brevemente a algunas circunstancias del Premio que lo hacen particularmente interesante. Antes que nada, la personalidad ejemplar de quien lo instituyó y dotó económicamente, el Dr. Esteban Campodónico Figallo: Fue un gran hombre, excelente profesional y universitario, además de generoso mecenas. Nacido en Italia, en 1866, llegó al Perú a los 13 años y aquí realizó sus estudios secundarios y universitarios, doctorándose por la Universidad Mayor de San Marcos.
También se doctoró más adelante por las Universidad de Bologna y Viena. Ejerció el magisterio universitario en la Facultad de Medicina de San Fernando, junto a una prolífica vida profesional y social en la que destaca la dirección del Hospital Italiano, su trabajo en la Beneficencia y en la Municipalidad de Lima, así como haber representado al Perú en importantes certámenes científicos internacionales. A una donación suya se debe el primer Laboratorio de Fisiología experimental en la Universidad de San Marcos.
Su valoración del trabajo científico y profesional de calidad le indujo a dejar parte de la fortuna que hizo con su trabajo para estimular a personas que siguieran el camino de la excelencia que él supo recorrer.
Con esta primera edición del Premio se ha abierto pues un camino que, tengo la esperanza, irán recorriendo muchos a lo largo de años ofreciendo a los peruanos ejemplos prácticos y cercanos de cómo servir a la sociedad.
Termino estas palabras introductorias reiterando mi agradecimiento a la Fundación Clover y a todos los que han hecho posible dar este primer paso que inaugura los Premios Campodónico ya institucionalizados, haciendo realidad la voluntad del Dr. Esteban Campodónico Fígallo, a quien va principalmente y en último término al gratitud de todos nosotros.
Muchas gracias,
Lima, 25 de setiembre de 1995