Faltan escasos días para las elecciones; sin embargo, muy poco sabemos sobre los planes y objetivos de los candidatos. Esto es, en algunos casos, por la escasa preocupación del ciudadano y, en otros, por la pobre información ofrecida por los candidatos. De lo visto en estos últimos 30 días, aún no queda claro (por lo […]

Por Elena Belletich Ruiz. 29 septiembre, 2014.

Faltan escasos días para las elecciones; sin embargo, muy poco sabemos sobre los planes y objetivos de los candidatos. Esto es, en algunos casos, por la escasa preocupación del ciudadano y, en otros, por la pobre información ofrecida por los candidatos. De lo visto en estos últimos 30 días, aún no queda claro (por lo menos en la mayoría de casos) cómo esperan los candidatos cumplir con sus propuestas, ¿con qué dinero?, ¿en qué plazos? ¿Tendrán objetivos claros?

Hace un par de días, asistimos a un taller sobre planteamiento de objetivos, dictado por el Juan López, profesor de la Universidad de Piura. Dijo que es fundamental identificar los objetivos, pues las decisiones que se tomen dependerán de lo que se quiera alcanzar; y que se deben priorizar los objetivos, de acuerdo a su importancia, urgencia, necesidad…

Repasando los resúmenes de planes difundidos en los medios o, por ejemplo, en la web Voto informado, encontramos una enumeración de promesas de los candidatos. Pero, no se dice nada sobre cómo las cumplirían en un posible mandato. Abundan verbos mágicos como: crear, generar, impulsar, contribuir, implementar, incrementar…

López García explicó que los objetivos deben ser: jerarquizados, concretos, medibles, realistas, alcanzables y delimitados en el tiempo. Si los candidatos han jerarquizado sus objetivos, seguramente estarían los planes y acciones concretas para combatir la inseguridad ciudadana, la delincuencia y el crimen organizado (en primerísimo lugar), pues la solución a estos problemas traería más inversión (bienestar económico), tranquilidad para el trabajo, turismo, etc. También se hubiera priorizado la repotenciación de Poechos y construcción de las nuevas represas;  acciones concretas para un mayor desarrollo en salud y educación, etc.

Si hay objetivos  realistas, importantes, alcanzables…, preguntemos: ¿tienen un equipo técnico y humano idóneo? ¿Han previsto acciones concreta: saben qué hacer para combatir la inseguridad?, ¿qué medidas adoptarán para afrontar la corrupción? ¿Cómo solucionarán el problema de contaminación del río Piura o la vulnerabilidad de la ciudad ante El Niño?

Ojalá que el 5 de octubre ya tengamos claro quién es el (o la) mejor candidato.

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