Un profundo análisis sobre el conflicto que ocurrió en "La Parada".
Por Cesar Flores Córdova. 02 noviembre, 2012.
“Lo primero que pensé al ver lo que pasaba fue: ‘no hemos aprendido nada’ de los conflictos con las mineras, con los profesores, con los agricultores; y con lo vivido en Piura, por el Mercado modelo. Cuando el mensaje no es claro y no se ven las ventajas y mejoras para los implicados, viene la resistencia al cambio, y si a esto se le agrega el factor delincuencial, la situación se torna incontrolable. Lo de La Parada, no debió pasar”, opina la Mgtr. Juana Huaco, docente de la Universidad de Piura y experta en temas de gestión pública y competencias directivas.
Para Huaco García, en lo vivido en Lima, como en otros casos, “ha faltado coordinación y comunicación con los implicados, sobre lo que realmente se quiere hacer. Dijo que si bien los actos de violencia y delincuenciales ocurridos son censurables desde todo punto de vista y deben ser sancionados, la Municipalidad (aunque tenga muy buenos proyectos) no debe olvidar a los principales protagonistas: los comerciantes, con ellos se tiene que trabajar en primera instancia.
¿Por qué acabó todo tan mal en La Parada, qué faltó, en cuanto a gestión pública?
Faltó lo básico para toda gestión: la coordinación; no para realizar el proyecto de traslado (que puede estar bien estudiado, trabajado y sustentado) sino para llevarlo a cabo; es decir, para implementarlo. Los principales protagonistas, por lo general, siempre son dejados para el final y, muchas veces, por la falta de información pueden ser manipulados por otros intereses. ¿Sucedió esto en La Parada? Es lo que ahora se debe investigar.
¿Cómo se podría evitar esta clase de tragedias, saqueos, violencia?
Con participación. Una gestión pública tiene como principales actores a su público: la comunidad en general. Por otra parte, el beneficio detener un mercado moderno y tecnificado no es solo para los clientes –en este caso de La Parada– ni solo para los compradores; es principalmente para los comerciantes mayoristas. Por tanto, es con ellos con quienes se tiene que trabajar este tipo de proyectos.
En Piura, sucedió algo parecido y como los comerciantes no fueron “convencidos” con el proyecto, todo ha quedado igual; pasan los años y seguimos con un mercado cada vez más inseguro y caótico.
¿Qué hace falta para lograr el orden de modo pacífico?
Esfuerzos de comunicación y diálogo. Los primeros interesados por el traslado deben ser los propios comerciantes: Para esto, ellos deben ver las ventajas del cambio; no se trata de cambiar por cambiar, sino que los comerciantes y su público deben estar convencidos de que serán los ganadores con este traslado. Sin embargo, con lo sucedido en Lima se ha visto que los mejores organizadores han sido los pandilleros, los delincuentes. Esto no debe ser así, el mercado es de la comunidad (vendedores y compradores).
En Piura, ¿qué debería hacer la alcaldesa, por ejemplo, si tuviera que desalojar el mercado?
No olvidar esta segunda desgracia, para evitar otra más.
¿Qué pasos deben darse antes de tomar medidas drásticas?
Es que no debe haber medidas drásticas. La violencia genera más violencia. Todo cambio debe ser aceptado y llevado a cabo con los propios protagonistas, sin violencia. Hacía ahí debe estar encaminado el esfuerzo de toda gestión. Habrá algunos en desacuerdo, pero no todos ni la mayoría. Si la mayoría acepta el cambio y entiende las mejoras y beneficios que pueden obtener, ellos mismos convencerán a los demás para hacer los traslados. Pero, sin embargo, ha pasado un tiempo y quizá el Mercado Las Capullanas, hacia donde se haría el traslado no esté listo o esté peor que antes; ojala me equivoque.
¿Cuál es el reto de la gestión de las autoridades regionales y locales?
Una gestión pública no solo implica el desarrollo de buenos proyectos, sino también la factibilidad de implementación. Los proyectos son mejorados con participación y la participación ciudadana aún es incipiente en nuestra Región. Hay que considerar que los principales protagonistas son los líderes de todas las comunidades organizadas y hay que trabajar con ellos.
Las gestiones municipal y regional deben fortalecer sus capacidades de participación y negociación con las comunidades. Este es el gran reto para nuestras autoridades de todos los niveles de la organización pública.