(Piura).- Lea una grata conversación con Rafael Estartús, pionero, exdecano, y maestro de la UDEP. El miércoles 19 de octubre, Don Rafa dio su tradicional "balconazo" celebrando su cumpleaños número
Por Elena Belletich Ruiz. 02 noviembre, 2011.(Piura).- “Supe del proyecto de crear la Universidad de Piura antes de empezar el año 65, cuando ya estaba en marcha. Estaba un poco asustado, pensaba que crear una Universidad demandaría mucho dinero. Además, en ese momento los marxistas estaban tomando carreteras y universidades. Nos meteríamos en un barullo”. Así recuerda Don Rafael Estartús Tobella, pionero, exdecano de la Facultad de Ingeniería, y maestro de la UDEP, cómo inició su vínculo con esta casa de estudios.
Promotores y otros pioneros ya trabajaban en el proyecto UDEP. Don Rafa, como le conocen los miles y miles de exalumnos que han sufrido o disfrutado sus clases, había llegado de su natal España a Perú, en 1957. “Estaba en Cañete, ya desconectado de la docencia. Para entonces ya había trabajado en IBM Perú y en otros sitios con menos plata todavía”, comenta con su natural franqueza.
¿Ya existía ADEU, la promotora de la UDEP?
Sí, y felizmente estaba Don Eugenio Giménez que era muy hábil para manejarse entre los vericuetos del Estado. La Universidad entra a su fase de reconocimiento legal durante los últimos meses del gobierno de Fernando Belaunde. El Dr. De La Puente, que era muy estimado y tenía relaciones de alto nivel, ayudó mucho en esta etapa. El APRA, que podía haber sido poco amistoso, tampoco lo fue, porque el doctor Luis Alberto Sánchez entendió muy bien el proyecto y le gustó, después de todo era un demócrata; y conoció también al padre Vicente Pazos que entonces era el Consiliario del Opus Dei. Todo eso era garantía de que no seríamos terroristas. Entonces Belaúnde aprobó la ley en lo que fue su última legislatura. Y, así, con las recontra justas, empezamos.
¿Velasco reconoció la ley?
Cuando entró emitió una ley inviable de universidades, que decía que las universidades nuevas que no hubiesen dado clase no podían empezar; se enumeraba a las que podían comenzar. No habíamos dado ni una clase, pero estábamos en esa lista: la Universidad de Piura sí podía empezar. ¡Wow! Asombro total. ¿Qué hacemos? ¿Es un error? Bueno pues, dijimos: ¡vamos a empezar! y empezamos.
Velasco no era un malvado… en el fondo tenía buena voluntad pero nada más y lo subieron a Presidente, pero él no estaba preparado para serlo.
En 1973 llegó a Piura, ¿decidió venir o lo ‘trajeron con engaños’?
A lo menos me engañaron. Ramón, sin querer me dijo, ‘es que Rafael cree que ahí tendrá que corregir a 25 alumnos. Pero llegué y –efectivamente- tenía clase de 25, los de la tercera promoción, de Ana María Vergara, de Pedro Mendoza, de Maeda que está en Lima.
Entonces, ¿no pensó que se quedaría tantos años en Piura?
No, en primer lugar no sabía ni cómo me recibirían. Pero en el 75, cuando tuvimos que sacar a un rector que me parecía genial como persona y como Rector (Ricardo Rey), por una ley de Morales Bermúdez que exigía cambiar a todos los rectores, Ricardo dejaba el curso de Geometría. Me lo ofrecieron y acepté. Lo elegí porque tenía una ventaja: no tendría que estudiar el último trabajo de Silicon Valley, porque la Geometría no ha cambiado desde Atenas. Me dieron este curso y yo feliz. Pero, luego vinieron los cambios…. Entonces tuve que aprender lo más elemental como trabajar con las “casio”. Me enseñaron los alumnos porque son hábiles cuando les interesa y felizmente logré interesarlos.
Las herramientas que tenían los docentes tampoco eran muy sofisticadas. Era la pita con la tiza…
Sí. Eso es lo que yo pensé. “Aquí con una pita soy el rey de las estaciones”. Pero no sabía que después tendría que poner todos los casos en el ordenador, para que los hagan los demás y poder corregirlos.
Así empecé a enseñar Geometría, pensando que no tendría que hacer cambios raros y estudiar mucho más que lo que ya sabía o lo que había sabido y que podía volver a aprender. Había buenos libros de Geometría que eran pedidos por ingenieros que daban Ingeniería, la misma que se daba en todo el Perú.
¿Cómo era el ambiente cuando llegó a la Universidad?
Bueno, a los alumnos los conocíamos todos, Pepe, Fulano, Max; eran igual que ahora, pero más frescos. Primero pensaban que no era muy bueno estudiar en la UDEP, y después descubrían que sí, y la preferían a otras universidades por la formación moral. Cosa que sigue siendo verdad, las empresas se los pelean y solicitan porque tienen fama de buena gente. Creo que se la han ganado ellos y nosotros. Pero también había “traferos”, como ahora o más.
Pero usted no solo les ha enseñado Geometría o trigonometría…
Bueno, he tratado de enseñarles lo que me enseñó a mí Miguel Samper: la clase está primero que todo. Por eso los ‘balconazos’ son de 10 minutos. Los alumnos a veces no quieren ir a clase aunque saben que para eso están. Hay que exigírselos y yo creo que les hemos exigido,… Les advertíamos que se portaran bien o haríamos un expediente que llegará a la otra universidad y entonces se portaban perfectamente.
¿Esta formación mejoró con los cursos de Deontología para profesionales?
Cuando me encargué de Deontología, hice lo que me dio la gana, pero tratando de hacer lo mejor que podía y eso era: hacer algo que ellos entendieran y que les sirviese. Fue cuando escribí esa Deontología que es muy sencilla, tanto que no puede serlo más; los alumnos la agradecen porque la entienden.
Sé que he ganado el aprecio de muchos, sobre todo ahora que ya no les puedo enseñar.
Pero, a pesar de ese cariño, ellos saben que usted exige mucho…
El alumno tiende a hacer nada en todos los países. Busca el estar tumbado todo el rato con la filosofía: “la buena vida desde la universidad”. Entonces encuentra que la universidad sobre todo aquí, es mala vida, pues tiene que estudiar; y se siente frustrado, se pregunta por qué en esta universidad sucede esto cuando yo veo que en otras universidades están en discotecas comiendo y bebiendo, en cambio aquí estamos todas las noches estudiando. Es entonces cuando hay que decirles: ¡fuerza mineros!
Considera que su relación con sus alumnos es –y ha sido- buena…
Sí, y puedo decir una cosa: el alumno piurano es de los mejores del Perú y del mundo. Cuando he sido Decano y los he apoyado en cosas en las que tenía razón me lo han agradecido, cosa que a mí me ha conmovido. Son nobles, y como ellos, hay mucha gente noble aquí. A veces hemos tenido que pelear para que se levanten y sí lo hacen; o si no, ya a partir del cuarto año, ya no se oye padre. Pero bueno, todo dentro de un clima de nobleza, agradecimiento y reconocimiento por las cosas buenas.
Con los cambios habidos en estos años ¿es más difícil hacer que los principios calen en ellos?
Sí, es más difícil; no tanto por lo que les enseñamos sino por lo que reciben en su medio ambiente. Pero, mira yo he descubierto que lo mejor es coger un sistema antiguo y explicarle los mandamientos, de lo que resulta que no saben casi nada. Hay que volver a los diez mandamientos.
¿Cómo ha ido viendo usted el crecimiento de la Universidad?
Mira yo lo he visto como un milagro. Hemos ido creciendo gorreando bastante de Italia, de España: unas veces son los vascos, otras los valencianos, y así, por ejemplo, hemos hecho el edificio de Educación, la Escuela Tecnológica, y así sucesivamente; y, entre convencer a unos y a otros, posiblemente ahora tendremos la Facultad de Medicina. Llevamos años diciendo que está al caer, que está al caer pero no cae.
Y, por otra parte, también hace veinte años un ingeniero sufría para colocarse por mil soles, y ahora a los nuestros se los disputan. Además, considero que la Universidad de Piura ha contribuido con este boom económico de Piura.
Además del docente, surgió con más fuerza en los últimos años Don Rafa escritor…
Escritor pero no publicista, entonces me ha faltado plata y me ha faltado conocimiento, he hecho lo que he podido pero no ha sido rentable.
¿Su obra que más le gusta?
La Sábana Santa, porque es poco pretenciosa y dice muchas cosas en poco rato y con mucha soltura. Es muy fácil de leer y de entender. Por ejemplo, todo el mundo entiende rápidamente lo del negativo de una fotografía; y con el negativo que es positivo puedes seguir la pasión casi al hilo. O sea, esto es lo mínimo que se puede saber para tomarla muy en serio. Unos se han calentado hasta el infinito. Nikolai es el que me ha animado a escribir la Sábana santa.
Rafael Estartús: escritor
El Ing. Estartús es autor de varios libros como sus famosos Apuntes de Geometría, de Trigonometría y de Geometría Métrica; además, de textos sobre ética, religión, ciencia moderna y otros como: Evolucionismo y su contexto histórico, Las morales de Occidente, Génesis de la Ciencia Moderna, Cosmología: el Big Bang, Las máquinas que no piensan, Moral para profesionales, Una mirada al cielo, Juan Pablo II y la Virgen de Fátima.
También ha escrito sobre demografía como: Preguntas y respuestas sobre población, demografía y estadísticas del INEI, y Año 2010: Un proyecto Nacional de desarrollo. Educación en materia de población. Asimismo es coautor de importantes publicaciones vinculadas al Secreto de los ojos de nuestra señora de Guadalupe y es autor de numerosos artículos difundidos en prensa escrita. Varias de sus obras pueden ser adquiridas en la Librería universitaria de la UDEP.
Balconazo
El miércoles 19 de octubre, Don Rafa dio su tradicional balconzo en la UDEP, celebrando su cumpleaños número 81. ¡Felicidades, Don Rafa!