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Es imposible el desarrollo integral sostenido de una sociedad si sus integrantes no son capaces de respetar los principios más básicos de convivencia.

Por Guillermo Dulanto. 05 agosto, 2016.

La ciencia económica ha progresado mucho en el estudio de las políticas públicas, sobre todo a nivel macroeconómico. En aspectos como el mantenimiento del equilibrio fiscal y el control de la inflación, existe consenso de que eso debe ser así, y el Perú lo está aplicando. Donde, al parecer, no existe un consenso es en la propuesta teórica de que lo macro funciona bien si los pequeños detalles también lo hacen.

Por ejemplo, es imposible que el tránsito en una ciudad funcione bien a nivel agregado si los conductores individuales no hacen caso a las reglas de tránsito. Podemos tener la mejor ley o norma, los mejores semáforos, las pistas mejor señalizadas, etc., pero si cada conductor hace lo que le da la gana y encima no es controlado ni sancionado, podemos estar seguros de que toda la inversión realizada para mejorar el transporte, urbano en este caso, no servirá de nada. Será dinero público gastado en vano.

Menciono este tema porque, revisando las cifras agregadas de Piura, nos encontramos, sobre todo en el aspecto económico, con buenos resultados en los indicadores; sin embargo, profundizando en el análisis observamos que estos buenos resultados se deben a la eficiencia de inversiones privadas que en muchos casos viene de fuera de la región.

A nivel pequeño (podríamos decir cotidiano), duele constatar que seguimos siendo ineficientes e informales en nuestro comportamiento social y económico. Es imposible el desarrollo integral sostenido de una sociedad si sus integrantes no son capaces de respetar los principios más básicos de convivencia.

Un amigo me contaba su frustrante experiencia diaria al salir de su casa en su auto y toparse con una congestión causada por los autos que se aglomeran parqueándose frente a la puerta de un cercano nido, con la finalidad de solo abrir la puerta para que el hijo o hija bajen rápidamente. La Ley del mínimo esfuerzo en su máxima expresión. En este pequeño detalle tan simple hay involucrados varios aspectos que impedirían que seamos una sociedad desarrollada: falta de respeto a los demás, mal ejemplo para los hijos, ineficiencia en su comportamiento (con el atasco que provocan, se demoran más que si hicieran bien las cosas), falta de control y sanción, y otras más.

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