El doctor Carlos Hakansson, docente de la facultad de Derecho, reflexiona sobre la falta de una formación al ciudadano que le enseñe tanto sus derechos como sus deberes con el Estado y la Sociedad.

Por Carlos Hakansson. 13 febrero, 2017.

Los casos de corrupción en nuestra historia republicana sumados a la frágil institucionalidad y continuidad democrática, con más gobiernos militares que civiles, también se pueden analizar desde la perspectiva de los regímenes de facto; especialmente si intentamos rescatar lo que pudo resultar positivo para la comunidad política.

Es evidente que sumando y restando los pro y contras de un gobierno militar, el resultado siempre será desaprobatorio ante la restricción de las libertades civiles y sus consecuencias en la forja de un régimen constitucional; sin embargo, resulta paradójico que los conceptos de respeto a la autoridad, cumplimiento de normas, orden y disciplina, no hayan sido los pilares formativos de una sociedad para los distintos gobiernos castrenses sino, primariamente, aprender y cantar el himno nacional, mirar con desconfianza a nuestros países vecinos, saber marchar y mirar la parada militar el 28 de Julio, día de nuestra independencia.

Sin el deseo de causar mayor polémica, a lo largo de los años se nos ha inculcado una formación sentimental a la patria, un pasado glorioso, las mismas canciones y  un reconocimiento a la corriente libertadora del sur, especialmente por darnos los colores de nuestra bandera, letra del himno y escudo nacional. Todo lo anterior está muy bien, pero se echa en falta una formación que nos haya enseñado que tenemos derechos pero también deberes con el Estado y la Sociedad; a decir la verdad, desaprobar la mentira en todas sus formas, pagar nuestros impuestos, respetar la propiedad pública y privada, así como las graves consecuencias personales, cívicas y familiares para el infractor.

La informalidad y populismo de nuestra sociedad han sido las constantes en nuestra historia republicana, el común denominador y raíz de nuestros problemas institucionales como comunidad humana y política.

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