El 29 de mayo de 1989, comenzó a operar el radar atmosférico instalado en el campus de la Universidad de Piura (UDEP). Su función es medir vientos de altura en el norte peruano, como parte de una cadena de radares “perfiladores de viento” instalados a lo largo del Océano Pacífico ecuatorial por la Administración Nacional […]
Por Rolando Rodrich. 26 mayo, 2014.El 29 de mayo de 1989, comenzó a operar el radar atmosférico instalado en el campus de la Universidad de Piura (UDEP). Su función es medir vientos de altura en el norte peruano, como parte de una cadena de radares “perfiladores de viento” instalados a lo largo del Océano Pacífico ecuatorial por la Administración Nacional para el Océano y la Atmosfera (NOAA- USA). La cadena pretendía estudiar la dinámica de la atmósfera sobre el océano y su alteración por el fenómeno El Niño, poco estudiado y entendido hasta ese momento.
El radar de ´la UDEP se ubicó en el extremo oriental de la cadena de radares instalados a lo largo del Océano Pacífico ecuatorial. Hoy, es el único instalado en la zona continental; el siguiente, está ubicado en la isla San Cristóbal, en Galápagos, frente a Ecuador.
Los preparativos
La tecnología de este tipo de radares para la medición de vientos de altura había sido desarrollada entre 1972 y 1974 por los doctores Ronald Woodman y Alberto Guillén en el Radio Observatorio de Jicamarca (ROJ) en Lima y se venía aplicando en diversas partes del mundo.
La instalación de la cadena de radares para el estudio de El Niño se empezó a gestar en 1985. ¿El propósito? Investigar en detalle las alteraciones atmosféricas debidas al fenómeno El Niño. Entre 1982 y 1983 se presentó este evento con una magnitud que afectó fuertemente a muchas partes del mundo, incluyendo Norteamérica.
La costa norte de Perú y la del sur de Ecuador son las regiones continentales más impactadas por este fenómeno climático. El Niño 82-83 fue devastador para esta región. Hasta ese entonces, poco se sabía de los mecanismos que lo formaban. Así, un radar instalado en Piura observaría la dinámica de la atmósfera regional ante el calentamiento de las aguas oceánicas del norte peruano.
En 1986, como ingeniero recién egresado de UDEP, viajé a Fairbank, Alaska (USA) para ser entrenado en la operación y mantenimiento de este tipo de radares. El radar estaba instalado en un campamento de lanzamiento de cohetes del Instituto Geofísico de la Universidad de Alaska, cerca de la ciudad de Fairbank. Ahí, me adiestró el ingeniero electrónico Paul Jhonston, del Laboratorio Aeronómico de NOAA, con sede en Boulder, Colorado, USA. Este Laboratorio lo dirigía entonces el Dr. Ben Balsley. En 1987, regresé al radar de Poker Flat para desmontar dicho sistema radar y embalar las partes que, posteriormente, serían enviadas a Piura.
La instalación
El sistema radar de la UDEP se instaló entre finales del 88 e inicios del 89. En 1988, llegó desde Alaska a Paita un contenedor de 40 pies con los equipos y partes del sistema radar para el campus universitario. Ese mismo año, inició la nivelación de una hectárea del campus donde estaría la antena. El contenedor fue acondicionado como caseta para instalar en ella los equipos electrónicos del sistema. En los primeros de meses de 1989 llegaron a Piura los técnicos Edmond Viollette y Christ Guillemott para poner en operación el sistema radar. Ellos contaron con la ayuda de alumnos e ingenieros de la Universidad y la asesoría del Dr. Woodman, por entonces director del ROJ. Inicialmente este radar solo determinaba la componente vertical de los vientos entre 2 a 22 km de altura, usando un CPU antiguo con periféricos de grabación de datos en cintas magnéticas
Posteriormente, hubo mejoras y nuevos sistemas de medición como: en 1990 se cambió la computadora inicial por una personal (PC) y el periférico de grabación a discos ópticos; a la par, se configuró el sistema para la medida vientos horizontales de altura. Entre 1990 y 1992 se instaló una estación meteorológica automática, un sistema detector de meteoritos y uno de radio sondeo para el lanzamiento de globos meteorológicos. En aquellos años, gracias a la experiencia adquirida, la UDEP participó en un proyecto de diseño y construcción de un radar atmosférico que sería instalado en la base peruana en la Antártida; y formó parte de varias expediciones a la Antártida.
Aportes científicos
Muchos han sido los aportes científicos del radar atmosférico de la UDEP durante estos 25 años de funcionamiento, casi ininterrumpido. Los datos proporcionados, junto a los de los demás radares, han alimentado los modelos de la NOAA, permiten hacer predicciones de El Niño y son insumo para realizar nuevas investigaciones.
La observación de ondas gravitatorias y su caracterización fueron parte de la tesis doctoral del Ing. Luis Liziola, en 1997. Se hicieron las primeras observaciones de la ionosfera (100 a 140 km) de la región Piura. Se han detectado y contado meteoritos caídos en la región. Asimismo, los resultados han dado lugar a muchos artículos científicos publicados en revistas especializadas en coautoría de profesionales peruanos y extranjeros.
En mayo del 2003, se realizó en la UDEP el décimo taller de aspectos técnicos y científicos de radares atmosféricos (MST10) que congregó a más de cien científicos de varias partes del mundo que aplican este tipo de radares para diversos observaciones atmosféricas y geoespaciales.
Un observatorio en la UDEP
El Instituto Geofísico del Perú (IGP) ha instalado, adjuntos al radar atmosférico, instrumentos de observación de parámetros geofísicos tales como un magnetómetro, un radar de capa límite (BLTR) para la medición de vientos entre 0,5 a 8 km de altura. En agosto del 2007, instaló el sistema LISN (que es parte de un experimento regional para observar la variación de la concentración de iones en la Ionosfera en sistemas GPS) y en setiembre del 2008, un acelerómetro para la medición de sismos, como parte del sistema de alerta temprana contra tsunamis.
En junio del 2007, se instaló, en cooperación con el Centro de Radioastronomía y Astrofísica de la Universidad McKenzie de Sao Paulo, Brasil, un receptor de baja frecuencia que detecta indirectamente explosiones solares.
Todos los equipos instalados desde 1989 configuran ahora un Observatorio de la Geofísica Regional. Es pertinente expresar un agradecimiento muy especial a los impulsores de estos esfuerzos de investigación, a los doctores Ramón Mugica, Antonio Mabres, de la UDEP; y los doctores Ronald Woodman, del IGP; y Ben Balsley de la Universidad de Colorado, USA, quien hace diez meses dejó este mundo.