Estudiantes del Programa Académico de Psicología de la Universidad de Piura comparten su experiencia en los voluntariados profesionales realizados con sus profesores en distintas zonas del país.
Por Dirección de Comunicación. 13 noviembre, 2018.El frío intenso de Ayaviri y las largas jornadas de trabajo invaden de cansancio el cuerpo de Daniela, pero, además, llena de preguntas su mente. Entre las labores que le toca hacer, en un hogar ubicado a casi cuatro mil metros de altura sobre el nivel del mar, Daniela intenta responder qué la motiva a estar activa desde tan temprano, con tanto frío y hasta tan tarde, pasada las 10 de la noche, organizando los materiales para los talleres de Psicología que debe realizar para los niños de la capital ganadera del Perú.
En otra zona del país, a tan solo 92 metros de altura sobre el nivel del mar, en un pueblo piurano conocido por albergar a familias de grandes ceramistas, las mismas preguntas irrumpen en la mente de Sebastián. Aunque el frío no encuentra lugar en Chulucanas, las afecciones de salud mental han ido ganando territorio en algunos hogares donde la adversidad y carencia de recursos de primera necesidad magullan la autoestima y la salud emocional de los pobladores.
Salir de uno mismo para entender al otro
A pesar de las diferencias entre Ayaviri y Chulucanas, Daniela Pinto y Sebastian Santana, alumnos de octavo y cuarto ciclo respectivamente, de Psicología, conocieron y vivieron durante sus actividades de voluntariado, en el 2018, una experiencia muy similar. Marie Puerta, quien también participó en el voluntariado profesional, lo explica de un modo muy claro.
“Un estudiante suele relacionar el voluntariado como una experiencia única y divertida, en la que uno se dispone a servir a los demás, a dar algo al otro. Sin embargo, en mi experiencia, cuando esta vivencia es genuina no solo se está en la capacidad de poner todas las potencialidades propias para acercarse en el servicio al otro, sino que también se da una situación de transformación y descubrimiento personal. Eso sucedió cuando realicé mi primer trabajo de voluntariado en Ayaviri (Puno)”, cuenta Marie.
“Lo que nos impactó a todos fueron las historias de cada una de las personas, una más fuertes que otras y que si no te la cuentan, ni si quiera te las imaginas”, comenta Sebastián, al recordar las sesiones de psicología que brindó junto a otros compañeros y profesores del programa a niños entre 5 y 13 años.
Esas historias, a las que Sebastián hace referencia, son, en palabras de Daniela, un gran desafío para el profesional de la Psicología. “Aquel que desea salir de sí mismo para tratar de entender y comprender al otro, para el profesional que desea contribuir al crecimiento de las personas, o, en otras palabras, para los que desean practicar una psicología con alma”.
Además de atender a niños, los voluntarios trabajaron programas de autoconcepto, autoestima y reconocimiento de emociones con niñas entre los 10 y 16 años. “Ellas necesitan mucho de estos talleres en psicología ya que son conscientes de las dificultades a las que se enfrentan. A los 18 años ellas dejan el albergue y tienen que tener una buena idea de sí mismas para que luchen y salgan adelante”, nos comenta el alumno de cuarto ciclo.
Practicar una psicología con alma es, en palabra de los alumnos, salir al encuentro y entendimiento de las distintas realidades y adversidades que experimentan las personas en su día a día. En ese sentido, el voluntariado es una experiencia que contribuye a la formación integral del estudiante pues no solo le llena de un sentimiento de plenitud por ayudar a los demás, sino, sobre todo, le permite descubrirse para descubrir al otro.
Voluntariados de Psicología
Los voluntariados del Programa de Psicología son iniciativas de profesores y estudiantes con la finalidad de generar espacios de formación integral que propicien en el alumno las competencias de integridad, desarrollo de personas y sensibilidad social.
Para el vicedecano del Programa Académico de Psicología, Raul Franco, los voluntariados universitarios permiten que el alumno interiorice que su vida tiene sentido cuando la ofrece en beneficio de los demás, desarrollando habilidades del trato humano, escucha activa, y solidaridad, elementales en todo profesional de Psicología.