Casi todos conocemos las fuentes de calcio: lácteos, algunos vegetales, cereales, entre otros. Pero, ¿cómo saber si estamos ingiriendo la cantidad adecuada? Descúbrelo en esta nota.

Por Dirección de Comunicación. 19 septiembre, 2018.

Muchas veces asociamos “calcio” con “huesos”. Es correcto, pero no completo. El calcio, efectivamente, forma parte de los huesos; sin embargo, también de los de los músculos (a nivel motor) y es muy importante para el adecuado funcionamiento del sistema nervioso.

En este sentido, la Facultad de Medicina de la Universidad de Piura nos ofrece algunos datos útiles para el aprovechamiento óptimo de dicho elemento químico.

La cantidad de calcio que adquirimos desde temprana edad se almacena en nuestro cuerpo hasta que cumplimos 25 años, aproximadamente. Es entonces cuando empezamos a utilizar, primero, el que consumimos de manera inmediata, y luego, el que tenemos de reserva. Pero lo almacenado se agota a lo largo del tiempo; por ello, es necesario ingerir mayor cantidad conforme se va teniendo más edad. Así, se previenen enfermedades como la osteoporosis.

Ahora bien, hay que tener en cuenta que así como no es saludable que nos falte calcio, tampoco lo es que consumamos más del que nuestro cuerpo puede gastar, ya que esto podría predisponer la aparición de cálculos renales, aumento de la presión arterial, enfermedades cardiovasculares, etc.

¿Cómo es que podemos llegar a ingerir más calcio del que necesitamos? Según las últimas encuestas, uno de los factores es el consumo de suplementos, que podríamos evitar si siguiéramos una dieta alimenticia adecuada.

En el cuadro que presentamos a continuación, aparece el límite máximo recomendado de calcio que debemos consumir diariamente de acuerdo a nuestra edad y en momentos específicos como el embarazo o la lactancia, en el caso de adolescentes y mujeres adultas, ya que en estos periodos el calcio debe ser suficiente para las necesidades de la madre y el bebé.

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