En el XVII Coloquio de Filosofía “Ética y Política”, el especialista reflexionó sobre las raíces aristotélicas del Humanismo Cívico. Señaló la necesidad de volver a los autores clásicos para entender la política.
Por Tania Elías. 12 julio, 2016.El doctor Eduardo Yoll explicó que la política es cívica porque es de toda la sociedad y no solo de los políticos, y humanística porque toca al ser humano día a día. En ese sentido, recordó los aportes de Aristóteles a la reflexión sobre la política, quien se refiere al hombre virtuoso: la persona es buena porque tiene un llamado ciudadano, desde la polis, a comportarse bien con ella misma y con la sociedad.
Su exposición se basó en la obra “Ética y Política en la sociedad democrática”, del doctor Alejandro Llano, quien destaca la figura de Aristóteles y Platón, y algunas ideas como la de pedagogía y educación. “Entonces, la política es un acto pedagógico, y el civismo es algo que también tiene que ver con la formación humana”, indicó el doctor Yoll.
Mencionó que “como debe ser en el hombre, la virtud va unida a la política porque la política es algo que aprendemos a hacer, no es meramente instinto como se piensa ahora”.
En este punto se refirió a Maquiavelo quien a partir de sus interpretaciones de los clásicos entiende que la política es un instinto que tiene el ser humano y es una técnica que aprende a partir de ese instinto, la cual lo vuelve virtuoso en el asunto del hacer, no del ser. “Ciertamente Maquiavelo tiene razón porque la política es un hacer pero no desde un instinto sino desde un ser virtuoso y el hombre está llamado a ser bueno en la sociedad”, aclaró.
El doctor Eduardo Yoll señaló que en su libro, el profesor Llano replantea el problema de la política porque a finales de los 90 esta se centraba en el hacer, en el que tenía la fuerza y el poder, una influencia de Maquiavelo.
Sin embargo, recordó que Maquiavelo dice que la fuerza no está en el poder del que tiene el dinero, sino en las personas. “Por eso, el profesor Llano dice que hay que empezar desde Maquiavelo para llegar a Aristóteles porque en Maquiavelo están las semillas del aristotelismo político, es decir la idea de que el ciudadano, el hombre, el ser humano, es quien realmente tiene la política en sus manos”, precisa.
Agrega que el filósofo Llano le dice a los maquiavélicos que aunque se hable de fuerza política, se debe entender que “si queremos vivir en paz los unos con los otros, y que no exista una sumisión de un grupo a otro, o una explotación, tenemos que volver a la esencia cívica que es la esencia del hombre como político, la virtud del ciudadano que busca el bien común a través del buen gobierno, como lo señalaba Aristóteles”.