Hoy se realizó la Santa Misa en honor al segundo Gran Canciller de la Universidad de Piura en ambos campus. En Lima, además, se celebró en la Parroquia Santa María Reina.
Por Dirección de Comunicación. 12 mayo, 2016.Desde el 2015, la Iglesia católica celebra la festividad del beato Álvaro del Portillo el 12 de mayo. Ese día, en 1921, recibió la Primera Comunión en la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción (Madrid). Don Álvaro fue el primer sucesor de San Josemaría Escrivá de Balaguer al frente del Opus Dei, y por muchos años, Gran Canciller de la UDEP.
A las 12:55 p.m., el P. Carlos Guillén celebró la Santa Misa en la Capilla de Campus Lima. En su homilía, expresó que hoy es un día para agradecer a Dios la vida santa del beato Álvaro del Portillo. “Nosotros, de manera particular, sabemos que la Universidad de Piura se ha beneficiado de su cercanía paterna por casi 20 años. Somos lo que somos gracias a su generosa dedicación, ayuda, consejos, correcciones y oraciones. Hoy queremos cumplir un deber de justicia diciendo: ¡gracias, beato Álvaro! Además, seguir guiándonos por sus consejos y confiándonos a sus oraciones”.
En la Ermita, en Piura, el P. Ricardo González, capellán mayor de la UDEP, destacó la importancia de la familia y reflexionó sobre lo que cada uno hace para cuidarla, respondiendo al llamado de ser un siervo fiel y prudente, como fue el beato Álvaro, sobre todo en los hogares que sufren alguna dificultad.
Se refirió a las virtudes necesarias, especialmente para las relaciones familiares, que tan bien supo vivir Don Álvaro: la paciencia, la actitud de servicio, la amabilidad, el perdón, alegrarse con los demás, disculpar todo, la confianza, la espera y otros valores.
A la misma hora (7:00 p. m.), en Lima, monseñor Juan Luis Cipriani celebró la Santa Misa en honor al beato Álvaro en la Parroquia Santa María Reina. “Hoy, al celebrar la memoria de Don Álvaro, debemos fijarnos en los rasgos de su vida santa, entre ellas su lealtad a la Iglesia. Don Álvaro era un hombre de oración y trabajador; practicaba una obediencia alegre e inmediata”.
El cardenal Juan Luis Cipriani también resaltó que el beato Álvaro era un hombre de principios. “Tenía principios de conducta moral, de hijo fiel de la Iglesia, de talante de veracidad. Realmente fue un gigante en su lealtad y amor a la Iglesia”.
Favores concedidos por el beato Álvaro
El milagro que abrió el camino a la beatificación de Don Álvaro del Portillo fue la recuperación del niño chileno José Ignacio Ureta Wilson tras un paro cardíaco de más de media hora, ocurrido el 2 de agosto de 2003. Sin embargo, este año fue especial al atribuirle la recuperación favorable del niño peruano Francisco Villa Corta Salazar, que se debatió entre la vida y la muerte en Madrid, en el 2014, después de caer accidentalmente en una piscina.
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ACTUALIZACIÓN En las ciudades de Cañete, Cusco y Arequipa hubo también celebraciones litúrgicas en honor al segundo Gran Canciller de la UDEP. “Don Álvaro fue un hijo fiel y un pastor ejemplar, supo seguir las huellas de san Josemaría. Desde el cielo intercede por cada uno de nosotros, sigue haciendo milagros y deseamos que dentro de poco sea su canonización. Su vida fue tan sencilla y tan apasionante a la vez. Puede ser un ejemplo para todos nosotros”, dijo el Padre Jorge Putnam en la misa celebrada en la Iglesia de Yanahuara (Arequipa).