Los agentes educativos deben cumplir su misión para garantizar la calidad de los libros. El Ministerio de Educación y el Observatorio Nacional de Textos Escolares tienen una función que ejercer. Los padres no son profesores, no debieran ser los responsables de revisar la corrección de los textos. Estas son algunas de las observaciones de dos […]
Por Elena Belletich Ruiz. 03 junio, 2013.Los agentes educativos deben cumplir su misión para garantizar la calidad de los libros. El Ministerio de Educación y el Observatorio Nacional de Textos Escolares tienen una función que ejercer. Los padres no son profesores, no debieran ser los responsables de revisar la corrección de los textos. Estas son algunas de las observaciones de dos docentes de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Piura.
La profesora Emma Carreño indica que cada agente tiene una responsabilidad en el proceso de aprendizaje de los alumnos, y no la pueden evadir ni olvidar. Sin embargo, dijo, no siempre asumen sus roles de la mejor manera ni se elige a las personas idóneas. Carreño es magíster en Investigación en la Enseñanza y Aprendizaje de las Ciencias Experimentales, Sociales y Matemáticas.
Educación: un sector vulnerable
Carreño Peña recalca que la educación en el país sigue siendo vulnerable y esto se evidencia en las evaluaciones oficiales de maestros y alumnos; en las experiencias cercanas que tenemos cada uno; y, por las noticias que informan que la vulnerabilidad también aqueja a las editoriales y a los responsables de elaborar los libros.
Indica que los autores de los libros deben ser conscientes de la trascendencia de su trabajo debido al valor que, socialmente, se les atribuye. “Para la mayoría, si está en el libro es ‘ley’. Estos materiales educativos deben comunicar conocimientos correctos y, proponer problemas coherentes, con la teoría y objetivos valiosos para promover aprendizajes. Además, luego de ser elaborados, se debe revisar minuciosamente el material que proporcionan”. Carreño comenta que en varios libros de matemáticas de conocidas editoriales “no pocas veces los ejercicios y problemas no están bien redactados, son ambiguos, no se entienden, y, lo que es más grave, los ejercicios más que hacer razonar y pensar al alumno lo lleva a mecanizarse”, anota.
Ejercicios para la casa
Para la Magtr. Flor Hau Yon, experta en estrategias de enseñanza-aprendizaje y en nuevas tecnologías aplicadas a este; evaluadora acreditada del Coneau, otro problema común, lo constituyen las tareas para la casa, cuando no ha habido orientación del profesor. “Existen libros que al final de cada tema desarrollado proponen una serie de ejercicios y problemas por niveles: del más simple al más complejo. Me pregunto, ¿hasta qué nivel se desarrolla en clase? Luego, estos ejercicios se convierten en “tareas para la casa”, que el alumno debe realizar sin orientación del profesor del curso; y muchas veces, con ayuda de uno ‘particular’, en horarios ‘extra escolares’”.
Por otro lado, afirma que si el desempeño de algunos docentes es materia de discusión y los libros tienen errores, ¿qué puede aprender el alumno? Esto reduce grandemente las posibilidades de una educación que ayude a mejorar.
Que cada quien cumpla su rol
Emma Carreño sostiene que para que cada agente educativo asuma su responsabilidad en el proceso de enseñanza-aprendizaje hay que concientizarlos. “En el caso de los libros, las editoriales deben encargar su elaboración a personas de sólida formación académica y humana, suficientemente idóneas para desarrollar todas las tareas implicadas en este proceso, incluyendo la revisión… Por su parte, el Ministerio de Educación debe cumplir un rol de auditor, para asegurar la calidad de los libros de texto que se ofertan en el mercado. La auditoría debe ser también una tarea de política educativa, y la deben realizar personas preparadas para tal fin”.
Anota también que a las instituciones educativas deben auditar el material antes de proponer el uso de un libro de texto y hacerle una rigurosa revisión, para evitar las “sorpresas ingratas”: conceptos erróneos o mal redactados, expresiones con faltas de ortografía, etc. Los responsables concretos de esta revisión han de ser los coordinadores o los encargados de la parte académica en sus instituciones y los docentes”, anota.
No es función de los padres de familia
Si bien los padres de familia pueden colaborar en la tarea de revisión, no son los responsables de esta labor, señala Hau Yon, pues –en su mayoría, no son profesionales de Educación. “Sé que los colegios están obligados a hacer que los padres de familia vean los libros texto e incluso a pedirles sus firmas de aceptación. ¿Acaso el padre de familia va a revisar todos los textos que compre para su hijo? Esa no es su función… Este debe apoyar a su hijo; esto es muy distinto a revisar y decidir qué libro debe pedir el colegio. Además, para decidir se deben conocer un gran número de libros texto (para comparar y elegir el mejor), y los hay de todos los estilos y colores”, anota la especialista en Educación.
Hay que eliminar los textos con errores
Flor Hau Yon afirma que el Minedu es corresponsable, con la institución educativa, de esta tarea; e indicó que el Observatorio Nacional de Textos Escolares también debe cumplir sus funciones, porque los libros de las editoriales están inscritos allí, sino ¿quién da las garantías del caso?, dijo. Añadió que el problema también sería grave sin hubiera errores de conceptos o se introdujeran ideologías violentas u otras negativas, en los textos. “Hay que formar al estudiante en todos los aspectos, no solo en matemática y lenguaje. Son personas que viven en una sociedad y que debe apuntar al bien común. Por ello, quienes elaboren los textos escolares deben tener una sólida formación académica y humana”.
Finalmente, recomendó eliminar del mercado los textos que contengan errores. “No se puede ‘jugar’ con la educación de nuestros niños y jóvenes. Seguramente las editoriales pensarán en todas las pérdidas económicas que tendrían, pero deberían preocuparse más por su falta de credibilidad en el futuro”.