Por Francisco Bobadilla Rodríguez
Por Julio Talledo. 23 noviembre, 2011.Estamos en la era de las siglas. Ahora es el 20-N, el día de las recientes elecciones gubernamentales españolas. Ha ganado el Partido Popular (PP) de Rajoy por amplia mayoría: 186 diputados frente a los 110 del PSOE de Rubalcaba. Mayoría absoluta en medio de la borrasca económica más grande de la Europa de los últimos tiempos. El socialismo español deja un país con millones de desocupados y en un peligroso coqueteo con las calificadoras de riesgo que no le dan buenos índices a la deuda española. Giro a la derecha, muchos problemas sociales entre manos, una electorado numeroso repleto de esperanza en el futuro inmediato; pero, a la vez, una economía frágil que necesita de paños remojados en muchísima austeridad. Rajoy y el pueblo español la tienen muy difícil.
La política en Europa tiene giros pendulares. En Francia, Sarkozy pierde piso, la izquierda gana espacio. Italia da un giro en la política económica tras la caída de Berlusconi. El nuevo primer ministro, Monti, es un reconocido economista y lleva consigo a un equipo de técnicos: aquí la política cede ante la tecnocracia. El nuevo rumbo de la economía italiana lleva a recortar las prestaciones del Estado de Bienestar. Grecia, de otro lado, sigue siendo una roca en el camino de la Unión Europea. Millones de euros inyectados en la economía griega no son suficientes para sacar a flote al país. Se ha fajado el Banco Central Europeo, la Banca privada, pero las calles siguen llenándose de manifestantes que se oponen a las medidas de austeridad que el nuevo primer ministro Papademos ha decretado, él mismo es un economista. Y también se puede decir que en Grecia, la política le cede lugar a la tecnocracia económica.
Rajoy es un político formado en las canteras liberales. Sabe rodearse de técnicos y parece que la combinación adecuada para salir de la crisis será un mano a mano entre la cintura del político y la pericia de los técnicos. No hay marketing político que otorgue lo que la naturaleza no da: Rajoy no tiene carisma, pero él es el que deberá liderar este nuevo tiempo que se abre al pueblo español. El bache del que hay que salir es hondo, como honda es, también, la crisis económica europea. Las medidas que se vienen, anunciadas a media voz durante la corta campaña, no son nada populares. En términos generales, significan recortes serios al Estado de Bienestar. Medidas, por cierto, que ya Rodríguez Zapatero ha implementado en los últimos meses de su convulsivo gobierno: aumento de la edad de jubilación, flexibilización de los contratos laborales, recortes en la seguridad social y en la educación, disminución de los sueldos de los funcionarios, etc. Es decir, menos gastos y más iniciativa privada.
Y a todo esto, ¿dónde están las propuestas de los indignados? No hay indignados con propuestas capaces de mover los complejos mecanismos de la tecno estructura existente: el mercado y el Estado necesitan de un fino bisturí, manejado con la destreza y firmeza del cirujano. La sola indignación no lleva el pan a la casa. Le deseamos la mejor de las gestiones al nuevo gobierno español. El futuro de Europa está en juego y España es una pieza clave de ese delicado entramado social. Nos interesa que salga a flote España, Europa y Estados Unidos. La globalización en la que vivimos ha terminado con los mundos anchos y ajenos.
Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales.
Universidad de Piura.
Artículo publicado en el diario El Tiempo, domingo 20 de noviembre de 2011.