Este año se conmemora el IV centenario de la publicación de la segunda parte del ‘Quijote’. Manuel Prendes, profesor de la Facultad de Humanidades, señala las singularidades de este clásico.
Por Jaim Córdova. 13 julio, 2015.Manuel Prendes, profesor de Lengua y Literatura de la Facultad de Humanidades, considera que en la segunda parte de ‘Don Quijote’, Miguel de Cervantes escribió sobre los protagonistas, Quijote y Sancho, siendo muy consciente del cariño que los lectores les tomaron en la primera parte de la obra. Para entonces, como señala el investigador, el público, no había recibido con tanto agrado las historias secundarias que en la primera parte se intercalaban en las aventuras de los dos personajes principales. “En los diez años transcurridos desde la publicación de su primera parte, Cervantes sabía que su obra se había hecho más popular y hasta le salieron imitadores”.
¿Cuáles son las tres razones por las que considera que ‘Don Quijote’ es un clásico de la literatura?
Como primera razón, la presencia y valoración continua de esta obra en la historia de la literatura. ‘Don Quijote’ es una novela a la que cada época le ha descubierto nuevos valores. Sabemos que la obra humorística del siglo XVII se entiende en el siglo XVIII como un ejemplo de buena escritura, por ser amena y natural. Desde el XIX, los entusiastas del libro pasan a interpretarlo como una obra trágica (muestran al héroe idealista romántico enfrentado a una realidad mezquina) o a valorar su realismo social y psicológico. Habrá también interpretaciones nacionalistas, como símbolo de España y de lo hispano; o individualistas o relativistas a la manera posmoderna. Podemos decir que cada época ha leído esta obra a su manera y eso prueba su valor de clásico.
Segunda, por su modernidad literaria. En esta obra encontramos varios elementos por los que se le considera una de las primeras novelas modernas: la ‘ficción autoconsciente’ en la que el narrador o los personajes juegan con la ilusión de verdad que en un principio plantea toda ficción; el ‘ desvanecimiento de las fronteras entre realidad y ficción’ cuando Cervantes se introduce a veces como personaje de su novela, o don Quijote aparece tratando con algún personaje real e incluso hojeando la falsa segunda parte de sus propias aventuras (escrita por un tal Avellaneda). También encontramos un interés por crear personajes complejos en un mundo complejo.
A lo largo de la obra, descubrimos también que existe un afán por la consagración de unos antihéroes con características de dignidad literaria y humana; es decir, la locura y la ridiculez de don Quijote y Sancho no quitan nada a su capacidad de sentimientos nobles y su agudeza de ingenio.
Finalmente, la supervivencia de la novela en la cultura popular. Un clásico es un libro que conoce más gente de la que efectivamente lo ha leído, y esto pasa con ‘Don Quijote’. Es cierto que no hay una mayoría de lectores de esta obra fuera de las obligaciones académicas, pero también es cierto que sin necesidad de leerlo sí hay una mayoría que sabe ya algo de ella. Reconoce a sus dos protagonistas, a quienes ve representados en esculturas y pinturas; conoce dos o tres de sus aventuras, por lo menos la característica de los molinos de viento, y a veces incluso las ha visto representadas en cine, televisión o teatro; y puede que incluso haya tenido acceso a versiones abreviadas para niños.
¿Cuáles serían tres razones por las que un universitario debe leer esta obra?
El alumno universitario no es el lector único de esta obra, que es recomendable para cualquier amante de la literatura, y sobre todo de la novela. Ahora, un alumno que sea esto, y que además estudie alguna carrera relacionada, desde Lengua y Literatura hasta Historia, Filosofía, Psicología, Derecho, etc., es desde luego un lector ideal.
Sin embargo, soy consciente de algunos impedimentos que podrían alejarlos de su lectura como el castellano utilizado, que no se corresponde con el uso actual (no por ser culto sino por ser muy natural y coloquial).
La primera razón, y donde reside el atractivo principal de la novela, son sus héroes; las aventuras por las que pasan son muchas y variadas, pero son ellos quienes permanecen y enriquecen su personalidad. Son además, personajes complejos: ni Sancho es tan bobo ni don Quijote tan loco. Se ríen, se asustan, se enojan, discuten, se apenan y se hacen amigos; el mismo lector se acaba encariñando con ellos. Un tercer personaje sumamente simpático es, a mi juicio, la invisible voz del narrador que acompaña al lector a lo largo de todo el texto. Sus comentarios amables e irónicos ante los acontecimientos lo presentan como el fiel editor de una historia ‘real’ pero a veces él mismo finge dudar de la veracidad de lo que está contando.
La segunda es el humor, marcado por las situaciones cómicas en que se ven envueltos los dos personajes. Más allá del esquema básico de la burla, está también lo humorístico de los diálogos entre los dos protagonistas, con sus maneras de entender la realidad propia para luego intentar adaptarse a la realidad del otro; o las reacciones llenas de picardía de Sancho para escabullirse de las obligaciones o reprensiones de su amo.
Finalmente, la sabiduría que contiene. A lo largo de sus viajes, don Quijote y Sancho tienen la oportunidad de hablar entre ellos y con otros personajes sobre temas variados y trascendentes: el amor, la gratitud, la amistad, el matrimonio, la cultura, la guerra, la sociedad, la libertad, la dignidad humana, la literatura y la ficción, el patriotismo, el poder, la justicia, etc. Hay que tener en cuenta que durante el Renacimiento se había recuperado la forma del diálogo, usada por los antiguos griegos, para exponer de manera amena cuestiones intelectuales profundas.
¿Cuáles son las cinco diferencias entre la primera y segunda parte de este clásico?
- En la primera parte (1605) se ve una ‘presentación de los personajes’ que han ido pasando de aventura en aventura; mientras que en la segunda, tiene menos aventuras cómicas y deja ‘hablar más’ a los protagonistas, con lo que desarrolla más su personalidad.
- Cervantes, en su primera parte, tiene como patrón para su novela las situaciones típicas de las novelas de caballería, que eran el best-seller de la época, llenas de tópicos y exageraciones igual que nuestras actuales películas de acción o románticas. En la segunda parte, el ‘Quijote’ dialoga con el panorama de expectativas que el lector se ha generado sobre los personajes presentados en la primera parte.
- En la primera parte simplemente se ‘corren las aventuras’, mientras que en la segunda hay una trama general más definida; incluso, don Quijote se plantea objetivos a largo plazo como viajar a Zaragoza (luego a Barcelona) o desencantar a Dulcinea.
- Por otro lado, en la primera parte aparecen las ‘típicas’ desventuras de don Quijote, como cuando confunde la realidad con sus fantasías caballerescas actuando como lo haría un caballero andante, por lo que resulta humillado. En la segunda parte, estas típicas desventuras son escasas y don Quijote se enfrenta a una perspectiva equivocada de sí mismo, aunque no siempre del mundo que le rodea. Además, se potencian las cualidades de sensatez y buen ingenio de don Quijote y Sancho.
- Finalmente, se podría decir que la primera parte es una obra miscelánea con relatos menores de amor y aventuras protagonizadas por personajes secundarios, que duraban varios capítulos. En la segunda, la historia se ciñe a los dos protagonistas y a su -llamémoslo- carisma.