A nivel mundial, los estados se han comprometido a diseñar y desarrollar políticas a largo plazo para mejorar sistemáticamente la educación.
Por Camilo García. 06 octubre, 2015.Por Mgtr. Camilo García Gonzales
Decano de la Facultad de Ciencias de la Educación
Universidad de Piura
A nivel mundial, los estados se han comprometido –desde las conferencias de Jontien (1990) y el foro de Dakar (2000) – a diseñar y desarrollar políticas a largo plazo para mejorar sistemáticamente la educación. Según estudios realizados en Estados Unidos, España, Tailandia, Australia y otros, estos países estarían dispuestos a impulsar la educación y trabajar con fuerza para la consolidación de los liderazgos institucionales. Por ello, los que son exitosos en educación vienen fortaleciendo las capacidades de sus directivos, especialmente la competencia denominada liderazgo escolar.
La tendencia global es potenciar directivos y líderes, en todos los niveles del sistema escolar, y promover la investigación y las políticas educativas. A nivel latinoamericano, Chile y Argentina se esfuerzan por asegurar que sus directivos y profesores tengan, realmente, un impacto positivo sobre la calidad de la enseñanza y el aprendizaje de los estudiantes.
Chile, por ejemplo, convocó a expertos internacionales a las IV Jornadas Interamericanas de Dirección y Liderazgo Escolar, realizadas en enero. Se abordó la importancia actual del liderazgo escolar, para el mejoramiento de la calidad de la enseñanza en las escuelas y el rendimiento del estudiante. Se planteó, como conclusión más importante, que los desafíos actuales del directivo son equilibrar el liderazgo pedagógico y promover las tareas administrativas y el empoderamiento institucional.
Por otra parte, con prácticas aplicadas en escuelas de España, se ha determinado que la dirección tiene tres instancias: la alta dirección, el equipo directivo y los niveles intermedios de gestión (coordinadores). El reto es empoderar el liderazgo en todos los niveles; para ello, los directivos deben apoyar a los profesores en sus decisiones; luego, analizarlas, para darse cuenta de los errores y de los aciertos. Estos estudios, los expuso en Chile Philip Hallinger, director del Asia Pacific Centre for Leadership and Change, del Institute of Education, de Hong Kong.
El liderazgo educativo se refiere a la acción directa del líder en los temas académicos; sobre todo, en la supervisión de la labor docente y la orientación de la didáctica que debe aplicar. Además, es vital el trato con las personas a su cargo, su apoyo como consejero, el estímulo intelectual y, sobre todo, su ejemplo como modelo de desempeño profesional.
Y, como directivo, debe elaborar una estrategia exitosa en el desarrollo personal, establecer metas propias e institucionales, dar a los maestros y alumnos un propósito inspirador y tener la capacidad de comunicarlo y sostenerlo en el tiempo. En Tailandia, con el objetivo de interiorizar dichas metas, se usa –por ejemplo– la expresión cauchai para verificar si lo expresado se entendió. Se traduce como ‘¿entró en tu corazón?’, pues, para que una decisión se entienda tiene que ser asumida por la mente y por el corazón.
Cada líder debe responder a las exigencias de su institución; pero, es común escucharles promover la confianza en el personal. Un líder debe estar convencido de que todos tienen competencias para desarrollar y saber identificarlas y promoverlas. Asimismo, debe tener motivaciones y las evidencias más exactas acerca de los problemas, para decidir acertadamente; poseer la capacidad de autogestionarse y cuidar su salud mental y emocional para tener éxito.