Si su niño no está adquiriendo las habilidades propias para su edad o tiene persistentes dolores de cabeza o convulsiones quizá ya sea hora de acudir a un neuropediatra.
Por Elena Belletich Ruiz. 11 septiembre, 2015.El doctor Luis Miguel Milla, encargado del Consultorio de Neurología Pediátrica del Policlínico de la Universidad de Piura, indica que entre los principales síntomas de alerta que deben considerar los padres, para llevar a sus hijos (menores de 16 años) al consultorio del neuropediatra, son el bajo rendimiento escolar, dolores de cabeza persistentes o los que se van haciendo cada vez más fuertes y las convulsiones.
Milla Vera señala también que hay que tener en cuenta si el niño o la niña no adquieren las habilidades que tienen otros niños de su edad o se demoran para ello: sostener la cabecita; demora en sentarse, en gatear, en pararse, en caminar, en hablar o en interactuar con otros.
Milla señala que, por lo general, es el médico de atención primaria o el pediatra quien sugiere una evaluación por el especialista en neurología pediátrica. “Cuando ellos detectan que podría haber un problema neurológico, nos piden la consulta. También trabajamos muy de cerca con los profesores y profesoras, psicólogos y psicólogas de los colegios, quienes sugieren una evaluación cuando sospechan que un niño podría tener problemas en el aprendizaje, en la capacidad de atención o en la conducta”.
Las visitas más frecuentes a estos consultorios, explica el especialista, ocurren cuando los papás detectan que los niños tienen retraso en su desarrollo o fracaso escolar o son muy hiperactivos o desatentos. “Otro grupo de niños que evaluamos con frecuencia son aquellos que nacieron prematuros o que tuvieron algún tipo de problema al nacer. Los seguimos periódicamente para asegurarnos de que todo marche bien en cuanto a su desarrollo”.
Por otra parte, el doctor Milla señaló que también “hay una fuerte carga genética en muchas enfermedades neurológicas. Además, cada vez más se incrementan los casos de niños muy prematuros que sobreviven al periodo crítico, que –a largo plazo– pueden tener problemas de hiperactividad o de aprendizaje. Asimismo, el sobreestímulo del niño pequeño o la falta de estímulo pueden contribuir a problemas en el desarrollo”.
Tecnología y aprendizaje
El doctor Milla comentó que las nuevas tecnologías tienen sus aportes positivos y negativos. “De hecho, hay algunos niños (los más grandecitos) a los que les resulta mucho más fácil aprender a través del procesamiento de la información presentada en imágenes, gráficos, juegos interactivos. Sin embargo, la exposición muy temprana a estas tecnologías puede contribuir a que el cerebro del niño se programe para aprender ‘exclusivamente’ de esa forma y le quita un poco de flexibilidad”.
De otro lado, al referirse a la presencia de los padres en el hogar o su ausencia por motivos laborales refirió: “Los niños necesitan de sus padres y es importante no sólo la cantidad sino la calidad de tiempo que les dediquen. Lamentablemente, en estos tiempos, a veces se hace difícil compatibilizar trabajo y tiempo con la familia. Esto puede influir negativamente, desde el punto de vista emocional; al mismo tiempo, los temas emocionales repercuten en el desarrollo neurológico de los niños”.
Por ello, anotó, es recomendable que los papás “optimicen el tiempo que están en casa, les proporcionen tiempo de calidad a sus hijos, menos televisión y más interacción con ellos”, subrayó.
Consultas
Este mes, el doctor Milla atenderá del 14 al 18 de setiembre, en el Policlínico Universitario, previa separación de citas a través del anexo 3972 o del celular 969081686, RPM *177554.