Los políticos han encontrado una ventana para una comunicación más directa y cercana con los ciudadanos. Sin embargo, hay líderes que se resisten a usarlo, tal vez por sabiduría prudencial.
Por Rosa Zeta de Pozo. 22 enero, 2016.Por Rosa Zeta de Pozo
Profesora Facultad de Comunicación
Universidad de Piura
Los políticos han encontrado en Twitter una ventana para tener una comunicación más directa y cercana con los ciudadanos. Barack Obama y el papa Francisco son los líderes mundiales con el mayor número de seguidores en sus cuentas de Twitter. Enrique Peña Nieto, Juan Manuel Santos y Cristina Fernández destacan entre los presidentes latinoamericanos. Se habla incluso de la Tuitplomacia o la nueva forma de diplomacia digital (Burson-Marsteller, 2015). Sin embargo, hay líderes, como Angela Merkel, que se resisten a usarlo, tal vez por sabiduría prudencial.
Los políticos peruanos también han creado sus perfiles y cuentas para acercarse al público. Esta presencia activa en esta red de información nos permite analizar las posibilidades que ofrece el microblogging, como herramienta de comunicación política.
Con Zamora y Zurutuza (2014), afirmamos que Twitter ayuda a los candidatos a escuchar activamente a los ciudadanos, en una conversación directa. Les permite un estilo personal de campaña, con un discurso humanizado y alejado de lo institucional. Las redes sociales han democratizado la participación política, cualquier ciudadano puede interactuar con su representante político para fiscalizar, criticar su trabajo o hacer sugerencias; todo, en aras de la transparencia en el ejercicio político.
Esta potencialidad no es aprovechada por los candidatos, porque no están usando Twitter para crear un diálogo significativo con sus electores (Adams y McCorkindable, 2013). Los políticos peruanos, únicamente lo utilizan para compartir información, como canal de autopromoción; y para emitir opiniones y quejas, primando las opiniones (Zeta y Atarama, 2015).
En conclusión, se utiliza como una ventana para la proyección de su discurso y de su persona pública. Twitter es más visibilidad que interactividad con la ciudadanía; es decir, su uso como herramienta de comunicación política está en una fase inicial.
Los políticos, según M. Vergeer y L. Hermans (2013), han incluido las redes sociales como un instrumento más de campaña, sin adaptarse a las lógicas comunicativas digitales. Hay que avanzar hasta darles un uso inteligente, como plataforma de diálogo político. Es más que popularidad e impacto. Los políticos deben entrar a ese debate cuasi instantáneo que permiten las redes; saber escuchar a la ciudadanía y analizar los temas sociales relevantes. Y, la ciudadanía no solo debe validar opiniones sino también comentar y aportar valor a los contenidos en el foro virtual, de modo que este se convierta realmente en un escenario de diálogo político, en un entorno ético.