El 18 de enero de este año, en esta misma columna, tuvimos la oportunidad de proponer la necesidad de un Silicon Valley piurano, aprovechando la inversión educativa que el Estado viene promoviendo a través del programa Beca 18. En esa misma columna propusimos que, para el caso de Piura, “(…) la necesidad de desarrollar la […]
Por Carlos Hakansson. 11 agosto, 2014.El 18 de enero de este año, en esta misma columna, tuvimos la oportunidad de proponer la necesidad de un Silicon Valley piurano, aprovechando la inversión educativa que el Estado viene promoviendo a través del programa Beca 18. En esa misma columna propusimos que, para el caso de Piura, “(…) la necesidad de desarrollar la tecnología para construir paneles solares a bajo costo podría crear valiosas patentes, brindar una solución a los más desfavorecidos, disminuir costos de producción y ser mejores competidores tanto en el Perú como en el mundo. Con el paso del tiempo, gracias a las becas y al compromiso de una línea de carrera a los becarios, crearemos un cuerpo de científicos laborando en una especie de Silicon Valley piurano; por eso, para garantizar la inversión educativa es necesario comprometer a los becarios con un proyecto a largo plazo, de lo contrario corremos el riesgo que los frutos terminen beneficiando a los países vecinos, o potencias extranjeras, mediante la otorgación de becas doctorales con la consecuente contratación a los mejores alumnos”.
Con mucha alegría, el 7 de abril de los corrientes, Ecuador ha dado el primer paso para ingresar a la llamada sociedad del conocimiento, inaugurando el valle tecnológico que lleva el nombre de Yachay; una palabra quechua que significa “saber”. Un proyecto que espera dar frutos en treinta y cinco años, con aspiraciones de convertirse en Sudamérica en el equivalente de la Silicon Valley estadounidense.
Como era de esperar, el centro tecnológico industrial estará coronado con una Universidad dedicada a la formación de talentos en tecnología, con la misión de cambiar el eje productivo del Ecuador, superando una economía basada en la producción de hidrocarburos. El sector privado y el Estado se han comprometido con este ambicioso proyecto, el cual empieza a tener rostro, pues se trata de ciento ochenta y siete jóvenes ecuatorianos que, luego de una selección, han recibido una beca estatal que incluye inicialmente un sueldo básico y uno completo cuando inicien sus carreras; entre ellas, la nanociencia y las energías renovables.
La apuesta por este proyecto a largo plazo se encuentra cerca de nuestra Piura. En un año de elecciones esperamos propuestas de los candidatos que formulen estrategias para el largo plazo, que sean fruto de un acuerdo regional, con el compromiso de continuarlas y verlas florecer con creatividad e innovación.