29

May

2013

Piura, capital de capitales

En 1933, el geógrafo alemán Walter Christaller desarrolló la Teoría de los lugares centrales, un modelo territorial que tuvo un gran impacto en las décadas siguientes. Según esta teoría, las regiones homogéneas tienden a configurarse de manera jerárquica, asignando a cada núcleo urbano una función específica en beneficio de todo el territorio. Pienso que, para […]

Por Juan Ramón Selva. 29 mayo, 2013.

En 1933, el geógrafo alemán Walter Christaller desarrolló la Teoría de los lugares centrales, un modelo territorial que tuvo un gran impacto en las décadas siguientes. Según esta teoría, las regiones homogéneas tienden a configurarse de manera jerárquica, asignando a cada núcleo urbano una función específica en beneficio de todo el territorio.

Pienso que, para las ciudades de la costa del Departamento de Piura, este arquetipo puede ser todavía válido. No en vano, el desierto es el más isótropo de todos los territorios.

Así, Talara cumpliría su función de polo industrial y portuario, Paita y Sechura tendrían un papel fundamental en el abastecimiento de la región (especialmente el relacionado con la pesca), y Sullana ejercería una centralidad en el pequeño comercio. Por último, a Piura, como capital, le correspondería jugar el rol de ciudad financiera y de servicios.

Ahora bien, una de las condiciones que ha de cumplir la capital departamental, si de verdad aspira a convertirse en un centro de negocios atractivo, es garantizar la seguridad ciudadana. Las transacciones económicas huyen de los ambientes inseguros, y no hay más que abrir el periódico cada mañana para darse cuenta de que aún tenemos mucho que mejorar en este sentido.

De hecho, contar con cámaras de vigilancia en las calles no asegura la desaparición de la violencia, sino que, en primer lugar, constata la inseguridad urbana existente. Estas medidas, antes que formar parte de la solución futura, son un reflejo del fracaso pasado.

Es cierto que se puede argumentar también al revés: a mayor movimiento de capitales, mayor aumento de las actividades delictivas, y por consiguiente, mayor inseguridad ciudadana. El tema es complejo, pero no podemos resignarnos a contemplarlo -quizá desde la tranquilidad del condominio privado- como parte de un destino urbano inexorable.

Como se recordó en la Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito, de noviembre pasado, la reconstrucción del espacio público resulta directamente proporcional a la implicación de la ciudadanía. Por otro lado, incluso el diseño urbano puede contribuir a mantener la seguridad en la ciudad. Otro día hablaré de ello.piura_capital_capitales

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