El Mgtr. Juan Carlos More, especialista en Comunicación audiovisual y Cibermedios, opina sobre la producción televisiva en el Perú.
Por Juan Carlos More. 14 febrero, 2013.Se ha desatado una lluvia de ‘guerras’ y ‘combates’ en la televisión peruana. Infidelidades, chismes, romances armados o no, insultos y hasta golpes forman parte de los programas más sintonizados en el Perú en los horarios familiares. ¿Qué tan bajo se puede caer para aumentar el rating y las ganancias? ¿Cómo contar con mejores programas? El Mgtr. Juan Carlos More, especialista en Comunicación audiovisual y Cibermedios de la Facultad de Comunicación, opina sobre la oferta televisiva en el Perú.
¿Qué está pasando con la televisiva nacional?
La televisión debería ofrecer una programación completa y variada, para que el usuario pueda escoger y encontrar su espacio de satisfacción en los momentos de ocio. Sin embargo, en el Perú todo es lo mismo. Las parrillas televisivas no dejan muchas alternativas de selección al televidente, copian o compran fórmulas de lo peor que hay del extranjero. El canal de al lado hace lo mismo, pero con pequeñas variaciones, con peores contenidos.
¿El televidente se beneficia o perjudica?
En los últimos años, los medios han encontrado su lugar, ya no como independientes sino como grupos. Esto significa que lo que hoy sale en televisión, rebota en la web y mañana es noticia en el periódico, porque forman parte de un mismo grupo. Esto no es malo, hay espacio para todo, pero el televidente se queda sin alternativas para elegir. Las pantallas ofrecen lo mismo de siempre y eso perjudica al usuario, por la visión que se crea de oferta y posibilidades.
Los programas juveniles están “en auge” en el país y generan modelos de comportamiento, sobre todo, en los jóvenes. El irrespeto, atentados contra los valores, chismes y hasta insultos son cosas de todos los días, entonces, ¿por qué tienen niveles de audiencia tan altos?
Se está generando una percepción de que lo que está en televisión es normal, se presenta y asume como tal. Y si estos programas tienen alto rating, no es culpa exclusiva de la televisión por vender morbo, sino también del público que lo asume y defiende como modelo.
La gente es capaz de pintarse de rojo y salir a la calle para manifestarse en contra de las corridas de toros, pero ¿qué se hace para defender al ser humano?, hay muy poco respeto por la vida al mostrar imágenes sin reservas. Defendemos animales pero la vida no se defiende, de pronto ‘Gringasho’ no parece tan malo. Entonces, estos modelos de comportamiento no son responsabilidad única de los medios de comunicación, ni de los canales de televisión, sino que son un resultado de cómo estamos viendo las cosas.
¿Qué acciones tomar?
Los usuarios tenemos que tomar una posición activa ante lo que los medios nos dan. Finalmente, se consume casi lo mismo y nadie dice nada. El televidente debería ejercer el poder que tiene: el de decidir. Hoy en día los nuevos medios nos permiten hacerlo. Se puede hacer algo; hay que hacerlo.
¿Qué necesita la producción audiovisual peruana?
Visión de futuro. Es necesario que se considere lo que significa tener una oferta con la variedad tecnológica a la que tendremos acceso. Con ello en mente, debe crearse escuela dentro de las productoras, los canales de televisión, las universidades y los medios de comunicación. Hace falta que esa misma gente que saca lo peor de la sociedad y hace series con ello empiece a sacar cosas positivas y de personajes ejemplares. En el Perú hay buenas producciones, pero el apoyo de las universidades y personas que las ven no es suficiente. Debería tener una respuesta en la sociedad, en los productores, en los dueños de los canales y en los demás medios. Además, creo que la televisión peruana debe adaptarse a una fórmula de negocio que todavía no se está usando: la de la oferta variada.
¿Qué implica lograr un cambio positivo en la oferta televisiva?
Un trabajo conjunto. Se debe apelar a la responsabilidad de los medios para garantizar un futuro sostenible, que les permita vender en mejores condiciones de las que hay ahora. Hace falta una tarea conjunta: universidades que formen gente que produzca contenidos de calidad; y que las empresas informativas ofrezcan a estos egresados al medio como escuela donde se pueda seguir formando a los creadores de contenidos nuevos y mejores. El cambio tiene que ser muy grande e implica responsabilidad de los medios, de los directores, dueños y productores, pero también del público que debe saber no aceptar todo lo que le ponen por delante y debe aprender a rechazar los malos contenidos.