La exjuez de la Corte Superior de Justicia de Lima y docente de la Maestría en Derecho, integró la Comisión encargada de la creación de los juzgados comerciales.
Por Cesar Flores Córdova. 28 mayo, 2015.La subespecialización civil en materia comercial se creó y empezó a operar en Lima el año 2005. Con ello se modernizó el servicio de justicia en esas áreas del derecho, con el objeto de atender de modo especializado y eficiente las demandas derivadas fundamentalmente de conflictos en relaciones comerciales, controversias en materia societaria, ejecución de títulos ejecutivos, garantías, títulos valores, anulación y ejecución de laudos arbitrales.
La doctora Roxana Jiménez Vargas-Machuca, exjuez de la Corte Superior de Justicia de Lima, experta en derecho comercial y docente de la Maestría en Derecho de la Universidad de Piura, integró, el año 2004, la Comisión encargada de la creación de dichos Juzgados y Salas Superiores.
¿Qué ha dejado como balance estos primeros años de funcionamiento? Para la doctora Roxana Jiménez, el balance es positivo porque con estos órganos especializados se ha logrado alcanzar niveles interesantes de expertise en la materia en un buen número de los jueces comerciales, así como una respuesta judicial más ágil. Además, se ha mejorado la relación entre jueces y otros grupos o entidades, pues se ha fomentado el intercambio jurídico con entidades como Osce, Indecopi, entre otros, así como con gremios empresariales y/o académicos, como Asbanc y otros.
Cabe recordar que la iniciativa de crear juzgados comerciales se gestó debido a que, hace unos años, la carga de procesos relacionados a los temas comerciales y cobranzas ejecutivas era alta y especializada, lo que conllevaba a que un juez civil (que conocía toda la extensa materia civil, además de la constitucional), normalmente incurría en demora y no podía ingresar al análisis profundo de diversos temas de cierta complejidad.
Esta situación, según la doctora Jiménez, es una tendencia más marcada en la actualidad porque “nos encontramos ante la especialización judicial en diversas áreas –por ejemplo, en materia contenciosa administrativa-, con jueces más capacitados que afrontan de modo más eficaz la carga procesal, dejándose paulatinamente de lado al juez ‘todista’. Ciertamente, en poblaciones pequeñas y de escasa litigiosidad, este tipo de juez –por ejemplo, el juez mixto- funcionaba y aún ahora puede funcionar, pero en poblaciones marcadas por el crecimiento demográfico, el mayor desarrollo económico y la mayor complejidad de relaciones comerciales, la necesidad de especialización se volvía clamorosa”.
Mirada positiva
Con respecto a la especialización, Jiménez Vargas-Machuca recordó que los juzgados comerciales recibieron capacitación continua por parte de la Academia de la Magistratura, ESAN y otras instituciones académicas, lo que generó especialistas que hoy desempeñan una mejor labor.
Además, “se llevan a cabo plenos jurisdiccionales (distritales, regionales, nacionales) en los que se reúnen los jueces que conocen estas materias y se dedican a analizar temas específicos en los que no existe consenso, con el fin de lograr unificación de criterios, lo que no siempre se logra (además, lo que se decida por mayoría o incluso en forma unánime estos plenos no es vinculante), pero que a pesar de ello sin duda resulta muy fructífero por cuanto se debaten los temas y los distintos casos y supuestos que se presentan en el día a día de los jueces.
“Creo que la experiencia de la subespecialidad comercial, en Lima -de la que formé parte los últimos tres años de mi carrera judicial-, es positiva, porque en general los jueces comprenden mejor las particularidades de los casos, pueden ser eficientes resolviendo los conflictos y manejan mejor las maniobras dilatorias de los litigantes maliciosos”, afirmó la docente.
En ese punto es importante destacar que los encargados de los juzgados comerciales han aprendido no solo a detectar “diversas maniobras dilatorias” (como nulidades recurrentes) que realizan muchos abogados y que generan recarga, sino a contrarrestarlas conforme a sus facultades.
“Es muy común que se apele a cuestiones formales en extremo, como por ejemplo, palabras en los edictos para remate de bienes, o a supuestas deficiencias en los remates, o se alegan falsedades respecto de las notificaciones, entre otras. Son maniobras de mala fe, lo que es solo un pequeño aspecto de la terrible cultura del incumplimiento que existe en nuestro país. La gente espera agotar a la parte demandante (no solo emocional, sino económicamente, pues no es fácil soportar un juicio muy prolongado) para que el proceso se dilate y no se logre la ejecución. Pero los jueces especializados saben detectar estas inconductas y no las toleran”, afirma la experta.
Por otro lado, con respecto a la relación de los jueces con otros organismos ligados a los temas comerciales y con los gremios de empresarios, la docente afirmó que existe un acercamiento más continuo, sobre todo en los foros donde se debaten sobre las reformas para mejorar este tipo de sistema de justicia.
“Existe un acercamiento con diversas entidades, tanto estatales como privadas, donde se propicia el intercambio de opiniones especializadas en diversos foros, reuniones, congresos. A diferencia de hace unos años, crecientemente se está invitando a los jueces a participar ya no solo como invitados, sino como expositores, panelistas o mesas de debate, lo que antes no se daba. Ahora el juez no se aísla tanto; comprende que dentro de su rol se encuentra el sano debate y el propiciar la seguridad jurídica por medio de la difusión de los criterios que se adoptan, sus cambios y las razones de tales cambios, en su caso”.
Finalmente, la doctora Jiménez consideró necesario que esta experiencia de los juzgados comerciales también se replique en otros distritos judiciales en el país: “En mi opinión, debería generarse este tipo de especialización en todas las ciudades, empezando por las que observen crecimiento económico.”