Los doctores Paúl Corcuera y Mariela García compartieron su experiencia con los padres y madres que asistieron a la jornada organizada por el Instituto de Ciencias para la Familia (ICF).
Por Tania Elías. 21 mayo, 2015.“Cuando los hijos ven que sus padres se quieren, se demuestran cariño, ríen juntos, se divierten, hacen planes y están bien conectados, salen adelante”, mencionó el doctor Paúl Corcuera durante la jornada ‘Lo que aporta el padre y la madre a la educación de los niños’, organizada por el Instituto de Ciencias para la Familia, de la Universidad de Piura.
El director del ICF señaló que los padres deben enseñar a sus hijos a saber esperar y perdonar; pero, dándole a cada uno de ellos su tiempo, sin correr ni pretender que sean los mejores y que sean responsables, desde el primer momento.
Los padres, madres de familia y profesores, embarcados en la educación de los hijos, aprenden en el camino. No hay expertos ni tips sobre cómo ser buenos en esta labor, anota Corcuera. “La idea es mejorar cada día y formarlos de modo que aprendan a amar y a tener personalidades estables y maduras. Es un trabajo arduo”, reconoció.
El padre y la independencia
Paul Corcuera también señaló que el padre aporta a los hijos, la independencia: “les abre el horizonte hacia el exterior. Los hace generar criterio, desarrollar su libertad y asumir su responsabilidad con respecto al mundo”.
A su vez, el hijo busca la afirmación del padre, respecto a lo que va haciendo; y, obtiene seguridad, al saber que su padre está orgulloso de lo que hace; y es para él, un ejemplo de principios y valores. “Estableces las normas y enseña con rigor y firmeza. Aclara lo que no se puede hacer”, expresó Corcuera.
El amor materno
La doctora Mariela García de Corcuera, miembro del ICF, se refirió a los rasgos del amor materno. Dijo que la madre es dispensadora de gracia y por ello “puede perdonar al hijo, disculparlo, aceptarlo y quererlo, ante hechos o circunstancias en las que ninguna otra persona lo haría”.
Otro rasgo que destacó fue el de la madre como guardiana y maestra de la dignidad. “Ellas son profundamente conscientes de la necesidad de preservar la dignidad de sus hijos, a medida que estos van creciendo. Su afán de protección la llevará a ser una fiel compañera, en casi todas las actividades extraescolares a las que asiste su hijo”, comentó.
También se refirió al nexo emocional. “El hecho de que las mujeres sean más verbales y, por lo general, más abiertas y expresivas es algo que les viene muy bien a los hijos. Pueden enseñarles el mundo de los sentimientos, que les permitirá establecer una saludable vinculación con otras personas”, dijo.
Labor de dos
Los esposos coincidieron en señalar que el padre y la madre cumplen una labor complementaria en la educación de los hijos. Ambos deben brindarles afecto y tener claro que para amar a una persona hay que dedicarle tiempo, lo que implica organizarse para estar con ellos, y dialogar. Además, deben asumir que cada hijo es una persona única y evitar competir con los otros padres por sus logros, habilidades y capacidades.
Los padres, pese a la presión actual, deben asumir que el hijo no puede ser feliz en un hogar en el que hay tanta tensión. Más bien, dijeron, deben estar descansados para disfrutar los momentos que comparten juntos.