Cuando dos novios se casan inician una nueva familia y también una nueva economía que se irá robusteciendo con el paso del tiempo. El manejo del dinero se puede convertir en fuente de conflictos si no se actúa con transparencia, y si se ponderan los intereses personales sobre el bien de la familia. Empezar a […]
Por Gloria Huarcaya. 10 agosto, 2016.Cuando dos novios se casan inician una nueva familia y también una nueva economía que se irá robusteciendo con el paso del tiempo. El manejo del dinero se puede convertir en fuente de conflictos si no se actúa con transparencia, y si se ponderan los intereses personales sobre el bien de la familia.
Empezar a construir un hogar es una tarea ardua y requiere de múltiples sacrificios personales. Después del gasto de la boda es importante ordenar los números para saber cuánto es el capital inicial de la nueva familia. Siempre que sea posible, los novios no deberán endeudarse para celebrar su boda, pues este déficit les afectará en el corto plazo.
Conviene recordar que el dinero es siempre un medio y no un fin en sí mismo. El ambiente consumista en el que vivimos puede confundirnos y hacernos creer que “tener más” es un requisito para ser feliz. Justamente, en el matrimonio, podrán comprobar que la seguridad material es sólo un elemento del bienestar, más no de la plenitud personal.
Planificar y no desesperarse
Armar la casa no se reduce a adquirir o alquilar una vivienda, el costo de amoblarla es alto, y deberá hacerse por etapas, de acuerdo a las necesidades de la familia. Antes de ofrecer consejos, quisiera mencionar algunas virtudes que se relacionan con el manejo del dinero, y que ambos deben practicar con esmero, si desean que esta nueva empresa sea exitosa: transparencia, honestidad, sobriedad y orden.
Con los números sobre la mesa conviene trazar un plan inicial de los bienes que son más necesarios de adquirir: casa o departamento, terreno o auto.
Una vez puestos de acuerdo sobre este tema, corresponde acopiar información sobre la oferta inmobiliaria y de financiamiento de la banca comercial. Las personas casadas tienen más posibilidades de acceder a un crédito pues les respalda el doble ingreso de la pareja y la estabilidad que ofrece el compromiso matrimonial.
Así mismo puede planificarse los otros bienes que se desean adquirirse en el mediano plazo, de acuerdo al orden de necesidad (ejemplo: cortinas, lavadora, muebles, roperos) a sabiendas que siempre nos faltará algo. Por eso, antes de adquirir algo, conviene preguntarse: ¿realmente lo necesito? , ¿y si compro mejor algo para la casa?
No gastar más de lo que se gana
Es un consejo infalible. Los préstamos que la familia haga deberán destinarse únicamente a bienes realmente valiosos como son los inmobiliarios, el auto, la capacitación profesional o el cuidado de la salud.
No es recomendable usar las tarjetas de crédito para adquirir bienes que deberían programarse con los ingresos ordinarios como son la ropa, la comida o el pago de servicios. Así mismo los esposos deberán fijar la inversión que harán por vacaciones o diversión, para no excederse de sus posibilidades.
Diferenciar los gastos fijos de los gastos variables
En los primeros meses de convivencia es preciso sumar los gastos fijos de la nueva familia: comida, servicios de la casa (luz, agua, teléfono, Internet, cable), ayuda doméstica, pago de hipoteca, pago de auto; ropa, entretenimiento y salud (seguros) y distribuirlos proporcionalmente, de acuerdo a los ingresos de cada uno de los cónyuges.
Los gastos variables deben incluir las contingencias que puedan presentarse como la reparación de la bomba de agua, pago de los impuestos prediales y del auto, situación de enfermedad, etc. Siempre se presentan, y por eso es conveniente tener unas reservas ahorradas, para poder hacerles frente. Este ejercicio ayudará a tener orden en la administración del hogar.
Saber invertir
Los activos de una familia no sólo se miden por los bienes materiales que posee. Si bien las riquezas materiales pueden proporcionar una renta y cierta seguridad económica, hay otro tipo de activos que reportan mayores beneficios a padres e hijos: educación, salud y capacitación profesional.
Invertir en capital humano es de lejos, la mejor inversión que puede hacer una familia. Los negocios y propiedades están sujetos a factores que pueden afectar su valor inicial; la formación en cambio nunca se devalúa. Incluso los economistas calculan, que una persona que llega a tener altos estudios en su especialidad, puede incrementar hasta 7 veces su sueldo.
En términos prácticos, se puede asegurar que es más recomendable invertir en una maestría que comprar un auto nuevo.
Que vengan los niños
A quienes se casarán pronto, les animo a iniciar esta aventura con optimismo. De hecho, el matrimonio, según los científicos, es la forma de unión más provechosa, también desde el aspecto material. Todos los casados, salvo pocas excepciones, inician su matrimonio con un período de endeudamiento, que no debe ser obstáculo para comenzar la etapa de la crianza y educación de los hijos.
Es recomendable no esperar mucho para tener hijos. Mientras más joven sean los padres, tendrán mayor energía para la crianza de los niños y la producción de bienes materiales. Además de que la diferencia inter generacional puede percibirse en menor grado durante la adolescencia. Los padres que inician antes su labor de educar a los hijos, contarán con más prontitud, de los años de ahorro intensivo previos a la jubilación.
Al contrario de lo que se piensa, los hijos no significan un freno en el crecimiento económico. Algunas investigaciones en universidades americanas demuestran que éstos son para los padres la más importante motivación para trabajar con eficacia y ahorrar. Ayudan a la familia a priorizar sus necesidades y a planificar sus gastos. Quienes somos padres, sabemos por experiencia, que los hijos también nos impulsan a forjar una serie de virtudes, que impactan positivamente sobre nuestra vida familiar y desarrollo profesional. Podría citar por ejemplo la fortaleza, el orden, la alegría y el optimismo.
Los futuros esposos deben pensar en sí mismos como una unidad, un “nosotros”, que se construirá con el esfuerzo y donación de cada uno. Esto también se relaciona con el aspecto material, pues en la vejez, ambos deben tener una seguridad material que les permita vivir tranquilamente. Ésta se consigue con los ingresos y el ahorro de la edad productiva. Desde que los novios se casan, “lo tuyo” y “lo mío” dejan de ser patrimonios individuales para convertirse en una riqueza “nuestra”, que debe cuidarse y acrecentarse.
Ideas claves
- Cada familia escribe su propia historia, y no sirve de nada “anhelar” los bienes de otros.
- La mejor manera de conseguir dinero es trabajando.
- Nunca gastar (en los temas corrientes) más de lo que se gana.
- Ahorra siempre, siempre.
- Ser transparentes en los gastos. No ocultar si uno de los esposos ayuda a un familiar. Sobre este punto, ambos deben estar de acuerdo.
- Vivir sobriamente y sin deseos de aparentar.
- Cuidar los bienes que se tienen es también una forma de ahorrar.
- Los esposos deben estar de acuerdo cuando se haga una inversión que compromete el patrimonio familiar.
- Ser realistas, evita desilusiones y ayuda a trazar metas claras.
- Hablar siempre del dinero, aunque sea difícil.
- No tener miedo a las “crisis económicas”. Son pasajeras y sirven para unir más a los esposos.