¿Qué factor en común convierte a los países de la región en nidos de corrupción? El doctor Elizalde responde a la cuestión.
Por Daniela Cerna. 18 septiembre, 2018.Especialista en Derecho Público, doctor por la Universidad de Coruña, y actual docente de Derecho Administrativo en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, el doctor Marco Antonio Elizalde visitó nuestro centro de estudios para dictar el curso “Organización del Estado”, que forma parte de la Maestría en Derecho Administrativo y Regulación del Mercado.
En su paso por la Universidad, aprovechamos para conocer su visión del actual panorama de la administración pública en el Perú, sus repuestas, invitan al análisis y la reflexión.
¿Qué beneficios y desventajas presenta el modelo de “Estado unitario” que ha sido aplicado en la mayoría de países de Latinoamérica?
El estado unitario tiene una ventaja muy lógica y es que al estar todos los poderes centralizados en un solo lugar de toma de decisiones, se vuelven muy coherentes. En principio, al haber un solo centro de decisión no van a haber diferentes criterios a la hora de aprobar una norma o a la hora de que existan sistemas jurídicos diferentes.
La desventaja se presenta en el devenir ordinario de la acción humana, especialmente en países grandes, con diversas culturas. Si una decisión es tomada en base a un determinado grupo y se empieza a aplicar a realidades distintas, van a existir problemas. Porque la norma se hace cumplir por la fuerza y no se solucionan adecuadamente los problemas de las personas.
Para resolver estas cuestiones, un estado sólido tiene que tender a una profunda descentralización que acerque la toma de decisiones hacia las personas que van a sufrir esas consecuencias.
¿Cómo puede un estado manejar adecuadamente la descentralización? ¿Cómo podría aplicarse en un estado unitario como el Perú?
Hay muchas maneras en las que los estados unitarios pueden repartirse el poder. Una manera clásica entre el centro y la periferia es el federalismo, el federalismo dual americano por ejemplo o el federalismo cooperativo alemán son ejemplos de cómo el poder puede salir de las capitales hacia los estados miembros que conforman esa federación.
Otro ejemplo es el estado de las autonomías español, que también ha entregado el poder a las famosas comunidades autónomas. Se ha reconocido que estas pueden dictar leyes del mismo rango que las del estado español dentro de sus propias competencias.
En el fondo estas caracterizaciones no dejan de ser nombres a diversas formas en las que se puede operar la descentralización. Por ejemplo, aquí en Perú hay una descentralización administrativa del poder ejecutivo a través de las administraciones públicas. El estado central le entrega una función a una determinada ente como la SUNAT. Ahí hay una descentralización funcional pero encasillada no en el poder legislativo o judicial sino en el ejecutivo.
El Perú se encuentra en el puesto 134 de los 138 países por carga de regulación gubernamental. ¿Qué medidas primordiales podrían tomarse para reducir la burocracia?
Hay que puntualizar que no necesariamente la cantidad de funcionarios públicos es un problema, el problema que usualmente está conectado, es la eficiencia de la administración.
La administración pública tiene que ser eficiente para prestar los servicios públicos y para atender los requerimientos de la administración. Los administrados tenemos el derecho de que la administración nos dé una buena administración. Índices como estos nos revelan que sí hay una carga de funcionarios públicos, añadido a que los procesos administrativos son ineficientes.
Una solución sería reevaluar los roles de los funcionarios públicos para tratar de hacer que los trámites burocráticos sean más simples e integrar herramientas tecnológicas para hacerlos menos costosos, y más rápidos y eficientes.
Unos recientes audios que involucran a magistrados del Consejo Nacional de la Magistratura y el poder judicial peruano han revelado que los niveles de corrupción en el país llegan a niveles desbordantes ¿Qué mecanismos hacen falta para combatirla?
La corrupción es el flagelo de los países de Latinoamérica y es un flagelo que se nutre del estado centralizado. Mientras el poder esté más descentralizado hay más gente que lo puede revisar. La descentralización es quizás una de las herramientas que nos va a llevar a que, al estar la toma de decisiones más cercana a los ciudadanos, estos puedan percibir que hay actos de corrupción.
Si nosotros como América Latina logramos superar el flagelo de la corrupción tendríamos un futuro mucho más próspero. Creo que un régimen de descentralización profundo evitaría casos de corrupción que se dan por el oscurantismo y la lejanía de la ciudadanía a los lugares donde se toman las decisiones.
El caso Lava jato ha puesto en la palestra algo que era más o menos un secreto a voces, pero nadie pensaba que era tan profundo el enraizamiento de la corrupción a nivel regional. Ha sido para muchos un abreojos del nivel al que llegó la corrupción en América Latina y no podemos continuar como que si no hubiera pasado nada.