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  • “El valor de la verdad no está ligado a ventilar las cosas privadas”

Durante el Programa de Formación de futuros Docentes, entrevistamos a la Dra. Genara Castillo.

Por Julio Talledo. 03 octubre, 2012.

(Piura).- Días atrás, la concursante del primer día de emisión del programa “El Valor de la Verdad” fue hallada muerte, luego de que su expareja confesara que la secuestró y asesinó. Ante el lamentable hecho Beto Ortíz, conductor del programa, dijo “si un invitado sale del programa y lo atropella un carro ¿será mi culpa?”, alejando al programa del caso. A raíz de ello, conocidos conductores de televisión pidieron la cancelación del mismo.

Durante los talleres del Programa de Formación de futuros Docentes en la Universidad de Piura, entrevistamos a la Dra. Genara Castillo, docente de la Facultad de Humanidades de la UDEP, tras su ponencia: “La búsqueda del valor de la verdad” para que nos comente sobre la verdad que se difunde en los medios.

Doctora ¿A qué llaman los medios de comunicación o que entienden por ‘verdad’?

Llaman verdad simplemente a los hechos, sin más. Estos hechos—que no son nada útiles para la sociedad—tienen unas características muy delicadas: pertenecen al ámbito personal e íntimo de las personas. De ahí que, no hay derecho a ventilar ni el hecho ni a la persona. Nadie tiene la capacidad para hacer un juicio sobre su vida o intimidad y menos aprovecharse para trasmitirlo como verdadero e interesante ante miles de televidentes.

¿Y no son las personas libres de decidir si mostrar o no su intimidad?

Lo son, pero en un plano de confianza entre los suyos, no para difundirlo a desconocidos y menos manipulándolos exacerbando el morbo. Cuando se da una intimidad personal a otro, siempre es con un afán de ayudar o, cuando menos, que vaya encaminado a la mejora del individuo. Algo que en lenguaje popular se dice: “los trapos sucios se lavan en casa”. Esto sí que se rechaza en su totalidad porque no mejora a nada ni a nadie, solo perjudica.

¿Entonces lo que se difunde en los medios no son verdades?

La mayoría olvida difundir verdades a profundidad. Como reitero se entregan hechos concretos: “la persona desaparecía fines de semana porque se supone o la gente entiende que ejercía la prostitución”. Estos datos sueltos y descontextualizados de ninguna manera contribuyen ni a levantar o elevar al otro, sino que fomenta el morbo de quienes están sentados viendo un programa televisivo.

Cara al programa concurso¿Por qué utilizan el nombre de ‘valor de la verdad’?

Se entiende que bajo ese lema se premia la ‘sinceridad’, pero ésta tiene unas condiciones (reglas del juego). Por ejemplo si soy laboratorista no puedo decirle a un desahuciado: “te quedan tres meses ah”. No. Hay maneras de ser sincero y a veces la sinceridad conlleva incluso al silencio,porque quien me escuchará no está buenas condiciones. Tengo que pensar muchísimo cómo proporcionaré esa verdad. Si se quiere manipular (tocar las teclas sensibles de la audiencia) sí se desfigura la verdad a cambio de rating.

¿Pero la gente, es decir el público espectador, sintoniza estos programas y les gusta?

Sí. Esos programas se transmiten porque hay quienes los ven. Si somos consumidores de ese tipo
satisfacerse con dicha ‘comidilla’. Sin embargo, los medios tienen un público cautivo, que está en tantas cosas superficiales que disfrutan de temas banales.

¿Entonces que están haciendo por transmitir la verdad?

Muy poco. La mayoría se deja llevar por el rating. Y esto no es informar, más bien deformar la realidad y hechos que no están debidamente contextualizados, menos difundidos.

La doctora Genera cita el ejemplo del caso del 11 de setiembre: el atentando contra las torres gemelas.

Los periodistas hicieron un pacto de honor y coincidieron en que no entregarían ni publicarían ninguna foto en la que se muestren cuerpos destrozados. Lo máximo que se difundió fue cómo algunas personas (a lo lejos) se arrojaban del edificio. Eso es respeto, y solidaridad se da cuando existe ética profesional.

¿Este tipo de programas influyen en el comportamiento del público espectador?

Totalmente. Ocurre que la vista y el oído son posesivos. Todo lo que vemos u oímos forma parte de nuestra interioridad. Lo negativo nos reconfigura por dentro. Incluso hay gente que ya no ve noticieros porque dicen “la crónica policial”. Sí es un riesgo que vendan rating no importándoles y más aún, olvidándoles su labor informativa. Tienen que dar información con formación.

¿Finalmente cuál debería ser el compromiso de los medios para tratar en lo posible de difundirla verdad?

Es momento oportuno para que reflexionen aunque sea un minuto. Que piensen en la trascendencia de la labor que asumen los comunicadores. Ahora la cultura se da, en gran parte, a través de los medios de comunicación. De ahí que deben ser responsables y conscientes de que la información que recogen y la manera cómo lo muestran genera una reconfiguración interna de las personas: de sus criterios y sentimientos.

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