Conocido el resultado de la derogación de la llamada “Ley Pulpín”, mucha gente por las redes sociales se expresó a favor y en contra de la decisión tomada en el Congreso. Otros, por su parte, ‘retaban’ a los jóvenes a también marchar por otro tema del que siempre se han quejado, aunque solo por la […]
Por Cesar Flores Córdova. 28 enero, 2015.Conocido el resultado de la derogación de la llamada “Ley Pulpín”, mucha gente por las redes sociales se expresó a favor y en contra de la decisión tomada en el Congreso. Otros, por su parte, ‘retaban’ a los jóvenes a también marchar por otro tema del que siempre se han quejado, aunque solo por la Internet: “La televisión basura” –como ellos la llaman–.
A muchos nos les agrado el ‘reto’. Otros ni se inmutaron. Otros se regodeaban en ‘el triunfo de la derogación’, incluyendo a los que no participaron de ninguna marcha (la trinchera de su revolución son las redes sociales).
Un amigo que sí participó en la marcha –según su Facebook– se animó a responder al reto: “La única forma de sacar a programas basura de la televisión es no consumiéndolos, entonces hay que ser fuertes y prohibir verlos en casa. Igual forma para sacar a los medios de comunicación que tergiversan la realidad o venden humo…”.
La propuesta es válida, archiconocida y recontra usada, pero la realidad ha demostrado que es poco funcional. Y todos estos jóvenes que marcharon, que luchan por sus derechos y por los de los demás, ¿no podrían tener el mismo acto de valentía para tomar el reclamo de la sociedad y hacer sentir su voz de rechazo a los canales de televisión que transmiten “programas basura”? ¿No son todos estos los jóvenes formados en la “televisión basura” y que, muy pronto, también formarán a sus hijos, salvo que se cambie esa realidad? ¿O todos tendrán la posibilidad de que, cuando encuentren un buen trabajo, contratarán un servicio de cable y de esta forma “no consumirán televisión peruana” para no deformar la educación de sus hijos? No hay que olvidar que las televisoras son inquilinas del espectro radioeléctrico que el Estado otorga en concesión, un recurso de todos los peruanos.
Creo que, sobre la conducta de los medios de comunicación, todos se llenan la boca hablando, pero se hace poco o nada por aportar al cambio. Decir que “los regule el mercado” es una salida fácil porque somos consumidores pasivos de los medios. ¿Por qué no se quieren mojar con el tema? ¿Será porque al hacer zapping de refilón nos pegamos a esos “programas basura”? Qué pena que solo tiremos la piedra y aportemos poco por cambiarlo.
