La capacidad del hombre de ser mejor persona a través de las virtudes se ha relegado al ámbito privado; pero, necesitamos políticas públicas que fortalezcan la relación entre la familia y la educación.
Por Guillermo Dulanto. 11 marzo, 2019.Algunas preguntas que nos llevan a un plano diferente en la ciencia económica son: ¿todas las necesidades deben ser satisfechas?, ¿somos solo instinto? La ciencia económica presupone que un individuo que actúa con libertad y con responsabilidad; es decir, tiene límites que se autoimpone, y cuando esto no ocurre el Estado se los impone. Actualmente, este tipo de individuo es muy escaso. El concepto de libertad que impuso el liberalismo “liberó” al hombre de todas sus “ataduras” y lo hizo creerse ilimitado, cayó en el egoísmo más descarnado y encargó al Estado que solucionara sus problemas.
El estado de derecho y el estado de bienestar asumieron esta tarea y así hemos ido por los siglos XIX y XX; y ahora, el XXI. Pero las sucesivas crisis económicas revelan que la raíz del problema radica en cómo convertir a este individuo “libre” y egoísta en una persona, responsable y solidaria. La persona es única y singular, con capacidad de relacionarse y de adaptar su libertad a las necesidades de los demás; a diferencia del individuo egocentrista que no tiene relación con la sociedad y solo piensa en su beneficio.
La utopía liberal nos dice que la libertad nos lleva a la igualdad, y la utopía socialista, que la igualdad nos lleva a la libertad. Sin embargo, siempre la primera deviene en oligarquía y la segunda en tiranía. El centrismo democrático (algo de libertad y algo de igualdad) ha fracaso en los últimos años, porque en su esencia mantiene el concepto liberal de libertad.
La capacidad del hombre de ser mejor persona a través de las virtudes se ha relegado al ámbito estrictamente privado; pero, necesitamos –urgentemente– políticas públicas que fortalezcan la relación entre la familia y la educación (privada y pública).
La familia es la unidad básica de la sociedad y también de la economía. En ella se aprende el verdadero sentido de lo que es la propiedad, el aprendizaje y la confianza. Es el lugar donde entendemos qué necesitamos y qué necesitan los demás. Se entiende que la propiedad privada no es solamente individual, sino que está sujeta al entorno. Se adquiere el verdadero sentido de libertad y la confianza en los demás, un tema crucial para el buen funcionamiento económico.