Me generan sobresalto las permanentes intervenciones de los jefes del Jurado Nacional de Elecciones (JNE),  de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) y del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec), proponiendo modificaciones legales vinculadas a los partidos políticos, voto preferencial y similares. No digo que no puedan tener razón; pero, las entidades […]

Por Juan Carlos Fahsbender. 28 agosto, 2015.

Me generan sobresalto las permanentes intervenciones de los jefes del Jurado Nacional de Elecciones (JNE),  de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) y del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec), proponiendo modificaciones legales vinculadas a los partidos políticos, voto preferencial y similares. No digo que no puedan tener razón; pero, las entidades que representan, deben mantenerse ajenas a estas propuestas de perfeccionamiento democrático: no es su misión.

Lo peor es que, al hacerlo, participan activamente en política: cualquier opinión técnica en este tema, tendrá una interpretación política, a favor o en contra y vendrán las réplicas, y tendremos a tres autoridades de organismos técnicos, envueltos en discusiones políticas.

Muchas instituciones, que hasta ahora han mantenido un perfil tecnocrático al limitarse exitosamente a su misión, muestran ahora –con sus opiniones– bastante precariedad y comienzan a desbarrancarse y a generar desconfianza y rechazo en la población. Sugieren mejorar los mecanismos democráticos pero, con sus opiniones, dan argumentos a los anarquistas.

Y digo ‘han mantenido’ el perfil tecnocrático, porque poco sabemos si se están reforzando: para que su servicio sea más eficiente, eficaz, con más cobertura y con nuevos o viejos retos para ejecutar.

El jefe del JNE podría informar sobre la optimización de procesos de este organismo, para la disminución de sus plazos de respuestas; así evitaría las suspicacias. Podría informar más sobre su plan de reducción de costos fijos y variables. El jefe de la ONPE podría contar cómo va el voto desde casa; y el del Reniec, cuándo termina de entregar el DNI electrónico a nivel nacional.

Otras cuestiones serían, cuándo inicia, el Reniec, el registro cruzado de los trabajadores de construcción civil y dónde trabajan; o cómo se están rediseñando e integrando las bases de datos con las de la Policía  Nacional, que  no es experta en esta tecnología; por qué Reniec no instala módulos con propio personal y equipamiento dentro de las comisarias; o en qué entidades han implementado la firma electrónica.

No solo se están distrayendo su misión: están dejando de hacer su tarea. En gestión, la “zona de confort” nos lleva al activismo sobre asuntos que no nos competen. No se distraigan, dedíquense a aportar al desarrollo nacional, pero desde su misión.

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