Cada 4 de junio las autoridades comunistas chinas bloquean a los disidentes y refuerzan la seguridad pública, tratando de evitar cualquier homenaje público a las víctimas de 1989. La policía advierte a los periodistas occidentales a que se mantengan alejados de la histórica plaza en los próximos días. Cualquier mención a las protestas en Tiananmen […]
Por Dirección de Comunicación. 25 junio, 2014.Cada 4 de junio las autoridades comunistas chinas bloquean a los disidentes y refuerzan la seguridad pública, tratando de evitar cualquier homenaje público a las víctimas de 1989. La policía advierte a los periodistas occidentales a que se mantengan alejados de la histórica plaza en los próximos días.
Cualquier mención a las protestas en Tiananmen ocurridas en 1989 está prohibido en China. La opinión de los medios de comunicación solo es válida si se realiza desde el punto de vista del Partido Comunista: que la represión fue una acción apropiada del gobierno para asegurar la estabilidad de país.
25 años después, el mismo régimen se mantiene en el poder y los hechos ocurridos siguen siendo un tabú político.
Los principales medios de comunicación tratan lo ocurrido en Tiananmen como si nunca hubiera sucedido. Las nuevas generaciones conocen menos del tema, lo que ha creado una cierta brecha generacional: los intelectuales que protagonizaron las protestas tienden a apoyar menos al gobierno de la República Popular China que los jóvenes estudiantes nacidos tras el fin de las reformas de Deng Xiaoping.
Al respecto, muchos aseguran que la fecha ‘4 de junio’ es especialmente sensible no sólo a causa de las posibles críticas al gobierno, sino porque se puede utilizar como punto de partida para reunir de nuevo a los opositores.
Pero a pesar de todos los esfuerzos del partido para acabar con aquel episodio de la historia, los recuerdos de la masacre se niegan a ser olvidados.
La Revuelta de la Plaza Tiananmen
Lo que inició como una serie de manifestaciones lideradas por estudiantes chinos el 15 de abril de 1989, tuvo trágico final el 4 de junio con la represión violenta por parte del gobierno chino. Durante las protestas, se estima que murieron entre 800 y 2400 personas, y que hubo un promedio de diez mil heridos. Sin embargo, el número sigue siendo un secreto de estado.
Los líderes comunistas de ese entonces trataron de convencer a un público chino escéptico de que la violencia contra los manifestantes desarmados era necesaria para evitar un desastre nacional.
A la fecha, el gobierno continúa sin reconocer sus errores y sin compensar a las familias de las víctimas. Asimismo, se niega a hacer pública la lista de todos los que murieron, fueron detenidos o siguen desaparecidos.
Tras la violencia en Tiananmen, el Gobierno inició una serie de arrestos para suprimir a los instigadores del movimiento, expulsó a la prensa extranjera y controló estrictamente la cobertura de los acontecimientos en la prensa china.
De todas formas, la cruel represión de la protesta de la plaza de Tiananmen arruinó totalmente la reputación de la República Popular China en los países occidentales. La imagen de China como un país que emprendía reformas y un contrapeso aliado contra la Unión Soviética, se vio reemplazada por la de un régimen autoritario muy represivo. La condena internacional por la actuación del gobierno chino era evidente.
La censura de la prensa
Mientras que la economía, la urbanización y la sociedad de China han evolucionado en los últimos 25 años; los manifestantes y sus partidarios están dispuestos a recordar al mundo que otras cosas no han cambiado: los amos políticos de China aún están suprimiendo la libertad de expresión.
Por esta razón, el episodio de la represión en Tiananmen es necesario en la historia china para comprender la manera en la que hoy funciona la censura de prensa. El gobierno chino pretendía controlar la opinión pública a través del control de los medios para poder mantener la estabilidad social y política dentro y fuera del país.
Actualmente, aprovechando las mejoras tecnológicas y el aumento en los gastos de seguridad interna, el estado sigue desarrollado mecanismos cada vez más sofisticados de vigilancia y censura que permiten eliminar el contenido de temas delicados en los medios sociales y sitios web.
Si bien el tamaño y los costos oficiales de la censura en el país asiático son un secreto del gobierno, se cree que China opera sistema más extenso de monitoreo y filtros en el mundo.
Por Maria Gracia Zapata, estudiante de Comunicación en la UDEP y becaria del Instituto Confucio en China.