En más de una oportunidad hemos comentado la necesidad de constituir partidos regionales con la finalidad de desarrollar el mapa político del país. Era evidente que este deseo no se quedaba en su sola inscripción en el Jurado Nacional de Elecciones, pues iba de la mano con la demanda de una organización partidaria que no […]
Por Carlos Hakansson. 06 noviembre, 2012.En más de una oportunidad hemos comentado la necesidad de constituir partidos regionales con la finalidad de desarrollar el mapa político del país. Era evidente que este deseo no se quedaba en su sola inscripción en el Jurado Nacional de Elecciones, pues iba de la mano con la demanda de una organización partidaria que no se limite a preparar una campaña electoral en la Región, sino también en la convocatoria de cuadros técnicos para elaborar un plan de gobierno que nos señale un norte de desarrollo sostenido en todas sus áreas: Educación, Economía, Medio ambiente, Infraestructura, etc.
El tiempo pasa y apreciamos el mismo ciclo político, se fracturan las alianzas, se inscriben nuevos partidos, comienza la oposición, surgen propuestas de campaña y, finalmente, nuevas elecciones regionales. La Región Piura tiene muchas potencialidades y proyectos a la espera de una gestión eficiente, la inversión pública debe acompañar a la privada; es más, adelantarse llevando energía, agua e infraestructura, para darle valor a zonas que ahora se encuentran excluidas del desarrollo; la inmediata consecuencia será el mejoramiento de la calidad de vida de más ciudadanos. No olvidemos que la Región Piura tiene la dimensión territorial de un Estado europeo, la diferencia es que nos queda todo por hacer.
Como hemos dicho en otras ocasiones, si los partidos políticos no cuentan con un plan a largo plazo para la formación de una militancia preparada para gobernar volveremos a repetir el mismo ciclo. No es suficiente la inscripción del partido sino su capacidad para la acción del bien común; no olvidemos que de las decisiones políticas dependerá el futuro de la Región, que tengamos más inversión, más trabajo, para tener, y exigir, mejores prestaciones en educación y salud.
El crecimiento económico de la Región Piura demanda la necesaria constitución de una clase política que pueda preparar y pactar un proyecto de desarrollo integral para la Región, una guía que la convierta (en unos veinte años) en un modelo piloto a seguir en las distintas regiones del país; evitando así lo que el actor Robert Redford dijo a su jefe de campaña, como última frase del guión, en su película “El Candidato”, al enterasre de que había sido elegido Senador del Congreso norteamericano: ¿y ahora qué hacemos?