Esta obra de la UDEP, diseñada por el arquitecto Jorge Losada, es uno de las 15 finalistas del Premio Obra del Año. Los internautas podrán votar por ella, hasta el 22 de marzo.
Por Elena Belletich Ruiz. 16 marzo, 2016.El Premio Obra del Año, organizado desde hace 8 años, es el “único galardón del mundo de la arquitectura, en el que los ganadores son elegidos por votación popular”, aseguran los organizadores. Es presentado por las empresas Maderba, Eternit y Hp.
En la edición de este año, se pretende determinar cuáles fueron las mejores obras, construidas en el 2015 en países de habla hispana, “que nos inspiraron, representando la identidad de nuestros contextos locales, pero al mismo tiempo, marcan la forma de hacer arquitectura alrededor del mundo”, se indica en web de Obra del Año.
Uno de los requisitos para postular a este premio es que la obra que se postula haya sido publicada en la plataforma ArchDaily, en el caso del Taller de Arquitectura, en ArchDaily Perú. “El solo hecho de estar entre los finalistas, ya es todo un éxito que, a decir verdad, no nos esperábamos con un proyecto relativamente humilde. Sin embargo, la calidad de la arquitectura, afortunadamente, no se mide por el presupuesto o el tamaño de las obras, sino por la adecuación de las estrategias y el uso de los medios disponibles”, comenta el arquitecto Losada, docente del programa de Arquitectura de la Universidad de Piura.
En esta fase del concurso, los internautas tienen la posibilidad de votar por su obra preferida, una vez cada día, hasta el 22 de marzo. Si desea votar por el ‘Taller de Arquitectura’ de la UDEP, puede hacerlo aquí. Los nombres de los ganadores se darán a conocer el 23 de marzo.
[bs_button size=”md” type=”primary” value=”Vota por el Taller de Arquitectura UDEP” href=”http://oda.plataformaarquitectura.cl/cl/2016/candidates/101806/taller-de-arquitectura-en-el-desierto-jorge-losada”]
Sobre el ‘Taller de Arquitectura’ UDEP
El Taller es una de las obras finalistas, no sólo en la categoría de Educacional, sino del concurso en general y ha sido seleccionado entre varios cientos de proyectos. Para su diseño, explica el arquitecto Losada, se usaron dos estrategias: “la creación de una gran sombra y el planteamiento de un espacio radicalmente ventilado. Consta de una estructura metálica y una cubierta de chapa conformada cuya altura oscila entre los 6 y los 9 metros. Bajo esta membrana (3 bóvedas de 12 por 21 metros), un gran colchón de aire que se renueva con la brisa más leve y permite disipar la radiación de la cubierta. Un segundo techo, de tableros de madera prensada pintada de blanco y colgado de la estructura, evita la radiación y acota el espacio. Con capacidad para 120 mesas de arquitectura, el taller se abre al paisaje mediante una gran rasgadura de 36 metros de largo y 3 de alto. Un marco horizontal que responde a la componente igualmente horizontal del bosque de algarrobos en el que se inserta”.
Además, continúa, “el eje longitudinal del Taller se orienta en dirección este-oeste para abrirse hacia el sur, de donde soplan los vientos dominantes. La cubierta se proyecta cuatro metros con respecto a la losa útil para evitar la iluminación solar directa y que en esta latitud viene tanto por el norte como por el sur. En los espacios intersticiales se introducirán especies vegetales adaptadas a este clima, que ayuden a frenar las partículas de arena en suspensión que pudiera arrastrar el viento así como a ahuyentar los insectos.
La fachada apenas existe. Una malla metálica vela sutilmente el paisaje. El límite desaparece y uno tiene la sensación de trabajar directamente en el bosque, bajo una gran sombra y con una sensación térmica agradable. En la parte superior, una vez superado un canal horizontal que asume las lluvias torrenciales, que eventualmente azotan la región, el cerramiento es una red de pescador tensada. En definitiva, el Taller de Arquitectura acota un espacio de trabajo en el desierto y responde al contexto aprovechando las posibilidades del programa. Con un mínimo de arquitectura el Taller es casi nada para que, en un futuro, pueda pasar de todo en su interior”, subraya el arquitecto Jorge Losada, profesor del programa de Arquitectura de la UDEP.
