El P. Antonio Malo, doctor en Filosofía y profesor de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma), llegó al Perú para dictar un ciclo de conferencias en la UDEP.
Por Claudia Reto. 09 septiembre, 2014.
Antonio Malo, catedrático de Antropología filosófica de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, visitó el campus Lima de la Universidad de Piura para ofrecer conferencias a profesores y alumnos. Participa en el diplomado Bases de la Psicología Humanista, organizado por el programa académico de Psicología.
En la conferencia ‘Estructura de la personalidad’, dirigida a los profesores y personal administrativo de la UDEP, el profesor Antonio Malo explicó que la persona no es simplemente el individuo de una especie, sino que tiene algo que la hace única: posee personalidad, característica que le añade identidad humana. Por eso, la idea sobre el término ‘estructura’, como forma de organizar un conjunto de datos elementales no se aplica a la personalidad. “No somos un conglomerado de facultades ni de disposiciones de hábitos; por el contrario, somos únicos e irrepetibles”, dijo.
En ese sentido, para el experto en antropología filosófica, lo que permite llegar a la virtud a través de la personalidad es la armonía entre tres niveles. El primero de estos comprende los aspectos vitales del hombre y tiene una correspondencia con el temperamento. “Se trata de aquellas características que hemos recibido, que tienen que ver con el aspecto genético y con las predisposiciones que tenemos en relación al ambiente y a las demás personas. Aquí no existe libertad, porque en el temperamento no es posible un cambio, como tampoco es posible, por ejemplo, dominar la circulación de la sangre o los latidos de nuestro corazón”, explicó.
El segundo nivel es el tendencial emotivo. Se caracteriza porque ya existe la libertad. El hombre utiliza la razón y la voluntad para poder desenvolverse y dar lugar a la acción. “La razón no solo nos indica tendencias y afectividad, nos permite un cierto dominio. Sin embargo, no es total, porque este nivel aún es afectivo”, expresó.
El último nivel es el racional volitivo. En este estrato se alcanza la razón que sirve para interpretar. “La vida es cambiante y no tiene una estructura. La razón a la que se llega en este nivel permite a la persona llegar a la rectificación. Decir que ‘no’ es propio solo de la razón y es el primer elemento de una libertad que permite no dejarnos llevar”, indicó.
Al finalizar, el profesor Antonio Malo resaltó, una vez más, la importancia de conocer y analizar estos tres estratos. “La integración de estos tres niveles es necesaria para tener relación con los demás. Se da cuando nuestra relación es de amistad, de donación”, finalizó.
