12

Abr

2017

"En la escuela, me preguntaron que quería ser de mayor. Respondí: ‘Feliz’. Me dijeron que yo no entendía la pregunta, les respondí que ellos no entendían la vida". (John Lenon).

Por Jaime Ancajima. 12 abril, 2017.

La Risa-4
En un artículo publicado en “Inspirulina”, la escritora Esther Vásquez de Colombia sostiene que lo importante en la educación formal es que los alumnos sean educados, obedientes y académicamente aceptables y que no hay actividades con las que se estimule la formación de criterios, el desarrollo de su espíritu o las habilidades sociales en forma positiva. Se busca formar seres ‘con altos niveles académicos’.

Hoy día, padres y educadores, educamos a los alumnos para la vida creyendo que las únicas herramientas que necesitarán son aquellas que los hagan unos excelentes ingenieros, médicos, etc., olvidando que las herramientas más importantes que necesitan la vida son las emocionales.

Esther aconseja enseñar a nuestros hijos la importancia de dar y recibir amor, de manifestar sus sentimientos adecuadamente y de aprender lidiar con aquellos que les causen conflicto. Dice que, por ejemplo, además de saber matemáticas y lenguaje correctamente, deben saber pedir perdón cuando haga falta, ser solidarios con aquel que lo necesita y desarrollar la empatía como arma para entender a los demás.

Nuestros hijos varones deben aprender, por ejemplo, a tratar a una dama desde cuando están en el nivel Inicial, respetarla y valorarla en su justa medida, para que se conviertan en grandes hombres al crecer. Por su parte, las niñas deben conocer cuáles son sus fortalezas y debilidades; deben amarse a sí mismas, valorarse y respetarse.

Nuestra gran y delicada misión es criar hijos con una autoestima completa y fuerte que les permita enfrentar con inteligencia todos los obstáculos del mundo, evitando que los derrumben. Todo el éxito académico, al final, es una mezcla del esfuerzo propio y de otros, pero nuestra fortaleza interna nos pertenecerá por siempre.

Todas las actividades que realicemos como padres en el hogar, y las de los profesores en el colegio, deben estar encaminadas a formar seres que aprendan a disfrutar de la vida a pesar de los obstáculos, de modo que desarrollen la suficiente fuerza interna como para encontrar la felicidad en cada paso; y caminos para comunicarse, transmitir y recibir el amor necesario.

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