Salir a votar como se sugiere que será el resultado, producirá unas consecuencias que, ante la tardía y poca información, nos terminará pasando factura en el mediano y largo plazo.

Por Carlos Hakansson. 03 diciembre, 2018.

Fuente: Andina

De acuerdo con las encuestadoras de opinión pública, sólo el retorno a la bicameralidad será rechazado por más de la mitad de los electores; en cambio, el financiamiento público a los partidos, la selección nombramiento y ratificación de jueces a través de la denominada junta nacional de justicia y la no reelección de congresistas, serían las preguntas aprobadas para el próximo 9 de diciembre.

La información sobre el contenido del referéndum ha competido con el ruido político, así como las diversas noticias policiales, deportivas y de espectáculos. Por eso, salir a votar como se sugiere y piensa que será el resultado, producirán unas consecuencias que, ante la tardía y poca información, sumada a la intención de acudir a las urnas con rapidez y frivolidad para evitar la multa, nos terminará pasando factura en el mediano y largo plazo.

El primero de los efectos será el nuevo Congreso que se instale el año 2021, lleno de rostros nuevos, algunos conocidos que no fueron congresistas en el último lustro, pero ellos serán la minoría; los mejores parlamentarios que tenemos, con más años de experiencia en el ejercicio de la labor congresal, quedarán fuera del hemiciclo para la discusión política.

Los frutos de la junta nacional de justicia se conocerán en el largo plazo, pero pensamos que gran parte del problema se encuentra en la necesidad de fortalecer la independencia e inamovilidad de los jueces; plantear una evaluación cada tres años y medio, sumada a la ratificación cada siete, generará mayor presión en una judicatura con sobrecarga de trabajo.

Finalmente, el sostenimiento económico a los partidos políticos con nuestros impuestos no garantizará su arraigo nacional, pues de ello dependen más las ideas y formación política que los recursos financieros.

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