“El Taller de Arquitectura afronta el reto que plantea el desierto”

El diseño realizado por los profesores Jorge Losada, Lola Rodríguez y Carlos Berián, será expuesto en el Congreso Internacional “Proyecto arquitectónico y sustentabilidad”, de la Universidad de Flores, Argentina.

El Taller de Arquitectura de la UDEP, diseñado por los profesores Jorge Losada, Lola Rodríguez y Carlos Berián, se encuentra entre las obras seleccionadas para ser expuestas en el Congreso Internacional “Proyecto arquitectónico y sustentabilidad” de la Universidad de Flores, Argentina, a realizarse durante los días 2, 3 y 4 de septiembre.

El profesor Jorge Losada comenta que el envío de la propuesta al mencionado congreso internacional, se gestó debido al convencimiento de que el Taller de Arquitectura es un diseño que intenta hacer frente a las condiciones extremas de un desierto como es lo que existe en la región: “Piura se encuentra en el desierto de Sechura, una ciudad rodeada de arena y dunas. En este difícil contexto, la Universidad de Piura ha conseguido reforestar un centenar de hectáreas con un bosque seco, un oasis de algarrobos en el que implantar sus instalaciones”.

En ese sentido, el profesor Losada señaló que el Taller de Arquitectura intenta hacer frente a estas condiciones extremas mediante dos estrategias: la creación de una gran sombra y el planteamiento de un espacio radicalmente ventilado. Se huye de la arquitectura masiva que acumula el calor y que, o bien es inconfortable, o bien requiere aire acondicionado y conlleva un gasto energético inasumible.

“El Taller, desde la contención, afronta radicalmente el reto que plantea el desierto, es decir, el diseño sostiene una actitud de intentar responder, con lo menos posible, a estas condiciones. El Taller acota un espacio de trabajo en el desierto y responde al contexto aprovechando las posibilidades que ofrece el programa académico para los alumnos”, afirmó el docente de la UDEP.

Detalles del diseño

Según el profesor Losada, para el diseño del Taller se optó por una estructura de acero y una cubierta de chapa cuya altura oscila entre los 6 y los 9 metros. Bajo esta membrana (3 bóvedas de 12 por 21 metros), un gran colchón de aire que se renueva con la brisa más leve permite disipar la radiación de la cubierta.

Asimismo, existe un segundo techo, de tableros de madera prensada pintada de blanco y colgado de la estructura, que evita la radiación y acota el espacio. Con capacidad para 120 mesas de arquitectura, el taller se abre al paisaje mediante una gran rasgadura de 36 metros de largo y 3 de alto. Un marco horizontal que responde a la componente igualmente horizontal del bosque de algarrobos en el que se inserta.

Otros detalles importantes es que el eje longitudinal del Taller se orienta en dirección este-oeste para abrirse hacia el sur, de donde soplan los vientos dominantes. La cubierta se proyecta cuatro metros con respecto a la losa útil para evitar la iluminación solar directa y que en esta latitud viene tanto por el norte como por el sur. Se prevé, según señala el profesor Losada, el sembrado de especies vegetales adaptadas a este clima y que ayuden a frenar las partículas de arena que pudiera arrastrar el viento así como a ahuyentar los insectos.

Ficha técnica