Por Nelly Trelles Castro
Por Julio Talledo. 23 enero, 2012.El castellano o español es una lengua románica derivada del latín, por evolución natural, durante la época de la romanización de Europa a partir del siglo III. De este latín procede la base léxica del español patrimonial, a la cual se han incorporando sucesivamente términos procedentes de distintas lenguas. Estos constituyen los préstamos o léxico adquirido del cual forman parte los “cultismos”, tomados especialmente del latín- en su mayoría- y también del griego. Estas incorporaciones posteriores de voces latinas que no han sufrido las transformaciones de las patrimoniales se conocen como latinismos.
Como los otros préstamos, los latinismos se han incorporado a nuestra lengua modificando algunos aspectos de su forma para su mejor adaptación a “la morfología, fonética y ortografía del español”. Este proceso de adaptación contribuye a “preservar la coherencia de nuestro sistema y a mantener una fuerte cohesión entre grafía y pronunciación de que goza el español frente a otras lenguas”.
Eso no impide que aun queden los latinismos “crudos”, es decir, palabras que por su valor “evocador, expresivo, informativo”… se escriban conservando su grafía originaria, sin añadir signos ajenos al sistema latino de escritura. Pero también hay latinismos adaptados con naturalidad al español a través de otras lenguas, para designar realidades actuales, así tenemos: accésit, álbum, campus, clepsidra, currículum, déficit, estatus, exabrupto, facsímil, hábitat, , herpes, humus, lapsus, memorándum, ómnibus, pandemónium, pódium, quid, referéndum, réquiem, superávit, vademécum, etc.
Todas estas las palabras han adaptado la acentuación del castellano (el latín no tenía tilde). Algunas, cuando ha sido necesario, han modificado su forma para adecuarla a los patrones ortográficos de nuestro idioma: accéssit a accésit (se suprimió una “s”). “quid” y “réquiem” ha adaptado su pronunciación a [kid], [rékiem], esto es, sin pronunciar la “u”. Asimismo se han creado variantes para algunos latinismos terminados en –um: currículo, memorando, pandemonio, podio, referendo, ultimato, maremagno; (syllabus también aparece el DRAE como sílabo). Sin embargo, no todos cuentan con variaciones; tal es el caso de álbum, rictus y vademécum.
Lo mismo sucede con exequátur, quiadrívium, quórum, súmmum… a pesar de que en el nuevo Manual de Ortografía se recomienda su completa castellanización: execuátur, cuórum…; incluso cuadrivium cuenta con una adaptación: “cuadrivio”. “Súmmum” a “sumo”, continúa reacio al cambio como observamos en el siguiente ejemplo del Manual: “No era el sumun de la elegancia, pero el Haití era un café emblemático”. Esperemos la rápida adaptación de los extranjerismos. ¡Sería el sumo que todos se castellanizaran!
Facultad de Humanidades.
Universidad de Piura.