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Oct

2016

Arq. José Manuel Almuzara

“Gaudí fue siempre un niño al que nadie pudo frenar sus ideales más puros y, a la vez, disparatados”

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Lleva 40 años estudiando y difundiendo la vida y obra de Antoni Gaudí. Ayer, estuvo en Piura y dictó la conferencia “La Sagrada Familia, obra magna de Gaudí”, ante más de 80 profesionales y estudiantes.

Por Elena Belletich Ruiz. 13 octubre, 2016.

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En 90 minutos, que quedaron cortos por lo ameno e interesante de la exposición, el arquitecto español describió algunos los aspectos más sobresalientes del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia. De la obra, destacó su funcionalidad; y del autor, “su sentido práctico, humildad, ingenuidad, falta de prejuicios, visión angélica, imaginación y espontaneidad, que coinciden con las cualidades propias de la infancia, los niños son todo eso”, señaló el conferencista, presidente de la Asociación pro beatificación Antoni Gaudí.

En conversación con él, comentó. “Gaudí fue toda su vida un niño al que nadie pudo frenar sus ideales más puros a la vez que disparatados. Por ello, a la vez que su obra sorprende a los profesionales de la arquitectura, cautiva también y de forma muy especial a la gente sencilla y a los niños y siempre contando con los colaboradores”.

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La obra magna de Gaudí: Templo Expiatorio de la Sagrada Familia.

Almuzara resumió, con palabras del papa Benedicto XVI, el legado de Gaudí para la apreciación de la belleza: “En el corazón del mundo, ante la mirada de Dios y de los hombres, en un humilde y gozoso acto de fe, levantamos una inmensa mole de materia, fruto de la naturaleza y de un inconmensurable esfuerzo de la inteligencia humana, constructora de esta obra de arte. Ella es un signo visible del Dios invisible, a cuya gloria se alzan estas torres, saetas que apuntan al absoluto de la luz y de Aquel que es la Luz, la Altura y la Belleza misma…” (Homilía del 7 de noviembre de 2010 en la Consagración del Templo expiatorio de la Sagrada Familia)

¿Por qué Gaudí?
Almuzara, autor de diversas publicaciones y participante en un sinnúmero de conferencias, mesas redondas, tertulias y entrevistas sobre la obra de Gaudí, explica que se ‘sumergió’ en la vida de este artista al darse cuenta de que esta: “despierta los corazones adormecidos, exalta la fe y da calor a la caridad, como dice el Acta de la primera piedra del Templo expiatorio de la Sagrada Familia (19 de marzo de 1882, festividad de san José)”.

Señaló que Gaudí supo vivir en unidad su profesión, la arquitectura y su fe. “Para un cristiano consecuente, las prácticas religiosas y las personales de piedad no han de estar aisladas del resto de sus quehaceres. Gaudí supo vivir con y en Cristo, en unidad de vida, todos y cada uno de los instantes de su existencia: en el trabajo, con la familia, en la calle, con los colaboradores, clientes, compañeros y amigos… De esta manera, la piedad personal se orienta a la acción, dándole impulso y contenido, hasta convertir el quehacer en un acto más de amor a Dios. Y, a su vez el trabajo y las tareas de cada día facilitan el trato con Dios y son el campo donde se ejercitan todas las virtudes”.

Al preguntarle por qué difunde en el mundo la obra de Gaudí, Almuzara dijo que su objetivo es “ayudar a las personas del mundo, de cualquier país, a ‘reconocer, contemplar, servir’, a ver ‘lo esencial’, a ‘sorprendernos’, como Gaudí hizo y como él descubrir la Luz y la Belleza, mediante un camino de fe, esperanza y caridad”.

También destacó tres aspectos ejemplares que vivió Antoni Gaudí: fue colaborador de la Creación; trabajó con gran humildad y espíritu de sacrificio y lo hizo en unidad de vida, humana y cristiana.

La Capilla de la UDEP
Al conocer que uno de los proyectos emblemáticos de la Universidad de Piura, rumbo a sus 50 años, es la construcción de una Capilla, Almuzara recomendó tener en cuenta lo que el Papa Benedicto XVI dijo en su homilía del 7 de noviembre del 2010:

“En este recinto, Gaudí quiso unir la inspiración que le llegaba de los tres grandes libros en los que se alimentaba como hombre, como creyente y como arquitecto: el libro de la Naturaleza, el libro de la Sagrada Escritura y el libro de la Liturgia. Así unió la realidad del mundo y la historia de la salvación, tal como nos es narrada en la Biblia y actualizada en la Liturgia. Introdujo piedras, árboles y vida humana dentro del templo, para que toda la creación convergiera en la alabanza divina, pero al mismo tiempo sacó los retablos afuera, para poner ante los hombres el misterio de Dios revelado en el nacimiento, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo”.

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