El Dr. Pérez, docente de la Facultad de Humanidades, explica que si bien según el diccionario la vocación es la ‘acción de llamar’, “esta debería entenderse como una ‘acción de escuchar’. Escuchar, sí, nuestra voz interior… La vocación es algo con lo que ya nacemos”.

Por Elena Belletich Ruiz. 02 diciembre, 2013.

Alumnos educacion 2013“Así como los carros vienen de fábrica con airbag de serie o frenos ABS, tenemos en nuestro interior la semilla de aquello que, a lo largo de nuestra vida, nos hará felices, y que en ella no hacemos sino buscar hasta encontrarla y, cuando lo hacemos, sabemos que ese será el camino hacia una existencia vivida a plenitud”, así define el literato Crisanto Pérez Esàin la vocación. 

El Dr. Pérez, docente de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Piura, explica que si bien según el diccionario la vocación es la  ‘acción de llamar’,  “esta debería entenderse como una ‘acción de escuchar’. Escuchar, sí, nuestra voz interior… La vocación es algo con lo que ya nacemos”.  Como literato dice: “las vocaciones son múltiples, como  diversos los caminos para alcanzar una existencia en plenitud. La vocación por el matrimonio, por el sacerdocio, pero también por la medicina, la ingeniería, el mundo de las leyes o el de la enseñanza. Esta última es particularmente especial, pues en el fondo es la que facilita a los demás a que descubran su propia llamada, a limpiar la maleza del camino y a poner las señales justas, no más, para que cada persona se encuentre con su futuro y se reconozca en su verdadero ser”.

Así lo entiende Cristina Angulo del Álamo (IV ciclo, especialidad de Educación inicial). Es la menor de tres hermanos, pero lo dejó todo en Lima para seguir su vocación, para la que da un par de razones: “Cuando  era niña, mi mamá trabaja en adopciones y siempre me llevaba con ella. Veía una realidad muy diferente a la mía. Además de no tener padres, muchos niños no recibían la debida educación…. La segunda, tuve una de las mejores profesoras, como persona y profesional, cuando cursaba inicial en el colegio… Quería ser como ella para ayudar a los niños de nuestro Perú”.

La tarea de educar

Para la educadora Luzmila Flores, de la Facultad de Ciencias de la Educación “Educar es una tarea esencialmente humana y muy grande. A tal punto, que quien la realiza asume una responsabilidad que es, además, irrenunciable. Como está de por medio la dignidad de la persona, la tarea de educarla no resulta una actividad cualquiera sino que se vuelve para quien la hace una ‘misión especial’.  Constituye un desafío, nada fácil, pero para quien lo afronta es una experiencia de gozo, una de las satisfacciones humanas más grandes que ninguna otra cosa en la vida puede dar”.

Asegura  que “educar a otros implica confiar en el potencial de desarrollo de las personas y construir una relación que transmite confianza y seguridad. Genera una motivación especial para superar obstáculos y llegar a más. Goethe decía ‘Trata a una persona como parece que es y seguirá siendo como siempre ha sido. Trátala como puede llegar a ser y se convertirá en quien realmente es. La imagen que cada uno tiene de sí mismo es en gran parte un reflejo de lo que en él ven los demás. Por eso, las expectativas sobre una persona pueden llegar a cambiarla mucho, mejorando o empeorando, su motivación personal”.

La función del educador

Mariana Antonella Matellini Mosca llegó de Lima para estudiar Educación Secundaria (especialidad en Lengua y Literatura). Cuando cursaba cuarto año de secundaria “veía a mis profesores y sentía que quería hacer lo mismo. Convivir con los alumnos y enseñarles no solo cursos y materias, sino también educarlos en valores”. Está aún en el primer año pero ya sabe cuán importante es la tarea del educador: “su función es determinante en la sociedad. Por doce o trece años, los  chicos pasarán gran parte del año y de sus días, en el colegio. Los profesores deben velar porque reciban una educación adecuada, esmerarse en darles lo mejor de sí y formarlos  en sus distintas dimensiones: intelectual, emocional, física, espiritual y socialmente”, explica.

En la especialidad de Lengua inglesa estudia Gladys Daniela Zegarra Cáceres (de Lima). Intentó no escuchar la voz interior que le aconsejaba seguir Educación “En los test escolares siempre salía el mismo resultado; sin embargo, los obvié: además, mis padres deseaban que estudie ‘algo más productivo económicamente’. Comencé  a estudiar Administración; pero, cada vez que podía, daba clases particulares. Lo disfrutaba mucho; ¡me encantaba enseñar!”. Ahora está como pez en el agua.  “La lengua Inglesa es cada vez más importante. Con el  dominio de otro idioma tan importante como el inglés podemos enseñar a otras personas de diferentes países más sobre nosotros, nuestra cultura, costumbres, etc.”. Proyectándose al futuro se ve enseñando siempre: “El problema de nuestro país es cultural, pero todo podría cambiar con una excelente educación, ya que esta es realmente la base de todo. Si mejora la educación nuestro país será diferente. Me gustaría ser parte de ese cambio, como educadora”. 2013 Alumnos educacion

Los padres y la vocación

La sicóloga María Luisa Ruesta Arce define la vocación “como un llamado que es primero una sensación y después se convierte en un sentimiento, de querer  hacer  y ser. Es una fuerza interior que nos jala a una realidad, para transformarla, para colaborar, para ser felices”.  Sin embargo, hay muchas barreras que pueden ocultar o frenar el desarrollo de la vocación. Al respecto, Daniela Zegarra comenta: “Muchos padres suelen poner mucha presión en lo que sus hijos decidan estudiar y, a veces, esto puede confundirlos más, al punto que puede que nunca encuentren su verdadera vocación”.

Atravesando las fronteras

Hay jóvenes que caminan grandes distancias para acudir mañana y tarde a sus clases, o se quedan si almuerzo para estudiar y rendir bien sus exámenes o se privan de bienes y servicios necesarios o de algún gusto banal que sí se dan otros jóvenes de su edad, solo por estudiar lo que más les gusta y pensar en un mejor futuro.

Hay muchos que vienen de distintas ciudades del país a realizar sus sueños; o de otros países, como Christian Isaac Andrade Suárez. Vino de Ecuador para descubrir la Historia del Perú, en la especialidad de Historia de la carrera de Educación; está a punto de concluir el tercer año. En el 2009 había comenzado a trabajar donde estudió su secundaria, cuando, al terminar el 2010 y observando su vocación docente, los directivos del Colegio Técnico Particular Montepiedra decidieron enviarlo a Piura.

Dicen que lo que se hereda no se hurta y el caso de Christian lo confirma. Hijo de Graciela y Washington, ambos maestros de educación Primaria, descubrió su vocación cuando había terminado un ciclo de Ingeniería en su país. “Supe que no era lo mío, aunque iba bien en notas, así que lo conversé con mis padres”. Está convencido de que el “educador es pieza clave, junto con los padres, en la formación de la persona, desde que da sus primeros pasos hasta que empieza su vida profesional, y aún más allá. Además, su función la ejerce con su vida porque es ejemplo para los demás, por lo tanto, con su actitud y vida honesta debe reflejar lo que enseña; la coherencia y el ejemplo son lo que más educa”.

Como a todos los estudiantes que no son de Piura, a Christian también le costó adaptarse a estar en otro lugar, sin su familia y sin ayuda para sus tareas domésticas. Ahora, está muy feliz en Piura y cada verano va a Guayaquil y trabaja en su colegio. Además, en la UDEP no solo estudia, también practica deportes  (fútbol, tenis de mesa y atletismo) y estudia en los talleres de arte.

La fuerza de la vocación es realmente grande. Y tú, ¿ya sabes cuál es tu vocación?

Educadores de la UDEP

Desde 1990, la Facultad de Ciencias de la Educación ha formado a más de 630 educadores de los distintos niveles y especialidades. Actualmente, más de 350 jóvenes siguen la carrera en las modalidades presencial y a distancia.

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