A cien años del nacimiento de Giorgio Bassani (1916-2000), el docente de la Facultad de Humanidades interpreta la obra más famosa de este literato.
Por Ioanna Gallo. 04 marzo, 2016.Giorgio Bassani (1916-2000) es considerado uno de los mayores escritores italianos del siglo XX. Sus novelas reviven con verosimilitud y cuidado hechos históricos de la Italia anterior a la posguerra. Plantea una realidad llevada a otro nivel, trascendida. Apela al desarrollo de hechos históricos para introducirse en ellos, mostrar una realidad y cuestionarla.
“El jardín de los Finzi Contini” le valió el Premio Viareggio (1962). Bassani se planteó hacer algo diferente a lo que ya se hacía en la literatura italiana, quería ser más que un narrador, un historiador de sí mismo y de la sociedad que representaba.
El simbolismo del jardín
“El jardín de los Finzi- Contini” (1962) se articula más allá del bello idilio de la narración. El jardín adquiere, en el conjunto de la obra y de ahí el título, una gran importancia. “Simboliza el refugio del amor, juventud, vida y de todo lo que relacionamos con la felicidad”, resalta el docente de literatura de la UDEP.
Manuel Prendes recuerda que el Paraíso terrenal era un jardín del que el pecado expulsa al hombre. Luego, la literatura medieval está cuajada de jardines encantados; mientras que, en la literatura contemporánea, los ha narrado con melancolía. “Pienso en el Lothlórien de J.R.R. Tolkien, en El jardín de los cerezos de Chéjov, en las mansiones de Brideshead o de Gatsby, como espacios que tratan de conservar la esperanza, la belleza, la juventud y la alegría en medio de un entorno hostil”. Según el especialista, el narrador del presente en la novela de Bassani, crea una ilusión de eternidad pero se sabe irremediablemente expulsado del pasado”.
El valor del tiempo para Giorgio Bassani
La reflexión sobre el paso del tiempo y su permanencia en la memoria y la materia fueron los grandes motivos de la novela contemporánea del siglo xx. “En esta obra de Giorgio Bassani, esta reflexión toma la forma de la reconstrucción de una historia de amor vivida en la juventud. “El jardín de los Finzi- Contini” es la obra más famosa del escritor. El lugar donde transcurre es el mismo en que hace cien años nació: la ciudad italiana de Ferrara. La época es el ventennio nero o el régimen fascista que rigió Italia durante los años 20 y 30 del siglo pasado”, indica Prendes.
La familia en que se centra la obra, los Finzi-Contini, son un grupo aristocrático aislado de los demás judíos ferrareses. En la novela, el profesor, su esposa y sus dos hijos, Alberto y la enigmatica Micòl, son los protagonistas de la historia. Para el docente, “la fascinación de adolescente del narrador por esta última convierte el jardín en un lugar de anhelo y añoranza para el narrador-protagonista, desde que la espía en la sinagoga hasta su primera cita inesperada, en que ella le permite cruzar las tapias del misterioso jardín de su casa”.
Sobre la presencia del autor en la obra, Prendes señala que este ocupa un primer plano en todo momento. “Es él quien narra sus recuerdos; toda la historia se interpreta desde su propia perspectiva: lo que vive, y lo que imagina, por eso hay aspectos que quedan sin comprenderse del todo. Lo que queda en segundo plano es el fascismo y la circunstancia histórica, salvo por el impacto de las leyes raciales y, en el epílogo, el de la guerra”.
Argumento de la obra
Manuel Prendes cuenta sobre la novela que el amor que renacerá entre el narrador y Micòl diez años después está envuelto en circunstancias históricas de las “leyes raciales” adoptadas por el fascismo. “Como las leyes raciales de 1938 expulsó a los judíos de la administración y espacios públicos incluidos los clubes deportivos; los Finzi-Contini abrieron su casa para que los jóvenes judíos de clase alta puedan continuar su vida social de reuniones y partidos de tenis”.
Agrega el docente de literatura que el protagonista pasa días felices junto a los hermanos y va estrechando su relación con Micòl, unas veces frívola y otras tristemente madura; sin embargo, por timidez, nunca a llega a declararse. La temporal separación de ambos aumenta la pasión del protagonista que sigue frecuentando la casa, pero disminuye la de ella, que acaba por rechazarlo. El protagonista, sin explicarse la actitud de Micòl, abandona el jardín de los Finzi-Contini para no regresar más, aunque se sorprende por última vez ante el muro que escaló diez años antes.
Las páginas del epílogo resumen la irrupción definitiva de la historia, que los altos muros del jardín no podrán detener: como tantos hebreos de toda Europa, los Finzi-Contini serán deportados y desaparecerán en el infierno de los campos de concentración nazis.