El Mgtr. Luis Bretel dispone de una amplia experiencia en formulación, implementación y evaluación de propuestas curriculares y metodológicas para la Educación Básica y Superior.
Por Kattia Cañola. 11 octubre, 2013.Luis Bretel, profesional de la Educación con especialidad en Filosofía, quien dictó el taller “Metodologías activas y cooperativas de aprendizaje”, organizado por Universia en colaboración con la Facultad de Ciencias de la Educación de la UDEP y dirigido a directores de programa, de departamento, de estudio y profesores miembros de las seis facultades, habla sobre la necesidad de transformar la enseñanza universitaria.
A grandes rasgos, ¿cómo definiría la enseñanza universitaria en el país?
Mayoritariamente es una enseñanza centrada en el contenido, es decir, en transmitir una serie de conocimientos. Usualmente la enseñanza universitaria consiste en explicar contenidos, de hecho, desde que se diseña la currícula lo que se hace es distribuir en cursos una serie de informaciones y de conceptos, que los alumnos tienen que conocer para que luego ese “aprendizaje” sea verificado a través de las evaluaciones.
Y, ¿cómo debería ser?
La enseñanza de pregrado debe estar orientada a la profesionalización, debería ser una enseñanza que no gire en torno a los contenidos sino en las prácticas profesionales y a las competencias profesionales. Es decir, más que enseñarles temas a los estudiantes lo que debería hacerse es ayudarles a adquirir las competencias que se requieren para poder tener un ejercicio profesional calificado. El objetivo de un curso no es que el alumno aprenda el contenido, el objetivo es que este aprenda a hacer algo con esos contenidos y que ese algo esté relacionado con su profesión. Él que solo repita los contenidos como loro no lo va a hacer mejor profesional. Lo ideal sería que el estudiante esté lo más próximo o cercano a la práctica profesional desde el primer ciclo.
¿Cómo lograr ese cambio?
El esfuerzo que se está haciendo desde el Consejo Nacional de Acreditación de universidades es imparable. Este mecanismo, importantísimo, permite que las universidades puedan acreditar la calidad de la formación que ofrecen, demostrando que lo que están haciendo, efectivamente, es formar profesionales, y que existe una correlación entre lo que ofrece y lo que hace. Urge que se de esa coherencia. La otra parte es que las autoridades de las instituciones deben tomar decisiones para lograr el cambio. Esto, supone un proceso largo y lento de formación de los docentes, ya que en el modelo universitario del siglo pasado bastaba tener a un profesional bueno en la carrera para ponerlo frente a los estudiantes y que los estudiantes por solo escucharlos se convertirían en buenos profesionales, pero en realidad se necesita convertir a ese profesional es un experto en métodos pedagógicos alternativos a la clase magistral.
Este taller es dar un primer un paso para aproximar a los profesores de carreras distintas a esas metodologías pedagógicas activas y cooperativas.
¿Cuáles son las principales barreras que se presentan para lograr un cambio en la enseñanza universitaria?
La principal barrera es la resistencia al cambio, siempre el cambio desestabiliza pues obliga a hacer cosas distintas, replantea la manera en que siempre se han hecho las cosas. El cambio no solo implica transformaciones a nivel de docente y del aula, sino también en el orden organizativo y administrativo. Por ejemplo, cambiar el mobiliario fijo al piso, por uno que permita formar equipos, desintegrarlos. Otro ejemplo sería el incorporar la tecnología en las aulas.
Y hablando de acreditación ¿Cómo va este proceso en las universidades?
Va viento en popa, es un proceso que empezó muy frágil, pero en este momento no hay posibilidad de retroceder, por el contrario, existe el compromiso del Estado, las mismas instituciones cada vez están más abiertas e incluso el Banco Mundial ha puesto recursos para el proceso.