15

May

2014

“La acreditación es un proceso que debe ir mejorando”

El doctor Abruña brinda su punto de vista sobre cómo camina el proceso de acreditación de facultades y comenta el proyecto de la Ley Universitaria.

Por Cesar Flores Córdova. 15 mayo, 2014.

Hace unas días, los rectores de las Universidades privadas que pertenecen a la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) eligieron al Dr. Antonio Abruña, exrector de la UDEP, como su representante ante el Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau). En la siguiente entrevista, el doctor Abruña brinda su punto de vista sobre cómo camina el proceso de acreditación de facultades y comenta el proyecto de la Ley Universitaria. AntonioAbruna2

¿Cómo evalúa el proceso de acreditación?

Me parece que el Perú es uno de los últimos países sudamericanos que ha entrado a un proceso de acreditación. Por ley hay tres carreras que tienen que ser acreditadas obligatoriamente: medicina, educación y derecho; en las otras carreras es voluntario. Aunque no hay sanciones para quienes no se acrediten, se ha previsto algún tipo de medidas de fomento, pero son temas que hay que ir trabajando.

¿Considera que se ha avanzado?

Por lo que sé, se ha avanzado: no es poco trabajo iniciar de cero, establecer los sistemas de acreditación y comenzar a crear la conciencia en las universidades de la necesidad de acreditación. En cuanto a centros acreditados, parece que todavía son pocos, pero esto depende también de cuántos centros hayan solicitado la acreditación. Quizá alguno pueda pensar que la acreditación resolverá todos los problemas de las universidades, pero pienso que no es así, es un medio más –importante, ciertamente- para mejorar la calidad en las instituciones universitarias, pero está sujeto a lo que establece la ley y al carácter voluntario de la acreditación. Por tanto, cuando se quiera evaluar el trabajo del CONEAU hay que hacerlo teniendo en cuenta la medida de las facultades que el Legislativo le ha otorgado, que son, por cierto, bastante limitadas. A veces podemos equivocarnos al hablar de la función que cumple cada institución, por ejemplo, se culpa a la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) por el número de universidades y su funcionamiento, pero aprobar y evaluar a las universidades no es función de la ANR.

Entonces, ¿la crítica hacia estas instituciones es sin fundamento?

El ámbito de acción de un organismo público está fundamentado y limitado por lo que dice la ley. Al CONEAU la ley le faculta para que apruebe los estándares de acreditación y acredite a las Universidades que lo soliciten, no dice mucho más. Por lo tanto el CONEAU sólo tiene como función comprobar que el nivel de determinado programa de una universidad que lo solicita es conforme o no con determinado estándar.

La acreditación busca que las universidades cumplan estándares internacionales. En ese sentido, ¿cómo se debería entender la ‘calidad en la enseñanza’?

La calidad en la función universitaria es la suma de varios componentes y depende también, en parte, de cuáles sean los objetivos que se marca la universidad. No es lo mismo, por ejemplo, una universidad que se plantea la investigación como corazón de su universidad que la que se plantea la docencia profesional. En todo caso, la calidad estará conformada por la visión de la universidad que determinada institución tenga, la que aportan los miembros que conforman esa institución y por el concurso de los medios materiales y económicos de los que dispone. En todo este proceso, no hay que olvidarse, además, la función promotora que el Estado debe cumplir.

Propuesta de nueva ley universitaria

¿Dónde está el fundamento de la calidad de la enseñanza?

Sin lugar a dudas en la calidad de los profesores. La enseñanza universitaria es la búsqueda y transmisión de conocimientos; esto es el corazón de la universidad y son los profesores, quienes, preparados al máximo nivel, deben realizar esta misión.

¿El lucro y la calidad de la enseñan son compatibles? Se critica a las universidades porque ‘solo ven el negocio…’

En principio, el que haya centros que buscan el lucro no tiene por qué ser negativo. ¿Cómo asegurar que además haya una adecuada formación universitaria? No es un tema fácil, hace pocos años, por ejemplo, eran pocos los jóvenes que tenían acceso a las universidades, pues no se habían proporcionado los medios para que esto ocurriera. Hoy día se habla de una demasía en la oferta. Quizá no se ha sabido ser previsor.

¿Le corresponde a la ley universitaria regular este tema?

En gran parte. Son bastantes aspectos los que tienen que ver con universidades. No solamente organización que, por otra parte, quizá sea el de menos trascendencia. Es un tema complejo, pero el Legislativo y el Ejecutivo tienen que ponerse de acuerdo. La existencia de universidades que no dan la talla en gran parte es consecuencia de una ausencia de legislación, no se puede responsabilizar al CONAFU, pues ellos sólo han aplicado las normas.

¿Hay temor en las universidades de que se cree una ‘superintendencia’?

En general, no solo hay temor, se tiene la sensación de que se ha maltratado a las universidades.

¿Encuentra algo rescatable en esta propuesta?

En principio un órgano que regule algunos aspectos de la enseñanza universitaria no tiene por qué ser negativo. Habrá que tener en cuenta el respeto a la autonomía en las universidades públicas y, a la libertad en el caso de las privadas. Pero, en general, después de leer el proyecto de ley no me da mucha tranquilidad.

¿Hay críticas puntuales a la denominada ley Mora?

Pienso que hay críticas generales y puntuales. Por ejemplo, cuando se habla de actividades sometidas a autorización, como es el caso de las universidades, se deben establecer “barreras” de entrada, o sea, los requisitos que necesita una institución para ser autorizada y “barreras” de salida, es decir, las causales que hacen que se revoque la autorización, para mí es quizá este punto de los más trascendentes y el proyecto lo deja en su mayor parte a un posible reglamento, el que no podrá regular mucho pues si no lo dice la ley el reglamento no puede poner límites al ejercicio de la libertad. Entonces, la creación de una superintendencia pone en peligro la autonomía universitaria. Como ya he señalado, no necesariamente, dependerá de lo que disponga la ley y el actual proyecto, a mi entender, no es adecuado.

¿Cómo se está llevando en la UDEP el proceso de acreditación?

La verdad que con mucho esfuerzo pues es una actividad que demanda muchas formalidades. Ahora bien, como he dicho, lo más importante es la calidad de los profesores y de determinados medios materiales (biblioteca o laboratorios). Creo que en esos temas fundamentales la Universidad de Piura está muy bien; entiendo que cumplimos sobradamente los estándares. La acreditación, que es muy engorrosa, porque hay que conseguir evidencias de todo, esperemos que nos ayude más en la formalización y en los procesos.

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