El soporte de las empresas pequeñas y medianas que nacen para efectos de sostener el hogar, está en los padres e hijos, afirma economista.
Por Tania Elías. 18 mayo, 2015.La mayoría de microempresas nace a partir de la unidad familiar con un padre de familia que busca un ingreso para efectos de sostener el hogar. Es su situación la que le exige ser emprendedor. Sin embargo, el éxito de la experiencia requiere del apoyo de la familia, consideró la economista Brenda Silupú Garcés.
La magister reconoció el valor de la familia y señaló que en el Centro de Asesoría Empresarial de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, de la Universidad de Piura, al momento de evaluar el perfil del emprendedor se tiene en cuenta el ambiente en el que vive y las personas con las que se relaciona.
“La familia es un soporte para el emprendedor. Esposos e hijos tienen que apoyarse en esa experiencia de salir adelante con un negocio porque es un trabajo conjunto. ¿Qué pasa si por más que quiero poner mi empresa, la esposa o el esposo no apoya, reclama por los horarios o exige más dinero? ¿O los hijos, lejos de dejar que se consolide la empresa, solicitan herencias anticipadas?”, preguntó.
“Si el emprendedor no recibe el apoyo de la familia, no va a poder surgir, es la unidad familiar la que le puede dar el apoyo moral, sentimental para seguir adelante y lograr los objetivos que beneficiarán a todos. Su apoyo es importante para el éxito de los emprendedores”, remarcó Silupú Garcés.
Señaló que es necesario mantener una buena comunicación e integración entre padres e hijos porque los proyectos pueden frustrarse ante problemas internos de la familia; sin embargo, si más bien se conserva la unidad, la empresa que fundó el abuelo seguirá creciendo y pasará a las siguientes generaciones, con mejores proyecciones.
“En este caso depende también de los padres de familia. Algunos están buscando que el hijo se perfeccione en otras universidades para que venga a apoyar el proyecto. Invierten en el futuro que no pudieron tener y es parte de ese soporte de todos los integrantes. Eso es bueno”, refirió.
Hay que crecer
Silupú Garcés dijo que la mayoría de mypes en la región son empresas de subsistencia que se han estancado en sus propias actividades diarias. “Solamente les genera un flujo de dinero al empresario y su familia, que cubre las necesidades básicas. Con eso se sienten contentos y no aspiran a más”, mencionó.
Señaló que al surgir el conformismo, el emprendimiento que se tenía al comienzo se detiene por el simple hecho de tener un flujo de ingresos que les satisface las necesidades básicos y el grupo familiar no aspira a que más adelante su empresa pueda tener un crecimiento mayor.
“Terminar con ello y retomar el camino al éxito, depende de la habilidad del empresario porque no se requiere que sea experto en administración de empresas sino de su habilidad para innovar, cambiar, mejorar el producto que ofrece y adaptarse a las nuevas exigencias del mercado. Los tiempos no son los mismos. En ese empuje también es importante la familia”, enfatizó.